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En los Lugares Celestiales

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    Portaluces camino al cielo, 5 de noviembre

    Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo. Filipenses 2:15.ELC 318.1

    En todas las épocas el “Espíritu de Cristo que estaba en ellos” ha hecho de los verdaderos hijos de Dios la luz del pueblo de su generación. José fue un portaluz en Egipto. Con su pureza, benevolencia y amor filial, representó a Cristo en medio de una nación de idólatras. Mientras los israelitas iban en camino desde Egipto a la tierra prometida, los leales de entre ellos eran una luz para las naciones vecinas ... De Daniel y sus compañeros en Babilonia y de Mardoqueo en Persia refulgieron brillantes rayos de luz en medio de las tinieblas de las cortes reales.ELC 318.2

    De un modo semejante, los discípulos de Cristo son puestos como portaluces en el camino al cielo; por su intermedio, la misericordia y bondad del Padre se manifiestan a un mundo envuelto en las tinieblas de la falsa interpretación de Dios. Al mirar sus buenas obras, otros son guiados a glorificar al Padre que está en lo alto; porque se pone de manifiesto que hay un Dios en el trono del universo cuyo carácter es digno de alabanza e imitación. El amor divino brillando suavemente en el corazón, una armonía semejante a la de Cristo manifestada en la vida, son como una vislumbre del cielo concedida a los hombres del mundo, para que puedan apreciar su excelencia. El mundo aguarda para ver qué fruto producen los profesos cristianos. Tiene derecho a esperar abnegación y sacrificio de los que pretenden creer la verdad...ELC 318.3

    En todas las cosas hemos de manifestar pureza de carácter, para mostrar que la verdad, recibida y obedecida, hace a los receptores hijos e hijas de Dios, hijos del Rey celestial y que como tales son honrados en su comportamiento, fieles, leales y correctos tanto en las pequeñas como en las grandes cosas de la vida.—The Review and Herald, 27 de julio de 1905.ELC 318.4

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