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La Fe por la Cual Vivo

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    Los humildes son bienaventurados, 12 de mayo

    Y llamando Jesús a un niño, le puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 18:2, 3.FV 140.1

    “El pecador impotente debe allegarse a Cristo como su única esperanza. Si se interrumpe esta unión por un momento pone en peligro su propia alma y la de los demás. Sólo estamos seguros en el ejercicio de una fe viva. Pero si cometemos cualquier pecado conocido o descuidamos deberes conocidos ya sea en el hogar o afuera, la fe se destruye y el alma se separa de Dios.FV 140.2

    “Nada es tan ofensivo a la vista de Dios como el espíritu de suficiencia propia. La vida de Pedro ofrece un triste ejemplo que debiera ser una amonestación para todos los profesos seguidores de Cristo. El Salvador le había advertido fielmente acerca del peligro inminente pero, lleno de presunción y confianza propia, se jactó de su constante fidelidad y celo y declaró que estaba dispuesto a seguir a su Maestro hasta la prisión y la muerte. La prueba llegó para Pedro cuando estalló la tormenta sobre los discípulos debido a la humillación de su jefe. Dolorosas son las palabras trazadas por la pluma inspirada: ‘Entonces dejándole todos sus discípulos, huyeron.’ Y el ardiente y celoso Pedro, el Pedro lleno de confianza propia negó repetidamente a su Señor. Después se arrepintió amargamente; pero este ejemplo debiera ser una amonestación para que todos nos guardemos de la confianza propia.”—Manuscrito 1, 1878.FV 140.3

    “Los hombres que se humillan a sí mismos como un niñito serán enseñados por Dios. El Señor no depende de los talentos del hombre; porque él es la fuente de todo don perfecto. El más humilde de los hombres si ama y teme a Dios podrá poseer los dones celestiales.”—Carta 9, 1899.FV 140.4

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