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Reflejemos a Jesús

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    Las palabras de Cristo tienen poder, 12 de enero

    He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Juan 1:29.RJ 18.1

    “Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron”Mateo 4:18-20.RJ 18.2

    La pronta obediencia de estos hombres que siguieron a Jesús sin hacerle una pregunta, sin recibir promesa de salario, parece sorprendente; pero las palabras de Cristo eran una invitación que llevaba en sí un poder impelente. Cristo quería hacer de estos humildes pescadores, por su relación con El, el medio de sacar hombres del servicio de Satanás y de ponerlos en el servicio de Dios. En esta obra, llegarían a ser testigos suyos, que darían al mundo su verdad sin mixtura de tradiciones y sofismas de los hombres. Practicando sus virtudes, andando y trabajando con El, habían de quedar calificados para ser pescadores de hombres...RJ 18.3

    Durante tres años trabajaron en conexión con el Salvador, y por medio de su enseñanza, sus obras de curación, su ejemplo, fueron preparados para llevar a cabo la obra que El empezó. Por la sencillez de su fe, por un servicio puro y humilde, los discípulos fueron enseñados a llevar responsabilidades en la causa de Dios.RJ 18.4

    Hay lecciones que podemos aprender de la experiencia de los apóstoles. La lealtad de estos hombres a sus principios era tan firme como el acero. Eran hombres que no desmayaban ni se desalentaban. Estaban llenos de reverencia y celo por Dios, llenos de propósitos y aspiraciones nobles. Eran por naturaleza tan débiles e impotentes como cualquiera de los que están ahora en la obra, pero ponían toda su confianza en el Señor. Tenían riquezas, pero consistían ellas en la cultura de la mente y del alma; y ésta puede tenerla todo aquel que dé a Dios el primero, último y mejor lugar en todo. Se esforzaron durante largo tiempo por aprender las lecciones a ellos dadas en la escuela de Cristo, y sus esfuerzos no fueron vanos. Se unieron a la más potente de las potestades, y anhelaron siempre una comprensión más profunda, alta y amplia de las realidades eternas, a fin de presentar con éxito los tesoros de la verdad a un mundo menesteroso...RJ 18.5

    Por doquiera ha de resplandecer la luz de la verdad, para que se despierten y conviertan los corazones. En todos los países se ha de proclamar el Evangelio. Los siervos de Dios han de trabajar en lugares cercanos y lejanos, ensanchando las porciones cultivadas de la viña, y yendo a las regiones lejanas. Han de trabajar mientras dure el día; porque viene la noche durante la cual nadie puede trabajar.—Obreros Evangélicos, 24-26.RJ 18.6

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