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Reflejemos a Jesús

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    Peleamos las batallas de la vida con el poder de Cristo, 4 de diciembre

    Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Efesios 6:13.RJ 344.1

    Todo aquel que pronuncia el nombre de Cristo lea reiteradamente este versículo para luego preguntarse: ¿Estoy vestido con toda la armadura de Dios para ser un exitoso colaborador de Cristo? Cuanto más nos conozcamos, cuanto más investiguemos nuestros motivos y deseos, tanto más conscientes seremos de nuestra total incapacidad de pelear la batalla del Señor con nuestras propias fuerzas...RJ 344.2

    Afirmen sus corazones en la certeza de que Dios conoce todas las pruebas y dificultades que encontrarán en la lucha contra el mal; pues Dios es deshonrado cuando alguien minimiza su poder hablando de incredulidad.RJ 344.3

    Este mundo es el gran campo de labor de Dios; El ha comprado con la sangre de su unigénito Hijo a todos los que moran en él, y tiene la intención de que su mensaje de misericordia se difunda en todas partes. Los que han recibido esta misión serán probados, pero siempre deberán recordar que Dios está cerca para fortalecerlos y sostenerlos. El no nos pide que dependamos de ninguna caña cascada. No debemos esperar ayuda humana. Lejos esté de nosotros poner al hombre donde debe estar Dios... El Señor Jehová es “la fortaleza de los siglos”.RJ 344.4

    En el encuentro de Cristo con los discípulos de Juan el Bautista encontramos una lección de fe. Cuando Juan el Bautista se encontraba prisionero en una mazmorra solitaria cayó en el desaliento, por lo que envió a sus discípulos a Jesús, preguntándole: “¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?”Mateo 11:3. Cristo conocía la misión que traían los mensajeros, y mediante una grandiosa demostración de su poder les dio evidencias inconfundibles de su divinidad. Volviéndose hacia la multitud habló, y los sordos oyeron su voz. Habló nuevamente, y los ojos de los ciegos fueron abiertos para ver las bellezas de la naturaleza... Extendió su mano y a su toque la fiebre abandonó a los enfermos. Por su mandato los endemoniados fueron sanados, y cayendo a sus pies le adoraron. Volviéndose luego hacia los discípulos de Juan dijo: “Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis”. vers. 4.RJ 344.5

    El mismo Jesús que realizó aquellas obras poderosas es hoy nuestro Salvador y está dispuesto a manifestar su poder en nuestro favor como lo hizo en favor de Juan el Bautista. Cuando estemos rodeados por circunstancias adversas, asediados por dificultades que parecen imposibles de vencer, no debemos murmurar, sino recordar la amante benevolencia del Señor en lo pasado. Mirando a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, podremos mantenernos como viendo al Invisible, y esto impedirá que nuestras mentes sean nubladas por la sombra de la incredulidad.—The Signs of the Times, 17 de septiembre de 1896.RJ 344.6

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