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El Ministerio de la Bondad

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    Capítulo 36—Recursos específicos para la obra de asistencia social

    Los cristianos han de actuar como tesoreros de Dios—Los pobres son la heredad de Dios. Cristo ha dado su vida por ellos. El demanda a aquellos a quienes ha colocado para que actúen como sus mayordomos que den liberalmente de los medios que les han sido confiados para aliviar a los pobres y para sostener la obra de Dios en la tierra. El Señor es rico en recursos. Ha colocado a los hombres para que actúen como sus tesoreros en este mundo. Lo que él les ha dado han de usarlo en el servicio de Dios.—Manuscrito 146, 1903.MB 286.1

    Una ofrenda de agradecimiento para los pobres—En toda iglesia debe establecerse un fondo para los pobres. Luego cada miembro presentará una ofrenda de agradecimiento a Dios cada semana o cada mes, según resulte más conveniente. Esta ofrenda expresará nuestra gratitud por los dones de la salud, el alimento y las ropas cómodas. Y en la medida en que Dios nos bendijo con estas comodidades, apartaremos recursos para los pobres, los dolientes y los angustiados. Quisiera llamar especialmente la atención de los hermanos a este punto. Recordemos a los pobres. Privémonos de algunos de nuestros lujos; sí, aun de comodidades, y ayudemos a aquellos que pueden obtener solamente la más escasa alimentación e indumentaria. Al obrar en su favor, obramos para Jesús en la persona de sus santos. El se identifica con la humanidad doliente. No aguardemos hasta que hayan sido satisfechas todas nuestras necesidades imaginarias. No confiemos en nuestros sentimientos para dar cuando nos sintamos dispuestos a ello, y retener cuando no nos inclinemos a dar. Demos regularmente, sea diez, veinte o cincuenta centavos por semana*Se trata de centavos de dólar que representaban mucho más entonces que ahora, aun en Estados Unidos.—Los editores., según lo que quisiéramos ver anotado en el registro celestial en el día de Dios.—Joyas de los Testimonios 2:42.MB 286.2

    Una alcancía de abnegación en el hogar—Tenga cada uno una alcancía de abnegación en su hogar, y cuando piense que deba gastar peniques y chelines en complacencia propia, recuerde a los necesitados y hambrientos de Africa y la India y a los que están cerca de su puerta. Hay pobres entre nosotros. Practicad la economía y en todo presentad vuestros casos a Dios. Pedidle que os dé el espíritu de Cristo, para que seáis en el sentido pleno de la palabra discípulos de Cristo y recibáis su bendición. Al apartaros del culto del yo y al tratar de aliviar el sufrimiento de la humanidad, orad para que Dios os dé una verdadera obra misionera que hacer por las almas. Entonces los que vengan a rendir culto en la casa de Dios verán gente vestida con atavíos modestos en armonía con la fe y la Palabra de Dios. Son estas cosas las que roban el amor y la confianza del pueblo de Dios en su Hacedor, las que echan a perder la experiencia religiosa y crean un egoísmo que Dios no puede contemplar.—Manuscrito 52, 1898.MB 287.1

    El segundo diezmo—A fin de fomentar las reuniones del pueblo para los servicios religiosos y también para suplir las necesidades de los pobres, se le pedía a Israel que diera un segundo diezmo de todas sus ganancias. Con respecto al primer diezmo el Señor había dicho: “He aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel”. Números 18:21. Y acerca del segundo diezmo mandó: “Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para hacer habitar allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino, y de tu aceite, y los primerizos de tus manadas, y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días”. Deuteronomio 14:23; véase vers. 29 y 16:11-14. Durante dos años debían llevar este diezmo o su equivalente en dinero al sitio donde estaba el santuario. Después de presentar una ofrenda de agradecimiento a Dios y una porción específica para el sacerdote, el ofrendante debía usar el remanente para un festín religioso, en el cual debían participar los levitas, los extranjeros, los huérfanos y las viudas. ... Pero cada tercer año este segundo diezmo había de emplearse en casa, para agasajar a los levitas y a los pobres, como dijo Moisés: “Y comerán en tus villas, y se saciarán”. Deuteronomio 26:12. Este diezmo había de proveer un fondo para los fines caritativos y hospitalarios.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 570.MB 287.2

    La consagración a Dios de un diezmo de todas las rentas, ya fuesen de la huerta o de la mies, el rebaño o la vacada, el trabajo manual o intelectual; la consagración de un segundo diezmo destinado al alivio del pobre y otros usos benéficos, tendía a mantener siempre presente ante el pueblo el principio de que Dios es dueño de todo, y que ellos tenían la oportunidad de ser los canales por los cuales fluyeran sus bendiciones. Era una educación adaptada para acabar con todo egoísmo estrecho, y cultivar la grandeza y nobleza de carácter.—La Educación, 41.MB 288.1

    Dádivas y ofrendas para la obra de asistencia social—Deben realizarse actos de misericordia; deben ser ayudados los pobres y los dolientes, deben destinarse dádivas y ofrendas para este propósito. Especialmente en los campos nuevos, donde nunca se ha levantado el estandarte de la verdad, debe hacerse esta obra.—Special Testimonies, Series A 9:68.MB 288.2

    Los misioneros médicos pueden encontrar un campo en el cual aliviar las dificultades de los que sucumben bajo enfermedades corporales. Debieran tener medios para vestir a los desnudos y alimentar a los hambrientos. La obra cristiana hará más que la predicación de sermones.—The Review and Herald, 24 de diciembre de 1895.MB 289.1

    Será necesario que se cree un fondo de modo que los obreros tengan medios con los cuales ayudar a los que se encuentran en la pobreza y el desamparo, y esta obra práctica abrirá sus corazones para que respondan a la verdad.—Ibid. 28 de enero de 1896.MB 289.2

    Se colocan hombres para que proclamen la verdad en nuevos lugares. Ellos deben tener fondos para su sostén. Y deben tener un fondo al cual recurrir para la ayuda de los pobres y necesitados a quienes encuentren en su obra. La caridad que hagan a los pobres influirá en sus esfuerzos de proclamar la verdad. Su voluntad para ayudar a los que están en necesidad les gana la gratitud de aquellos a quienes ayudan y la aprobación del cielo.—Carta 32, 1903.MB 289.3

    Ayudados por contribuciones especiales, no de los ingresos regulares de la iglesia—En el capítulo sexto de Los Hechos, se nos muestra que cuando fueron elegidos algunos hombres para ocupar puestos en la iglesia, el asunto fué presentado delante del Señor y se elevaron oraciones muy fervientes en procura de la dirección divina. Las viudas y los huérfanos habían de ser sostenidos por contribuciones de la iglesia. Sus necesidades no harían de ser aliviadas por la iglesia sino mediante donaciones especiales. El diezmo había de ser consagrado al Señor y siempre debía ser usado para el sostén del ministerio. Se debían elegir hombres para sobrevigilar la obra del cuidado de los pobres, para vigilar la debida distribución de los medios de que se disponía, a fin de que ninguno de los creyentes sufriera por la carencia de lo necesario para la vida.—Carta 9, 1899.MB 289.4

    Nadie sufriría si se siguieran los planes de Dios—Después del reconocimiento de los requerimientos divinos, nada hay que diferencie tanto las leyes dadas por Moisés de cualesquiera otras como el espíritu generoso y hospitalario que ordenaban hacia los pobres. Aunque Dios había prometido bendecir grandemente a su pueblo, no se proponía que la pobreza fuese totalmente desconocida entre ellos. Declaró que los pobres no dejarían de existir en la tierra. Siempre habría entre su pueblo algunos que le darían oportunidad de ejercer la simpatía, la ternura y la benevolencia. En aquel entonces, como ahora, las personas estaban expuestas al infortunio, la enfermedad y la pérdida de sus propiedades; pero mientras se siguieran estrictamente las instrucciones dadas por Dios, no habría mendigos en Israel ni quien sufriera por falta de alimentos.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 570, 571.MB 290.1

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