Capítulo 9—Se necesitan publicaciones de calidad con el mensaje
Haced circular libros con la verdad presente—Dedíquese más tiempo a la publicación y circulación de los libros que contienen la verdad presente. Llámese la atención a los libros que se espacian en la fe práctica y la piedad, así como a los que tratan de la palabra profética. Se ha de educar a la gente para que lea la segura palabra profética a la luz de los oráculos vivos. Necesita saber que se están cumpliendo las señales de los tiempos.MPu 105.1
Dios solo es el que puede dar éxito tanto en la preparación como en la circulación de nuestras publicaciones. Si con fe sostenemos sus principios, él cooperará con nosotros al colocar los libros en las manos de aquellos a quienes beneficiarán. Debemos orar por el Espíritu Santo, confiar en él y creer en él. La oración humilde y ferviente hará más para promover la circulación de nuestros libros que todos los costosos adornos del mundo.—Joyas de los Testimonios 3:158, 159.MPu 105.2
Artículos que honren la religión en la familia—Dedíquense nuestros periódicos a la publicación de un material vivo y serio. Rebose cada artículo de pensamientos prácticos, elevadores y ennoblecedores, pensamientos que darán al lector ayuda, luz y fuerza. Debe honrarse como nunca antes la religión y la santidad en la familia. Si hubo un pueblo que necesitase andar ante Dios como Enoc, es el pueblo adventista del séptimo día ahora, que debe demostrar su sinceridad por sus palabras puras, limpias y llenas de simpatía, ternura y amor.MPu 105.3
Hay momentos en que son necesarias las palabras de reprensión y de reproche. A los que han salido del camino recto se les debe despertar para que vean su peligro. Debe dárseles un mensaje que los saque del letargo que encadena sus sentidos. Debe producirse una renovación moral, de lo contrario las almas perecerán en sus pecados. Déjese penetrar hasta el corazón el mensaje de verdad, como una espada aguda y de dos filos. Háganse llamamientos que despierten a los negligentes, y hagan volver a Dios a los espíritus extraviados en la insensatez.MPu 106.1
Debe atraerse poderosamente la atención de la gente. Nuestro mensaje es sabor de vida para vida o de muerte para muerte. Están en la balanza los destinos de las almas. Hay multitudes en el valle de la decisión. Debe oírse una voz que clame: “Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él”. 1 Reyes 18:21.MPu 106.2
Al mismo tiempo, en ninguna circunstancia deben publicarse cosas provenientes de un espíritu duro y denunciador. No haya en nuestros periódicos estocadas ni críticas amargas o sarcasmos mordaces. Satanás ha logrado casi expulsar del mundo la verdad de Dios, y se deleita cuando sus profesos defensores dan la impresión de no estar bajo la influencia de la verdad que subyuga y santifica el alma.MPu 106.3
Los que escriben en nuestros periódicos deben espaciarse lo menos posible en las objeciones o los argumentos de los opositores. En toda nuestra obra debemos hacer frente a la mentira con la verdad. Expóngase la verdad por encima de todas las sugestiones personales, alusiones o insultos. Negociemos únicamente con la moneda del cielo. Hagamos uso solamente de aquello que lleva la imagen y la inscripción de Dios. Hagamos penetrar la verdad, nueva y convincente, para minar y suprimir el error.MPu 106.4
Dios quiere que seamos siempre serenos y tolerantes. Cualquiera que sea la conducta seguida por los demás, debemos representar a Cristo, obrando como obraría él en circunstancias similares. El poder de nuestro Salvador no estribaba en una enérgica andanada de palabras agudas. Fue su bondad, su espíritu abnegado y humilde lo que hizo de él un conquistador de corazones. El secreto de nuestro éxito estriba en revelar el mismo espíritu.MPu 106.5
La unidad—Los que hablan a la gente en nuestros periódicos deben conservar la unidad entre sí. Nada debe encontrarse en nuestros periódicos que sepa a disensión. Satanás trata siempre de provocar disensión, porque sabe muy bien que por este medio puede contrarrestar muy eficazmente la obra de Dios. No debemos favorecer sus designios. La oración de Cristo en favor de sus discípulos fue: “Para que todos sean una cosa; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean en nosotros una cosa; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Juan 17:21. Todos los que trabajan verdaderamente para Dios obrarán en armonía con esta oración...MPu 107.1
Casos e incidentes de la vida—Los directores de nuestros periódicos necesitan la cooperación de nuestros obreros del campo y de nuestros hermanos lejanos y cercanos. En nuestros periódicos deben hallarse comunicaciones de los obreros de todas partes del mundo; artículos que relaten casos de incidentes de la vida. No necesitamos novelas, pero en la vida diaria hay incidentes verídicos que si se relatan en artículos cortos y con palabras sencillas, resultarán más fascinantes que las novelas, al mismo tiempo que proporcionarán inestimable ayuda para la experiencia cristiana y la obra misionera práctica. Necesitamos oír la verdad, la verdad sólida, de parte de hombres, mujeres y jóvenes consagrados.MPu 107.2
Vosotros que amáis a Dios y guardáis en vuestra memoria preciosos detalles de experiencia y las realidades vivas de la vida eterna, encended la llama del amor y de la luz en los corazones del pueblo de Dios. Ayudadles a resolver los problemas de la vida.MPu 107.3
Los artículos que se dirigen a miles de lectores deben revelar que hay en sus autores pureza, elevación y santificación del cuerpo, el alma y el espíritu. La pluma debe usarse bajo el control del Espíritu Santo, como medio de sembrar semilla para la vida eterna. Dedíquese el espacio de nuestros periódicos a asuntos de valor real. Acumulad en ellos asuntos rebosantes de intereses eternos. Dios nos invita a subir al monte para conversar con él, y cuando por la fe contemplemos al Invisible nuestras palabras serán de veras un sabor de vida para vida.MPu 107.4
Publicaciones que tratan de Daniel y Apocalipsis—Tengan todos más que enseñar, escribir y publicar acerca de las cosas que se han de cumplir ahora y que conciernen al bienestar eterno de las almas. Den alimento a su tiempo a ancianos y jóvenes, a santos y pecadores. Preséntese sin dilación todo lo que pueda decirse para despertar a la iglesia de su somnolencia. No se pierda tiempo en las cosas que no son esenciales y que no tienen relación con las necesidades actuales de la gente. Léanse los primeros tres versículos del Apocalipsis y véase qué obra se recomienda a los que aseveran creer en la Palabra de Dios. Joyas de los Testimonios 3:155-158; se cita Apocalipsis 1:1-3.MPu 108.1
Los libros de Daniel y Apocalipsis debieran ser publicados en un solo volumen. Podrían añadirse unas pocas explicaciones de ciertas partes, pero no estoy segura de que serían necesarias.MPu 108.2
Esta es la sugerencia que le hice al pastor Haskell y dio como resultado el libro que él publicó. Pero este libro no alcanza a cubrir la necesidad. Mi idea era que los dos libros se encuadernaran juntos, el Apocalipsis después de Daniel, como un libro que da más luz sobre los temas tratados en Daniel. El objeto es colocar estos libros juntos, mostrando que ambos se refieren a los mismos temas.MPu 108.3
Ha de proclamarse un mensaje que despierte a las iglesias. Ha de hacerse todo esfuerzo para dar la luz, no sólo a nuestro pueblo, sino al mundo. Se me ha instruido en el sentido de que las profecías de Daniel y el Apocalipsis deben imprimirse en libros pequeños, con las explicaciones necesarias, y deben enviarse al mundo entero. Nuestros mismos hermanos necesitan que se les presente la luz con más claridad.—Testimonios para los Ministros, 117.MPu 108.4
Libros de texto para niños y adolescentes—¿Por qué las lecciones que los niños aprenden no podrían ser puras, elevadoras y ennoblecedoras? ¿Acaso no es posible que se escriban libros exentos de toda clase de errores? ¿No hay entre los adventistas del séptimo día talento suficiente para escribir libros que contengan las sencillas lecciones del Antiguo y el Nuevo Testamentos?—Manuscrito 5, 1890.MPu 109.1
Ningún libro de naturaleza dudosa para los jóvenes—¿Por qué nuestro pueblo depende, para instruir a sus hijos, de libros que contienen graves errores? Cuando los niños preguntan por el significado de esas historias, que son tan contrarias a lo que se les ha enseñado, los padres contestan que no son verdaderas, y sin embargo siguen proporcionándoles esos libros... Al parecer nadie comprende que las ideas presentadas en esos libros descarrían a los niños, y que las historias imaginarias, novelas y fábulas que se ponen a su alcance y que alimentan sus mentes generan gusto y despiertan apetito por las cosas irreales de la vida.MPu 109.2
Ya que tenemos abundancia de lo que es real y lo que es divino, ¿por qué no nutrimos las mentes de los hijos con esta clase de alimento? Los libros que contienen una perversión de la verdad y que descarrían las mentes en desarrollo, nunca debieran ponerse al alcance de los niños y adolescentes; y los que tienen mentes maduras serían mucho más puros, fuertes y más nobles si no tuvieran nada que ver con ellos.—Manuscrito 5, 1890.MPu 109.3
Cuidado con publicar teorías falsas—Puedo ver claramente que si todos los que creen que están calificados para escribir libros siguieran los dictados de su imaginación y los hicieran publicar, e insistieran en que nuestras casas editoras los recomendaran, habría abundancia de malezas sembradas en nuestro mundo...MPu 109.4
Mientras haya imprentas y casas editoras, se ofrecerán asuntos incorrectos para que se publiquen, y se imprimirán libros para hacerlos circular entre la gente.MPu 110.1
Si no se ejerciera vigilancia contra las historias indebidas, nuestras propias casas editoras se convertirían en agentes para la diseminación de teorías falsas. Algunos escritores hacen un mundo de uno o dos asuntos teóricos, que otros no consideran importantes, y como resultado, el escritor piensa que se menosprecian sus ideas.MPu 110.2
Hace dos o tres días recibí una carta de alguien que profesa ser observador del sábado en California, y que se siente muy herido porque la Pacific Press no respeta sus manuscritos y no acepta la luz que él desea presentar al mundo.MPu 110.3
Habrá abundancia de dioses y de señores que lucharán porque se los reconozca; pero si las personas con esa preocupación de inundar el mundo con algo original anduvieran humildemente delante de Dios, con mansedumbre y contrición de espíritu, el Señor las reconocería y les daría la gracia de su Santo Espíritu para que hagan, de acuerdo con su capacidad, precisamente la obra que Dios quisiera que ellos llevaran a cabo.—Carta 49, 1894.MPu 110.4
Necesidad de diversidad en los escritos—El Señor dio su Palabra en la forma como él quería que se presentara. La dio por medio de diferentes escritores, cada uno con su propia individualidad, aun cuando relatara la misma historia que otro. Sus mensajes se encuentran reunidos en un Libro, y son como los testimonios presentados en una reunión social. No describen las cosas con el mismo estilo. Cada uno tiene una experiencia individual, y esta diversidad amplía el conocimiento que se extrae para satisfacer las necesidades de diversas mentes. Los pensamientos expresados no son uniformes, como si se hubieran fundido en un molde de hierro. Esta clase de uniformidad habría producido una pérdida de gracia y elegante belleza.MPu 110.5
No debemos suponer que tenemos que hablar de las mismas cosas, haciendo las mismas representaciones con idénticas palabras; y sin embargo debe haber unidad en la diversidad. Los diferentes testimonios se unen para constituir un todo, como los libros de la Biblia se han reunido y publicado bajo una misma portada... No es necesario que alguien se esfuerce por lograr que lo que procede de su mente sea por entero diferente de lo que sale de la mente de otra persona. Pero debe ir en la dirección que el Espíritu del Señor señale; entonces habrá diferentes ilustraciones y distintas formas de presentación que interesarán e instruirán a diversas mentes.—Carta 53, 1900.MPu 111.1
Unidad en la diversidad—El Creador de todas las ideas puede impresionar diversas mentes con el mismo pensamiento, pero cada uno puede expresarlo en forma diferente, aunque sin contradicción. El hecho de que exista esta diferencia no debe hacernos vacilar ni confundirnos. No es común que dos personas capten la verdad y la expresen de idéntico modo. Cada una se espacia en aspectos particulares, según los estime de acuerdo con su constitución y educación. La luz del sol que ilumina distintos objetos les da matices diferentes.—Carta 53, 1900.MPu 111.2
Nuestra obra consiste en proclamar el mensaje del tercer ángel. Se necesitan hombres que comprendan la verdad que se debe proclamar, que saben cuál es el material que debe salir de nuestras casas editoras. Debemos adherirmos firmemente a la verdad para este tiempo, y buscar en toda forma posible trabar las ruedas del carro de Satanás.MPu 111.3
Satanás y sus agentes han estado y están trabajando con diligencia. ¿Dará Dios su bendición a las casas editoras si éstas aceptan los engaños del enemigo? ¿Se convertirán las instituciones que se han mantenido ante la gente como santas para el Señor, en escuelas en las que los obreros comen el fruto del árbol prohibido del conocimiento? ¿Animaremos a Satanás en su empeño por penetrar disimuladamente en la ciudadela de la verdad para sembrar su ciencia infernal, tal como lo hizo en el Edén? ¿Son los hombres que se encuentran en el corazón de la obra, hombres que no pueden distinguir entre la verdad y el error? ¿Son ellos hombres que no pueden discernir las terribles consecuencias de permitir que el mal ejerza su influencia?MPu 111.4
Si ganáramos millones de dólares con una obra de esta clase, ¿de qué valor sería esta ganancia cuando se la compara con la terrible pérdida en que se incurriría al dar publicidad a las mentiras satánicas, al hacer posible que el mundo diga que los libros con el error fueron publicados en la casa editora adventista, y al esparcir ampliamente la mentira en el mundo?MPu 112.1
Despertad y comprended que vuestras prensas han publicado las mentiras del diablo. Que los hombres que conocen la verdad actúen como personas sabias, y que coloquen todo el peso de su influencia en el lado de la verdad y la justicia.—Carta 140, 1901.MPu 112.2
El Señor, mediante la inspiración de su Espíritu, dio la verdad a sus apóstoles para que la expresaran de acuerdo con el desarrollo de sus mentes iluminadas por el Espíritu Santo. Pero no se presione la mente como si se procurara forzarla dentro de un molde. Puede ser que los hombres no tengan exactamente la misma forma nuestra de expresar las verdades, y sin embargo pueden ser tan valiosos como nosotros ante la vista de Dios.MPu 112.3
No debe haber ni sombra de egoísmo en nuestra obra, porque estamos obteniendo nuestra provisión espiritual de la misma fuente, y dependemos total y plenamente de la gracia de Dios y la obra de su Espíritu.MPu 112.4
Con estricta lealtad, para gloria de Dios, debemos llevar a la gente toda la luz y evidencia posible. Para conseguirlo, debemos ser aprendices constantes en la escuela de Cristo. Debemos aprender su humildad y mansedumbre. Sólo así, mediante nuestras palabras y en nuestro carácter, podemos impartir la unción del Espíritu Santo.—Carta 53, 1900.MPu 112.5
Peligro al tratar de ser originales—Algunos siempre están tratando de presentar sus hallazgos en forma original. Esto los coloca en grave peligro. Producen algo nuevo que no concuerda con la Palabra de Dios, y carecen del discernimiento necesario para ver el verdadero mal que resulta de su ambición de sobrepasar a otros en la producción de cosas nuevas y extrañas. Así es como el error llega a parecerles verdad, y lo presentan como una nueva luz maravillosa, cuando sólo se trata de una innovación que invalida el “Así dice el Señor”.MPu 113.1
Que todo caiga bajo la influencia controiadora del Espíritu Santo de Dios. Bajo la dirección del Espíritu Santo, alguien puede emplear las mismas expresiones usadas por un compañero en la obra motivado por la misma dirección. No debiera realizar un esfuerzo para hacerlo, o para dejar de hacerlo, sino que debe permitir que el Espíritu Santo obre sobre la mente. Hay una cosa que todos debieran hacer: “Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”. Efesios 4:3.—Carta 53, 1900.MPu 113.2
La obra de ningún autor humano es perfecta—La obra de ningún autor humano es perfecta. La profundidad del intelecto humano puede medirse. Las minas más ricas de la producción humana no son inagotables. Pero el vuelo más elevado, profundo y amplio de la imaginación es incapaz de encontrar a Dios. Existe lo infinito más allá de todo lo que podamos comprender mediante nuestras propias fuerzas: el Espíritu Santo debe revelarse en nosotros. Muchas personas se encuentran demasiado satisfechas con las verdades superficiales de la revelación. Pasan por alto preciosas gemas de la verdad porque no logran discernir su valor.—The Signs of the Times, 22 de diciembre de 1898.MPu 113.3
Las revistas de la iglesia deben mejorar—Ambas revistas [Review and Herald y Signs of the Times] necesitan más ayuda... para que no lleven el sello de la mente de un solo hombre ni de su temperamento peculiar. Todos tienen puntos fuertes y puntos débiles; y todos tienen prejuicios, como también preferencias y aversiones, por tanto se corre el riesgo de que se filtren en la revista. Debiera mezclarse al juicio de varias personas pues, mientras uno es débil en algunos puntos, los demás pueden suplir la deficiencia. Esto es lo que Dios se propuso que existiera en la tarea de llevar a cabo su obra en la tierra. Sus siervos, de diversos temperamentos, gustos y hábitos, debieran fusionarse para constituir un todo perfecto.MPu 113.4
Nadie debiera pensar que puede realizar el trabajo de preparar una revista de óptima calidad sin la ayuda de otra persona. Usted [pastor Jaime White] no puede hacerlo; tampoco el pastor Waggoner puede hacerlo; ni el pastor Smith puede hacerlo; porque estas revistas no pueden llevar el sello de la mente de ningún hombre en particular. Nadie es suficiente en sí mismo. No todos deben ir por el mismo surco, pero todos debieran tener el mismo objetivo y armonizar en el intento por producir los mejores resultados.MPu 114.1
Ningún hombre debe tomar la obra en sus manos y procurar tenazmente mantener su propia manera de hacer la obra de modo que nadie más pueda trabajar con él, y que él no pueda trabajar con nadie, a menos que la persona adopte el mismo método de trabajo que él ha establecido por decisión y práctica personal. No todos podemos trabajar del mismo modo. El pastor B es peculiar en este sentido. Está acortando sus días porque lleva él solo toda la carga. Piensa que nadie más puede tener éxito, a menos que sus planes e ideas de cómo debe llevarse a cabo la obra correspondan exactamente a su propia manera de proceder. No está bien equilibrado en este sentido, y la obra que debiera estar más extendida y casi ser de sostén propio, está retrasada y circunscrita; pero será difícil corregir esta situación sin ejercer una influencia casi fatal sobre el pastor B. El cree que sus ideas y métodos son los únicos correctos. ¿Será así? No, no.—Carta 49, 1876.MPu 114.2
Un hombre suple las deficiencias de otro—Jesús eligió como discípulos a hombres de caracteres diferentes, para que la obra se llevara a cabo con perfección. Existe una tendencia en los hombres a pensar que ellos son los únicos que pueden llevar a cabo el trabajo correctamente y convertirlo en un éxito, cuando en realidad son tristemente deficientes en cualidades esenciales que deben ser suplidas para que la obra tenga éxito. Esto es lo que sucede con nuestro amado pastor C. Todos debemos hacer lugar para que otros vengan a nuestro lado y trabajen en armonía con nosotros, a fin de que uno supla las deficiencias de otro y todos se unan en armonía perfecta. El periódico Review and Herald puede mejorar, y debiera ser una mejor revista de lo que es.MPu 114.3
El Signs of the Times también puede perfeccionarse; pero si se canaliza el interés en esta revista hacia un nuevo periódico disminuirá el interés en las revistas ya establecidas, y será una empresa a prueba. No podrá mantenerse viva. Su circulación disminuirá después de un tiempo. Que todo el talento y los recursos se empleen en nuestras casas editoras en fortalecer las operaciones que ya están en marcha y hacer que las revistas que ahora se imprimen lleguen a tener éxito perfecto. Haced bien lo que ya tenéis entre manos, y Dios ayudará si los obreros son dedicados, temerosos de Dios y abnegados.—Carta 49, 1876.MPu 115.1