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El Ministerio de Publicaciones

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    Capítulo 11—Relación entre la casa editora y la iglesia

    Hay que tratar a las casas editoras con gran respeto—Los miembros de la iglesia en cuyos territorios se halla una de nuestras casas editoras tienen el honor de poseer en su medio una de las instituciones del Señor. Deben apreciar este honor y comprender que implica una responsabilidad de las más sagradas. Su influencia y su ejemplo contribuirán mucho para ayudar o estorbar a la institución en el cumplimiento de su misión.MPu 127.1

    La casa publicadora del norte de Fitzroy, o es un centro señalado por Dios, o no lo es. Si es instrumento de Dios, todos deberían considerarla así, y trabajar siempre con la vista puesta en la gloria de Dios.—Carta 27, 1896.MPu 127.2

    Deber de la iglesia hacia la casa publicadora—Los miembros de una iglesia dentro de cuyas fronteras está situada una de nuestras casas publicadoras, son honrados por tener entre ellos uno de los instrumentos especiales del Señor. Ellos deberían apreciar este honor y comprender que implica una sagrada responsabilidad. Su influencia y ejemplo hará mucho para ayudar o estorbar a la institución en el cumplimiento de su misión.MPu 127.3

    A medida que nos acercamos a la crisis final resulta de vital importancia que la armonía y la unidad reinen entre las instituciones del Señor. El mundo no conoce más que tempestades, guerras y discordias. Sin embargo, las gentes se unirán bajo una misma dirección: la de la potencia papal, para oponerse a Dios en la persona de sus testigos. Esta unión es cimentada por el gran apóstata. Pero mientras trate de unir a sus agentes en la guerra contra la verdad, se esforzará por dividir y dispersar a los que la defienden. Los celos, la malevolencia, la calumnia, surgen a instigación suya para producir discordia y disensiones. Los miembros de la iglesia de Cristo tienen el poder de frustrar los planes del adversario de las almas. En un tiempo como éste, no debieran estar en discordia unos con otros ni con ninguno de los obreros del Señor. En medio de la discordia general, haya un lugar donde reinen la armonía y la unidad, porque la Biblia es en él reconocida como guía de la vida. Comprenda el pueblo de Dios que le incumbe la responsabilidad de sostener las instituciones del Señor.MPu 127.4

    Hermanos y hermanas, agradaréis al Señor si os empeñáis de todo corazón en ayudar a la imprenta con vuestras oraciones y vuestro dinero. Orad cada mañana y cada noche para que ella reciba las más ricas bendiciones de Dios. No estimuléis las críticas ni las murmuraciones, ni dejéis escapar de vuestros labios una sola queja; recordad que los ángeles las oyen. Cada uno debe ser inducido a comprender que estas instituciones nacieron por voluntad de Dios. Los que las denigren por servir a sus propios intereses deberán dar cuenta de ello a Dios. El Señor quiere que todo lo relacionado con su obra sea considerado como sagrado...MPu 128.1

    Cada institución tendrá que luchar con dificultades. Estas son permitidas para que sea probado el corazón de los hijos de Dios. Al alcanzar la adversidad a una de las instituciones del Señor es cuando se manifiesta la fe verdadera que tenemos en Dios y en su obra. En un tiempo como ése, no considere nadie las cosas bajo su luz más desfavorable; ni exprese nadie pensamientos de duda o incredulidad. No critiquéis a aquellos que llevan la carga de la responsabilidad. No permitáis que vuestras conversaciones en la familia sean envenenadas por la crítica de los obreros del Señor. Los padres que se permiten este espíritu de crítica, no ponen delante de sus hijos lo que los pueda hacer sabios para salud. Sus palabras tienden a perturbar la fe y la confianza, no sólo de los hijos, sino también de las personas de mayor edad.MPu 128.2

    Todos carecen ya demasiado de respeto y reverencia para las cosas sagradas. Satanás se apresurará a cooperar celosamente con quien critique para provocar la incredulidad, la envidia, los celos y la falta de respeto. Satanás obra siempre para impregnar a los hombres de su espíritu, para apagar el amor que debiera cultivarse cuidadosamente entre hermanos, para destruir la confianza, para excitar los celos, las sospechas y las disputas. ¡Ojalá no nos hallemos entre sus colaboradores! Un solo corazón abierto a su influencia puede esparcir muchas semillas de enemistad. Hasta puede realizarse una obra cuyas consecuencias, la ruina de las almas, no se conocerán nunca completamente antes del gran día final.MPu 128.3

    Cristo declara: “Y cualquiera que escandalizare a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le anegase en lo profundo de la mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! porque necesario es que vengan escándalos; mas ¡ay de aquel hombre por el cual viene el escándalo!” Mateo 18:6, 7. Una gran responsabilidad recae sobre los miembros de la iglesia. Deben velar por temor a que, descuidando las almas de los jóvenes en la fe y esparciendo semillas de duda e incredulidad bajo la instigación de Satanás, sean hallados responsables de la ruina de un alma...MPu 129.1

    En vez de cooperar con Satanás, aprenda cada uno lo que significa trabajar con Dios. En esta época deprimente su obra exige un valor y una fe inquebrantables que nos permitan sostenernos unos a otros. Todos necesitan, como obreros con Dios, estrechar las filas...MPu 129.2

    Cuando tengáis ocasión de hacerlo, hablad a los obreros; decidles palabras que les inspiren fe y valor. Somos demasiado indiferentes unos con otros. Nos olvidamos demasiado a menudo que nuestros colaboradores necesitan fuerza y valor. En tiempos de pruebas o dificultades particulares procurad demostrarles vuestro interés y vuestra simpatía. Cuando tratáis de ayudarles por vuestras oraciones, hacédselo saber. Haced repercutir en toda la línea el mensaje que Dios dirige a sus obreros: “Esfuérzate y sé valiente”. Josué 1:6.MPu 129.3

    Los jóvenes deben respetar a los gerentes de las instituciones—Los directores de nuestras instituciones tienen una tarea muy difícil: la de mantener el orden y una sabia disciplina entre la juventud confiada a su cuidado. Los miembros de la iglesia pueden hacer mucho para animarlos. Cuando los jóvenes no están dispuestos a someterse a la disciplina de la institución; cuando están decididos a seguir sus propios impulsos cada vez que son del mismo parecer que sus superiores, no los sostengan ciegamente sus padres ni simpaticen con ellos.MPu 129.4

    Más valdría, sí mucho más, que vuestros hijos sufriesen, y hasta que bajasen a la tumba, antes que aprender a tratar ligeramente los principios que forman el cimiento de la lealtad hacia la verdad, hacia el prójimo y hacia Dios.MPu 130.1

    En caso de dificultades con los capataces, id directamente a los que tienen autoridad y averiguad. Recordad que los jefes de los diversos departamentos comprenden mucho mejor que los demás las reglas que son necesarias. Manifestad confianza en su juicio y respeto por su autoridad. Enseñad a vuestros hijos a respetar y honrar a aquellos a quienes Dios ha demostrado respeto y honra al colocarlos en puestos de confianza.—Joyas de los Testimonios 3:171-174.MPu 130.2

    Deberes de la casa editora hacia la iglesia—Los que ocupan puestos de responsabilidad en las casas editoras no debieran dejarse absorber por el trabajo a tal punto que no les quede tiempo para ocuparse en las cosas espirituales. Si este interés se mantiene muy vivo en la casa editora, ejercerá una influencia poderosa en la iglesia; y si es vivo en la iglesia, se hará sentir con fuerza en la casa editora. La bendición de Dios descansará sobre la obra si es dirigida de tal manera que las almas sean conducidas a Cristo.MPu 130.3

    Todos los obreros de nuestras casas editoriales que profesan el nombre de Cristo, deben ser activos en la iglesia. Es de esencial importancia para su vida espiritual que aprovechen todo medio de gracia. Ellos obtendrán fuerza, pero no permaneciendo como espectadores, sino haciéndose obreros. Cada uno deberá estar inscrito en algún grupo que realice un trabajo regular y sistemático en relación con la iglesia. Todos deben comprender que tal es su deber como cristianos. Por sus votos bautismales se comprometieron a hacer todo lo que está en su poder para edificar la iglesia de Cristo. Mostradles que así lo exigen su amor a Dios y su lealtad hacia su Redentor, hacia el ideal de la humanidad verdadera, hacia la institución para la cual trabajan. No pueden ser siervos fieles de Cristo, no pueden ser hombres y mujeres realmente íntegros, ni obreros aceptables en la institución de Dios, si descuidan estos deberes.MPu 130.4

    Los que dirigen la institución en sus diferentes ramos deben velar especialmente para que la juventud contraiga buenas costumbres a este respecto. Cuando ella descuida las reuniones, cuando se aparta de sus deberes hacia la iglesia, buscad la causa. Mediante esfuerzos llenos de tacto y de bondad, tratad de despertar a los negligentes y haced revivir el interés que vacila.MPu 131.1

    Nadie debe hallar en su trabajo un pretexto para descuidar el servicio sagrado del Señor. Más valdría poner a un lado su trabajo que descuidar sus deberes hacia Dios.—Joyas de los Testimonios 3:176, 177.MPu 131.2

    Inversiones de dinero en la casa editora.*Las primeras instituciones adventistas se edificaron con dinero cambiado por títulos de acciones. Los creyentes, con el tiempo, recibían pago de las corporaciones o bien donaban sus acciones. En la mayor parte de los casos la institución se quedaba con las utilidades producidas por las acciones y pagaba su valor nominal, con el consentimiento de los accionistas.—El Señor invita a su pueblo a levantarse y mostrar su fe por sus obras. En tiempos pasados, cuando éramos pocos, cuando los que podían hacerlo pensaban que debían interesarse en nuestra casa editora, sus oraciones y sus contribuciones, el fruto de su esfuerzo perseverante y abnegado, eran considerados por Dios como dulce sabor. Nuestros hermanos y hermanas que han recibido el precioso pan de vida por medio de nuestras publicaciones, debieran estar más dispuestos todavía a dar de sus recursos para sostener la causa, que lo que estaban los que amaban la verdad en años pasados.MPu 131.3

    Hermanos, Dios os bendecirá al manifestar vuestro interés en nuestras casas editoras convirtiéndolas en vuestra propiedad. Los que no tienen intereses financieros en estas instituciones tienen el privilegio de invertir sus recursos en esta buena obra. Necesitamos vuestra simpatía, vuestras oraciones y vuestros recursos financieros. Necesitamos vuestra sincera cooperación. Esperamos que todos aquellos cuyos corazones el Señor haga voluntarios vendrán para invertir sus recursos en estas instituciones. ¿Es verdad realmente que tenemos el mensaje de misericordia para darlo al mundo? ¿Es verdad realmente que tenemos el último mensaje de misericordia que debe darse al mundo? ¿Es verdad que la obra pronto terminará? Así lo asegura la Palabra de Dios. El fin de todas las cosas está cerca. Entonces hay que difundir la advertencia en todas partes del mundo...MPu 132.1

    No tenéis nada que perder. Invertid vuestros recursos donde hagan el bien; esparcid los rayos de luz en los lugares más tenebrosos de la tierra. En su obra no existe el fracaso. Es vuestro privilegio y deber hacer ahora lo que vuestros hermanos hicieron cuando la causa de la verdad contaba con sólo pocos amigos. Adquirid acciones en nuestras casas editoras, para que sintáis que os interesáis en ellas. Muchos invierten su dinero en especulaciones mundanas, y al hacerlo pierden hasta el último centavo. Os pedimos que demostréis vuestra liberalidad para hacer inversiones en nuestra obra de publicaciones. Os hará bien. Vuestro dinero no se perderá, sino que se pondrá a interés para aumentar vuestro capital en el cielo. Cristo lo dio todo por vosotros, ¿qué daréis vosotros para él? El pide vuestro corazón; dádselo porque le pertenece. El pide vuestro intelecto; dádselo porque es suyo. El pide vuestro dinero; dádselo porque él es su dueño. No sois vuestros, “porque habéis sido comprados por precio”. 1 Corintios 6:20. Dios os quiere a vosotros y también lo que es vuestro. Que estas palabras del salmista real expresen el sentimiento de vuestros corazones: “Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos”. 1 Crónicas 29:14.—Testimonies for the Church 4:592-596.MPu 132.2

    Hombres de recursos deben contribuir a los intereses de la obra de publicaciones—Cuando Jesús ascendió al cielo, encargó su obra en la tierra a sus discípulos, y les pidió que la llevaran a cabo en su nombre. Como seguidores de Cristo debemos ser sus representantes entre los hombres. La salvación de las almas que perecen exige nuestro esfuerzo personal y nuestros recursos. Entonces, démosle a él lo que le pertenece. Que los hombres que poseen recursos financieros hagan ofrendas voluntarias a Dios entregando dádivas voluntarias para nuestras casas editoras y otras instituciones. Estos importantes organismos de la causa de Dios están muy urgidos financieramente y seriamente impedidos en su obra por falta de recursos. Algunas casas de culto todavía están endeudadas. Si este año ejercemos abnegación y con nuestras ofrendas contribuimos a que cancelen sus deudas, ¿no agradaría esto a nuestro Padre celestial?*Escrito para exhortar a miembros y administradores a liquidar las deudas de iglesias e instituciones para fin de año..—The Review and Herald, 26 de diciembre de 1882.MPu 133.1

    Las tareas propias de la publicación de libros deben mantenerse dentro de la casa editora—He estado considerando si acaso no debiéramos imprimir nuestros libros y luego enviarlos a encuadernar a otros talleres de impresión, para así librarnos del trabajo de encuadernación. Pero recientemente se me mostró cuál sería el resultado. Si se encarga a otros esta tarea, los libros tendrán una encuadernación de mala calidad, porque quienes los procesan no ponen interés especial en el trabajo. No sería sabio colocar nuestro trabajo en las manos de incrédulos, cuando tenemos entre nosotros quienes pueden hacer ese trabajo con esmero y en forma satisfactoria. Si nuestros obreros se esfuerzan por adquirir eficiencia en las diversas fases del trabajo, si se ciñen para la carrera y se preparan para la batalla, el Señor los bendecirá cada vez con más inteligencia y capacidad para hacer un trabajo aceptable. En lugar de buscar diversiones, encontrarán su mayor placer en llevar a cabo fielmente, hasta el mismo fin del tiempo, la obra sagrada del Señor.MPu 133.2

    Con respecto a distribuir nuestros trabajos de publicación entre los incrédulos, según la luz que se me ha dado, éste costará más al final que si hubiéramos efectuado el trabajo nosotros mismos en el nombre y el temor del Señor. El Señor desea que los obreros de nuestras casas editoras se hagan muy eficientes, porque serán enviados a países lejanos. Muchos que piensan que nunca tendrán que salir de sus hogares serán sacados inesperadamente, y a menos que hayan aprovechado sus oportunidades de obtener capacitación en su trabajo, no podrán pararse en el lugar prominente sobre el que Cristo desea que se ubiquen.—Manuscrito 73, 1906.MPu 134.1

    La impresión de materiales para la iglesia debe hacerse por obreros adventistas bien preparados—En la casa editora de Mountain View debe haber un programa de capacitación en el trabajo. Los obreros debieran convertirse en expertos en todas las fases del trabajo de impresión y encuadernación de libros. Debieran capacitarse para hacer trabajo misionero. Pero hay muchos que primero tienen que aprender lecciones en el control de su espíritu y la cuidadosa elección de sus palabras. Si existe dureza en su voz, si tienen el hábito de hablar descortésmente, antes de poder entrar en el reino de gloria, tienen que recibir lecciones sobre la gracia y la bondad de Cristo.MPu 134.2

    Hay una gran obra que debe realizarse en la publicación de literatura adventista. Al Señor no le agradaría que hiciéramos planes para que los trabajos de publicación de libros y revistas, para los que contamos con operarios bien capacitados, se pusieran en las manos de incrédulos. Si nuestras instituciones dependen de incrédulos para hacer su encuadernación, con frecuencia se frustrarán a causa de la mala calidad del trabajo. Dios desea que todo el trabajo que hacemos para él, sea bien hecho. Todo trabajo realizado en nuestras casas editoras debiera ser tan perfecto que tengamos la seguridad de que el Señor ha sido glorificado por su perfección. Hagamos lo mejor posible y entonces podremos decir: “Señor, he hecho lo mejor que he podido; ahora te pido que bendigas los esfuerzos realizados”. Después de eso podemos esperar grandes resultados.—Manuscrito 71, 1906.MPu 134.3

    No se desacrediten las casas editoras adventistas—Recibí su carta en la que habla de un plan que usted tiene de imprimir y vender una gran cantidad de ejemplares de mi libro Primeros escritos, con un nuevo estilo de encuadernación.MPu 135.1

    En el pasado he dado mi consentimiento a sus sugerencias sobre este asunto;*Stephen Haskell varias veces había instado a la Sra. White a que entregara algunos de sus manuscritos a publicadores no adventistas para que los imprimieran a menor costo a fin de hacerlos circular en gran cantidad. El camino a Cristo, cuando se publicó por primera vez en 1892, se imprimió en esta forma, pero posteriormente fue retirado de la imprenta no adventista y entregado a las casas editoras adventistas. La instrucción dada por Dios a Elena de White, se oponía a la propuesta de Haskell, aunque había sido motivada por objetivos misioneros altruistas. pero he recibido recientemente instrucciones tan positivas concernientes a la necesidad de tener unidad, que no me atrevo a dar mi consentimiento a su propuesta...MPu 135.2

    No quisiera manejar mis libros, y tampoco quisiera que usted maneje los suyos, en una forma que cause la impresión de desacreditar a las casas editoras. Debemos manifestar sabiduría en este asusnto. Llevar a cabo los planes sugeridos por usted podría hacer pensar a muchos que nos estamos aprovechando de las circunstancias para beneficio personal.MPu 135.3

    En su cargo de presidente de esta asociación, el Señor quisiera que haga todo lo posible para producir un espíritu de unidad. Que la idea de unidad sea la nota clave de todas sus acciones. Esta instrucción me ha sido dada para usted, para que no tome ninguna decisión que cree sentimientos de discordia...MPu 135.4

    Que toda su influencia contribuya a crear un espíritu de unidad entre los hombres que llevan responsabilidades en la obra de publicaciones. Entonces sus palabras ejercerán mayor influencia.MPu 135.5

    A usted y a mí nos están vigilando para criticarnos. Si formuláramos planes que causaran disensión, eso podría resultar en la pérdida de almas...MPu 136.1

    Al Señor le agradaría que usted modificara sus planes referentes a la venta de libros a precios bajos, para evitar que induzca a algunos a pensar que nuestras casas editoras han estado cobrando precios exorbitantes por su trabajo...MPu 136.2

    Sería un grave error poner en práctica métodos referentes a la publicación y la venta de nuestros libros que perjudicaran su influencia. Por lo tanto, le digo que no sería prudente, mi hermano, llevar a cabo planes que algunos considerarían contrarios a lo que debe ser una práctica comercial leal en la venta de nuestros libros.MPu 136.3

    Por lo tanto no puedo dar mi consentimiento para que ninguno de mis libros se maneje en este momento en la forma que usted sugiere.—Carta 94, 1908.MPu 136.4

    El error de menoscabar la confianza en los demás—El Señor me dijo hace varias semanas que el Hno. A estaba haciendo una obra que Dios no le había encomendado. Envié este mensaje al concilio efectuado en Battle Creek. El Hno. B no fue designado por Dios para que se uniera con el Hno. A para hacer ese trabajo. Estos hermanos no han sido instruidos por el Señor para que dejen sobre las mentes de los obreros de Sudáfrica la impresión de que la Compañía Publicadora Echo [Casa Editora Australiana] procuraba egoístamente sacar ventaja injusta de los hermanos sudafricanos. Los hombres deben ser muy cuidadosos para no dejar la impresión sobre las mentes de sus hermanos de que los obreros del Señor que trabajan en cierto lugar están llevando a cabo sus transacciones comerciales egoístamente y con falta de honradez. Esas impresiones significan mucho. Cuando algunos de nuestros hermanos acusan a los que dirigen las casas editoras, se arroja una sombra sobre los administradores de la institución.—Carta 212, 1902.MPu 136.5

    Tentación a pasar por alto las instituciones de Dios—Ayer, un obrero me hizo la sugerencia sobre la posibilidad de entregar mis libros a agentes que operan en lugares donde circulan escasamente. Así recibiría entradas considerables de dinero. Presenté el asunto a mi hijo W. C. White tal como se había sugerido. El me manifestó su parecer acerca de la propuesta. Me dijo en conclusión: “Madre, a menos que recibas instrucciones especiales del Señor, te aconsejo que no adoptes nuevas iniciativas. Esto acarrearía confusión a otros y preocupaciones y obligaciones adicionales a ti misma; y ya tienes inquietudes y cargas más que suficientes. En toda nueva iniciativa debemos considerar los intereses de la totalidad de la obra”.MPu 136.6

    Durante la noche recibí instrucciones acerca de la mejor forma de manejar esta crisis. Ahora nuestra obra es muy extensa; hay que publicar muchos libros nuevos, y debemos manejar con sabiduría todos los sectores de la obra. Debemos hacer lo mejor posible para animar a las casas editoras en los Estados Unidos y en países extranjeros. Si yo, como autora, asumiera la responsabilidad de publicar mis libros por cuenta propia, acarrearía desánimo a las casas editoras. Hemos instado a sus administradores que dejen de hacer trabajos comerciales, y así lo han hecho. Si ahora introducimos confusión en la obra de publicación de libros para el público, eso les daría ocasión a reiniciar el trabajo comercial, lo que produciría atrasos y estorbo a la obra de llenar el mundo con nuestras publicaciones.MPu 137.1

    En este período de nuestra obra debemos cuidar cada paso que demos en relación con la publicación de nuestros libros..MPu 137.2

    Fui instruida por Uno investido de autoridad acerca de que nuestra obra debe llevarse a cabo concienzudamente por nuestro propio pueblo creyente. Debemos unir sólidamente nuestras fuerzas y trabajar para gloria de Dios, multiplicando la evidencia de la verdad en toda forma posible. El Señor Dios es nuestro Consejero. Cristo es nuestro Mediador y Salvador. Debemos traer a la obra a toda persona que sienta que ha sido elegida por Dios para hacer, no un trabajo comercial común, sino una obra que emita luz y verdad, verdad bíblica, al mundo.—Carta 72, 1907.MPu 137.3

    Publicad libros que fortalezcan la causa—La habilidad que tiene nuestro pueblo para hacer circular las publicaciones es un talento precioso del que se nos pedirá que rindamos cuentas. No debemos efectuar una obra que producirá ganancias a personas que han abandonado la fe y que trabajan contrariando el ministerio designado por Dios. Algunos presentarán razones halagadoras para que los agentes hagan circular sus libros. Que nuestro pueblo se ponga en guardia. Una parte de las ganancias producidas por los libros vendidos por los colportores, debiera emplearse para reforzar la obra de nuestras casas editoras.MPu 138.1

    En lugar de dedicarnos a una obra que pondrá dinero en las manos de los que hacen una obra de oposición, permitamos que nuestros distribuidores de libros dediquen su atención a los libros que están llenos con el mensaje evangélico para este tiempo, el Evangelio que preparará a la gente para encontrarse con su Dios.—Carta 66, 1907.MPu 138.2

    Las casas editoras adventistas deben publicar los libros de Elena G. de White—Hemos aconsejado a la Pacific Press a que abandone los trabajos comerciales. Ya lo ha hecho. La Review and Herald también está dedicando sus energías principales a nuestra propia obra. La casa editora de Nashville está haciendo menos trabajos comerciales y realizando esfuerzos diligentes para encontrar distribuidores competentes que vendan nuestros libros denominacionales. Ocuparme yo misma de mis libros ahora, produciría fuertes dificultades a esa obra, lo cual no puedo hacer. Dejaré que la obra continúe en la forma habitual. Debemos mantenernos unidos y no adoptar ninguna medida que acarree confusión a nuestra obra de publicaciones.MPu 138.3

    Usted puede actuar en la forma que considere mejor, pero he llegado a la conclusión de que debo dejar que mis libros se manejen en la misma forma que en el pasado. Quiero animar a mis hermanos a que los distribuyan como las hojas del otoño, pero dejaré mis libros a cargo de las casas editoras y me prepararé para ventas mayores en el futuro.—Carta 70, 1907.MPu 138.4

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