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El Ministerio de Publicaciones

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    Capítulo 16—Reubicación y reconstrucción

    Dirección de Dios en la reubicación de la Review and Herald—Durante esta última noche se me presentaron muchas cosas acerca de los peligros que nos amenazan en la actualidad, y algunas cosas sobre la obra de publicaciones se me han presentado en forma muy clara.MPu 198.1

    Nuestros hermanos, mientras buscan un lugar para establecer la Casa Editora Review and Herald*Después del incendio del 30 de diciembre de 1902, que destruyó el edificio principal de la Review and Herald, los dirigentes de la iglesia iniciaron la búsqueda de un nuevo lugar como sede, fuera de Battle Creek. Fueron guiados por Dios hasta Wáshington, en el Distrito de Columbia, donde ubicaron la Casa Editora Review and Herald en 1903. Los adventistas proveyeron generosamente los fondos necesarios para llevar a cabo esta empresa, aunque algunos residentes de Battle Creek se opusieron al cambio, incluyendo a algunos que ocupaban cargos prominentes en la iglesia. En la Carta 2 de 1903, Elena de White escribió: “Espero que nuestros hermanos aprenderán la lección que Dios está tratando de enseñarles, y que no edificarán la casa editora en Battle Creek”., deben buscar seriamente al Señor. Deben moverse con gran precaución, vigilancia y oración, y teniendo constantemente conciencia de su propia debilidad. No debemos depender del juicio humano. Debemos buscar la sabiduría que Dios da.—Carta 106, 1903.MPu 198.2

    Inversiones para establecer la Review and Herald—Cuando se establezca la casa editora lejos de Battle Creek, haré todo lo posible para edificar y animar a los que estén relacionados con ella para llevar a cabo la obra del Señor y exaltar cada vez más los principios correctos...MPu 198.3

    Hagamos todo lo posible por establecer nuevamente la casa editora. Que nuestro pueblo en todas partes manifieste un espíritu de generosidad. En años pasados nuestros hermanos de todo el campo han realizado una obra noble al prestar sus recursos financieros a nuestras instituciones publicadoras. Que esta buena obra continúe. El tiempo de ayudar en la obra es cuando se efectúan esfuerzos definidos por colocarla sobre una base correcta...MPu 198.4

    Que nadie trate de retirar su inversión de la Review and Herald. No sería correcto hacerlo. El dinero que invertimos en acciones era el regalo que Dios nos había hecho, y nuestro don para la institución. ¿No haremos una obra ahora que lleve la aprobación de Dios? Pongamos en práctica los principios del Evangelio. Que nuestra religión hable y diga: “El dinero que hemos invertido en la casa editora es un obsequio que hemos hecho a la institución, y ahora que el desastre la ha alcanzado, no me siento libre de retirar mi obsequio. Se han cometido errores en la institución, pero no soy yo quien debe aplicar el castigo. El Señor ha tomado este asunto en sus propias manos. Debo hacer todo lo posible para contribuir a colocar la institución en una posición ventajosa”.—Manuscrito 66, 1903.MPu 199.1

    Una casa editora en la capital de los Estados Unidos—Si hay un lugar en el mundo que debiera recibir la luz plena de la verdad presente, es la ciudad de Wáshington, que es el corazón mismo de la nación. Los que desempeñan una parte prominente en la redacción de proyectos de ley para la nación debieran comprender lo que está escrito en la ley de Dios y que se encuentra en el fundamento de toda ley justa...MPu 199.2

    Nuestros hermanos de Wáshington han sido favorecidos al encontrar propiedades adecuadas para usarlas con el fin de promover los diversos ramos de nuestra obra. Esto es un cumplimiento de la luz que se me había dado, que en diferentes secciones del país debiéramos poder conseguir, a precios bajos, propiedades que pudieran utilizarse para nuestra obra institucional...MPu 199.3

    Nuestra planta impresora de Battle Creek tiene que ser trasladada. En la búsqueda de un lugar favorable para esta institución, que nuestros hermanos estudien las ventajas que podrían obtenerse con el traslado a Wáshington. Nuestra casa editora debiera situarse en un lugar donde su influencia cumpla lo más posible en la promulgación de la verdad. El Señor nos guiará en la selección de un lugar para esta institución. Dejaremos que él lleve a cabo sus propósitos.MPu 199.4

    La capital de nuestra nación, por encima de todos los demás lugares, debiera ahora tener la oportunidad de escuchar el mensaje para este tiempo. Satanás está trabajando en ese lugar contra Jehová con todo su poder.MPu 200.1

    Os presento este asunto como algo que me conmueve poderosamente. Una cosa es cierta: no nos veremos libres de cargo a menos que inmediatamente hagamos algo en Wáshington para representar a nuestra obra. No podré descansar hasta que no vea la verdad avanzando como una lámpara que arde.—Carta 33, 1903.MPu 200.2

    Por la luz que me ha sido dada sé que, en este momento, la sede de la Review and Herald debe estar cerca de Wáshington. Si en nuestros libros y periódicos nuestro sello editorial tiene la dirección de Wáshington, D.C., se verá que no tenemos temor de permitir que nuestra luz brille. Establézcase la obra publicadora cerca de Wáshington. De esta manera mostraremos que estamos tratando de hacer lo que Dios nos ha pedido para proclamar el último mensaje de misericordia a un mundo que perece.—Notas Biográficas de Elena G. de White, 431, 432.MPu 200.3

    En la ciudad de Wáshington hay mucho que hacer. Estoy agradecida a Dios por el privilegio de ver la tierra que se ha comprado para nuestra obra institucional en este lugar. La adquisición de estos terrenos estaba en la providencia del Señor, y alabo a Dios porque nuestros hermanos han tenido la fe de dar este paso de avance. Al observar esta ciudad me doy cuenta de la magnitud de la obra que ha de hacerse...MPu 200.4

    Se ha elegido para la oficina de publicaciones un buen sitio a una distancia prudencial del correo; y ha de encontrarse también un lugar de reuniones. Pareciera que Takoma Park ha sido especialmente preparada para nosotros, y que ha estado esperando ser ocupada por nuestras instituciones y sus obreros.MPu 200.5

    Mis esperanzas para este lugar son grandes. El territorio que rodea a Wáshington por kilómetros y kilómetros ha de ser trabajado desde aquí. Estoy tan agradecida de que la obra se va a establecer en este lugar. Si Cristo estuviera en este terreno, él diría: “Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega”. Juan 4:35.—Notas Biográficas de Elena G. de White, 434, 435.MPu 201.1

    Monumentos conmemorativos para el Señor en Wáshington—Wáshington, D.C., la capital de nuestra nación, se me ha presentado en diversas ocasiones como un lugar en el que debiera haber monumentos conmemorativos*“El traslado a Wáshington de la obra que hasta aquí se había hecho desde Battle Creek—escribió la Sra. White a los que se habían aventurado a hacer el traslado—es un paso en la debida dirección. Hemos de continuar avanzando hacia las regiones lejanas, donde el pueblo está en tinieblas espirituales”.
    Los que avanzaron por fe fueron recompensados ricamente; y a medida que trabajaban veían cada vez más claramente la sabiduría del paso que habían tomado. “A medida que pasan los meses—escribió el redactor de la Review en una nota, el 25 de febrero de 1904—, podemos ver con más claridad el significado del traslado de la sede de nuestra obra a Wáshington, y apreciar la oportunidad que se nos ofrece aquí de establecer monumentos conmemorativos de la verdad que ejerzan una amplia influencia en favor de este mensaje. Por la instrucción dada por el espíritu de profecía, es claro que todo ramo de la obra institucional—la obra de publicaciones, la educacional y la médica—debe establecerse aquí de una manera representativa, y que ha de llevarse a cabo una obra de evangelismo continuo, de manera que pueda haber una representación adecuada de este mensaje como movimiento misionero en la capital de la nación y en la sede de nuestra obra denominacional”. Notas Biográficas de Elena G. de White, 433, 434.
    para el Señor. Hace años se me mostró que debía proclamarse en esta ciudad el mensaje del tercer ángel. Había que hacer resonar la verdad con claridad y poder: “El reino de Dios se ha acercado. Preparaos para encontraros con Dios”.—Carta 126, 1903.
    MPu 201.2

    Obedeced cuando el Señor dice “Trasladaos”—El Señor me ha presentado este asunto en forma muy definida. La obra de publicaciones que se ha estado llevando a cabo en Battle Creek, en el presente debiera continuarse en las proximidades de Wáshington. Si al cabo de un tiempo el Señor ordena: “Salid de Wáshington”, entonces tendremos que salir. Somos peregrinos y extranjeros en el mundo; buscamos una tierra mejor, que es la patria celestial. Cuando el Señor nos dice que debemos trasladarnos, tenemos que obedecer, por muy inconveniente e irrazonable que nos parezca esa orden.—Carta 140, 1903.MPu 201.3

    Consejos después del incendio de la Pacific Press—Hay una obra que ahora debe realizarse en Oakland y San Francisco. Ahora es nuestra oportunidad dorada de trabajar por esas ciudades. Humillaos, orad mucho y el poder del Espíritu Santo bendecirá vuestros esfuerzos. Recibiremos nuestras más ricas bendiciones cuando veamos nuestra necesidad y busquemos humildemente a Dios...MPu 202.1

    La pérdida en Mountain View se ha producido como una prueba para los creyentes en la verdad presente. Los que llevan a cabo el trabajo de imprimir la verdad para difundirla, ahora necesitan evidencia tangible de cómo la*La gran cantidad de trabajo comercial efectuado en la Casa Editora Pacific Press creó un problema de magnitud creciente, porque con frecuencia interfería con la producción de plublicaciones denominacionales. Eventualmente, como respuesta a los consejos de Elena de White, en 1902 la junta directiva votó reducir el volumen de los trabajos comerciales. Puesto que por ese tiempo la ciudad de Oakland había crecido hasta rodear el predio de la casa editora, la junta de la institución, en 1904, también votó buscar un lugar rural para construir una nueva planta. Esta decisión produjo como resultado el traslado de la planta a la localidad de Mountain View, situada a unos 60 kilómetros de San Francisco. Se levantó en este lugar un edificio de ladrillo de dos pisos en un predio de casi tres hectáreas donado por la ciudad, el que lamentablemente fue dañado por el terremoto de San Francisco ocurrido el 18 de abril de 1906. Se construyó rápidamente un edificio de madera con la ayuda de 20.000 dólares prestados por la Asociación General. Pero este edificio quedó convertido en cenizas por un incendio de origen desconocido ocurrido en el mismo año. Una parte de la pérdida fue cubierta por el seguro. La junta directiva decidió reconstruir el edificio y llevar a cabo únicamente trabajos denominacionales. C.H. Jones dijo: “Fuimos amonestados por el terremoto y el incendio. No busquemos también la acción del viento, sino que escuchemos la voz apacible y delicada que nos insta: ‘Haced únicamente mi obra’”. Esta norma ha estado en vigencia desde entonces. Seventh-day Adventist Encyclopedia, 1059. obra para este tiempo es considerada por el pueblo de Dios. En la reedificación de la Pacific Press se requerirá dinero. Recordemos que todo lo que poseemos le pertenece al Señor. Manifestemos fe y aportemos a la tesorería del Señor lo que sea necesario, para que esta institución quede en condiciones de proclamar la verdad en su pureza.—Carta 260, 1906.MPu 202.2

    Reconstrucción y testimonio en Mountain View—Si es mejor que la casa editora se reconstruya en Mountain View, entonces que todos los que están relacionados con la obra aquí sean misioneros, una bendición para los que no conocen la verdad. “Sois obreros juntamente con Dios”. Pensad en la ternura con la que Cristo trataba a todos los que iban a él en busca de ayuda. Si todos consideran, no las faltas de los demás sino sus propios errores, y se preocupan por cumplir individualmente los principios de la ley de Dios, nuestros hermanos y hermanas serán una bendición para la comunidad.MPu 203.1

    Sobre cada uno descansa la responsabilidad de mantener una conexión viviente con el Dios de verdad. Cristo dijo: “Vosotros sois la luz del mundo... Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. Mateo 5:14-16.—Manuscrito 73, 1906.MPu 203.2

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