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El Evangelismo

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    El médico consagrado y la enfermera misionera

    Los médicos y las enfermeras cristianos—El Señor ha ordenado que los médicos y las enfermeras cristianos trabajen en relación con los que predican la Palabra. La obra misionera médica debe estar unida con el ministerio evangélico médico.—Medical Ministry, 240 (1908).Ev 395.5

    El ejemplo de Lucas—En nuestra obra de hoy el ministerio de la Palabra y la obra médica misionera deben combinarse.Ev 396.1

    A Lucas se lo llama “el médico amado”. Pablo oyó hablar de su habilidad como médico y lo buscó como alguien a quien el Señor le había confiado una obra especial. Consiguió su colaboración en su trabajo. Después de un tiempo lo dejó en Filipo. Allí Lucas prosiguió trabajando durante muchos años, prestando un doble servicio como médico y como ministro del Evangelio. Ciertamente era un médico misionero. Hacía su parte y luego buscaba al Señor para que su poder sanador reposara sobre los afligidos. Su habilidad médica abría el camino para que el mensaje evangélico hallase acceso a los corazones. Le abría muchas puertas y le proporcionaba la oportunidad de predicar el Evangelio entre los paganos...Ev 396.2

    Es el plan divino que trabajemos como lo hicieron los discípulos. Relacionados con el Sanador divino podemos hacer mucho bien en el mundo. El Evangelio es el único antídoto contra el pecado. Como testigos de Cristo debemos dar testimonio de su poder. Debemos llevar los afligidos al Salvador. Su gracia transformadora y su poder obrador de milagros ganarán muchas almas para la verdad. Su poder sanador, unido con el mensaje evangélico, hará que se tenga éxito en las emergencias. El Espíritu Santo obrará en los corazones y veremos la salvación de Dios. En un sentido especial nuestra obra consiste en sanar a los enfermos...Ev 396.3

    El transcurso del tiempo no ha ocasionado cambio alguno en la promesa que Cristo hizo al partir de este mundo. El está hoy con nosotros tal como lo estuvo con los discípulos, y estará con nosotros “hasta el fin”. Cristo ordenó que una sucesión de hombres proclamara el Evangelio, derivando su autoridad de él, el Gran Maestro.—Carta 134, 1903.Ev 396.4

    Conferencias públicas dadas por médicos—El médico que es al mismo tiempo un maestro religioso encontrará que hay una obra que puede hacer que resultará en la salvación de las almas. La exposición sensata de la enseñanza religiosa, respaldada por un “así dice Jehová”, tendrá una influencia salvadora. Un médico puede hablar de tal forma que lo inviten a dar conferencias ante diferentes grupos, y aceptarán lo que diga. Como maestro, un médico puede aprovechar estas oportunidades, porque la Palabra de Dios debe proclamarse abundantemente.—Carta 4, 1910.Ev 396.5

    Oportunidades singulares para las enfermeras misioneras—En cada lugar donde se predica la verdad debería realizarse un esfuerzo ferviente para predicar el Evangelio a los pobres y para sanar a los enfermos. Esta obra, hecha fielmente, añadirá a la iglesia muchas almas de los que se salvarán. Los que se dedican al trabajo de casa en casa encontrarán oportunidades de servir de muchas maneras. Debieran orar por los enfermos y hacer todo lo posible por aliviar su sufrimiento. Debieran trabajar entre los humildes, los pobres y los oprimidos. Debemos orar por y con los desvalidos que no tienen fuerza de voluntad para controlar los apetitos que la pasión ha degradado. Hay que llevar a cabo un esfuerzo serio y perseverante por la salvación de aquellos en cuyos corazones se despierta el interés. Muchos pueden ser alcanzados únicamente mediante actos de bondad desinteresada. En primer lugar hay que satisfacer sus necesidades físicas. A medida que vean evidencias de nuestro amor abnegado, será más fácil para ellos creer en el amor de Cristo.Ev 396.6

    Las enfermeras misioneras están mejor calificadas para realizar esta obra, pero otras personas debieran relacionarse con ellas. Estas, aunque no hayan recibido educación especial y no se hayan preparado como enfermeras, pueden aprender de sus hermanas obreras el mejor método para trabajar.—Testimonies for the Church 6:83, 84 (1900).Ev 397.1

    Hay que alcanzar a las clases superiores—Médicos cuyas habilidades profesionales están por encima de las del obrero común, debieran dedicarse al servicio de Dios en las ciudades populosas. Debieran procurar alcanzar a las clases superiores...Ev 397.2

    Los médicos misioneros que se ocupan en tareas evangélicas están haciendo una obra tan elevada como la que realizan sus hermanos que se ocupan en la obra ministerial. Esta clase de obra médica combinada con la obra ministerial, no debe limitarse a las clases más pobres. Las clases más elevadas han sido incomprensiblemente pasadas por alto. En las clases sociales superiores se encontrará a muchos que responderán a la verdad porque ésta es consecuente y lleva la estampa del carácter superior del Evangelio. No pocos hombres de habilidad entrarán enérgicamente en la obra. Utilizando los talentos que Dios les ha dado serán productores tanto como consumidores.Ev 397.3

    El médico fiel y el ministro trabajan en la misma obra. Debieran trabajar en completa armonía. Deben consultarse mutuamente. Mediante su unidad darán testimonio de que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para salvar a todos los que crean en él como su Salvador personal.—Manuscrito 79, 1900.Ev 397.4

    Ministerio espiritual del médico—La obra del verdadero médico misionero es mayormente una obra de carácter espiritual. Incluye la oración y la imposición de manos; por lo tanto debiera separárselo para esta obra con la misma piedad con que se separa al ministro del Evangelio. Los que son elegidos para desempeñarse como médicos misioneros deben ser separados como tales. Esto los fortalecerá contra la tentación a apartarse de la obra en el sanatorio para dedicarse a la práctica privada. No debiera permitirse que ningún motivo egoísta aparte al obrero de su puesto del deber. Vivimos en un tiempo de responsabilidad solemne, un tiempo cuando hay que realizar una obra consagrada. Busquemos al Señor con diligencia y entendimiento.—Manuscrito 5, 1908.Ev 397.5

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