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    Capítulo 8—Palabras de precaución

    Que la verdad corte—Cristo dijo a sus discípulos: “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas”. Mateo 10:16.OP 58.1

    Los ataques de Satanás contra los defensores de la verdad se volverán más acerbos y resueltos a medida que se acerque el fin del tiempo. Así como en la época de Cristo los sumos sacerdotes y príncipes incitaron a la gente contra él, también hoy los dirigentes religiosos excitan oposición y prejuicios contra la verdad para este tiempo. La gente será inducida a cometer actos de violencia y oposición en los que nunca habría pensado si no hubiera estado llena de la animosidad de los profesos cristianos contra la verdad.OP 58.2

    ¿Qué conducta deben seguir los defensores de la verdad? Ellos poseen la inalterable y eterna Palabra de Dios y deben revelar que tienen la verdad tal cual es en Jesús. Sus palabras no deberían ser ásperas ni mordaces. En su presentación de la verdad deben manifestar el amor, la mansedumbre y la bondad de Cristo. Déjese que la verdad corte; la Palabra de Dios es como espada aguda de dos filos y penetrará hasta el corazón. Los que saben que poseen la verdad no deben, por el empleo de expresiones duras y severas, dar a Satanás oportunidad de interpretar falsamente el espíritu con que están animados.OP 58.3

    No acusemos a nadie—Como pueblo, debemos manifestar el mismo espíritu que tuvo el Redentor del mundo. Mientras disputaba con Satanás acerca del cuerpo de Moisés, Cristo “no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él”. Judas 9. Resistió toda provocación a hacerlo y Satanás se chasqueó porque no pudo despertar en Cristo un espíritu de represalia. Satanás estaba listo para dar una falsa interpretación a cuanto Jesús hiciera. El Salvador no quiso darle ocasión; ni siquiera una sombra de excusa. No quiso desviarse de su curso recto de verdad para seguir los extravíos, las vueltas y las prevaricaciones de Satanás.OP 59.1

    Leemos en la profecía de Zacarías que cuando Satanás, con toda su sinagoga, se levantó para resistir las oraciones de Josué, el sumo sacerdote, y a Cristo, que estaba por mostrarse decididamente a favor de Josué, el Señor le dijo a Satanás: “Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová, que ha escogido a Jerusalén, te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?”. Zacarías 3:2.OP 59.2

    La conducta de Cristo al tratar incluso con el adversario de los hombres debe sernos un ejemplo respecto de nuestro trato con los demás, para que nunca presentemos maldición ni acusación contra nadie; y mucho menos para que usemos de dureza o severidad con los que pueden estar tan ansiosos como nosotros por conocer el buen camino.OP 59.3

    Los que han sido educados en la verdad por precepto y ejemplo deben manifestar gran tolerancia hacia otros que no han tenido conocimiento de las Escrituras excepto mediante las interpretaciones dadas por predicadores y miembros de iglesia, y han recibido tradiciones y fábulas como verdad bíblica. La presentación de la verdad los sorprende; es como una nueva revelación para ellos, y no pueden soportar que toda la verdad, en su carácter más sorprendente, les sea presentada desde el principio. Todo es nuevo, extraño y enteramente diferente de lo que han oído de sus predicadores; y están inclinados a creer lo que los predicadores les dijeron: que los adventistas son incrédulos y no aceptan la Biblia. Presentemos la verdad tal cual es en Jesús, renglón tras renglón, precepto tras precepto, un poco aquí y otro poco allá.OP 59.4

    Ataques poco amables y alusiones personales—Que los que escriben para nuestros periódicos no hagan alusiones mordaces que producirían ciertamente daño y obstruirían el camino impidiendo la obra que debemos hacer para alcanzar a todas las clases, incluso a los católicos. Es obra nuestra decir la verdad con amor y no mezclar con ella los elementos profanos del corazón natural, diciendo cosas que delaten el mismo espíritu que anima a nuestros enemigos. Todas las alusiones mordaces volverán contra nosotros en doble medida cuando el poder esté en las manos de los que puedan ejercerlo para perjudicarnos.OP 60.1

    Una y otra vez me ha sido dado el mensaje de que no debemos decir una palabra, no debemos publicar una frase, especialmente acerca de personalidades—a menos que sean positivamente esenciales para defender la verdad—, que hayan de incitar a nuestros enemigos contra nosotros y enardecer sus pasiones. Nuestra obra estará pronto terminada, y pronto nos sobrecogerá el tiempo de angustia cual no lo hubo nunca antes y del que tenemos poca idea.OP 60.2

    Descalificado por declaraciones descuidadas—El Señor quiere que sus obreros lo representen a él, el gran obrero misionero. La manifestación de un carácter duro produce siempre daño. Los atributos esenciales para la vida cristiana deben ser aprendidos diariamente en la escuela de Cristo. El que es negligente y descuidado al pronunciar o escribir palabras que serán publicadas y propaladas por el mundo, y profiere expresiones que nunca podrán ser recogidas, se está descalificando para llevar la responsabilidad que implica la obra sagrada que incumbe a los discípulos de Cristo en este tiempo. Los que acostumbran lanzar duras estocadas están formando hábitos que se fortalecerán con la repetición, y de los cuales tendrán que arrepentirse.OP 61.1

    Debemos examinar cuidadosamente nuestros modales y nuestro espíritu, y ver de qué manera estamos haciendo la obra que Dios nos ha dado, una obra que entraña el destino de los seres humanos. Descansa sobre nosotros la más suprema obligación. Satanás está listo, y arde de celo para inspirar a toda la confederación de sus agentes y hacer que se unan con los hombres perversos, para imponer a los creyentes de la verdad presto e intenso sufrimiento. Toda palabra imprudente pronunciada por nuestros hermanos será atesorada por el príncipe de las tinieblas.OP 61.2

    ¿Cómo osan los seres humanos finitos pronunciar palabras descuidadas y atrevidas que incitarán a las potestades del infierno contra los santos de Dios, cuando Miguel, el arcángel, no se atrevió a proferir contra Satanás una acusación vilipendiosa, y se contentó con decir: “Jehová te reprenda”? Judas 9.OP 61.3

    Nos será imposible evitar las dificultades y los sufrimientos. Jesús dijo: “Es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!” Mateo 18:7. Pero no porque de todos modos haya escándalos debemos excitar el temperamento natural de los que no aman la verdad, mediante palabras imprudentes y la manifestación de un espíritu desprovisto de bondad.OP 61.4

    La verdad presente sin censura—La verdad preciosa debe ser presentada con su fuerza natural. Se han de desenmascarar los errores que están muy difundidos y tienen cautivo al mundo. Se está haciendo todo esfuerzo posible para entrampar a los seres humanos con sutiles razonamientos, para desviarlos de la verdad a las fábulas y prepararlas para ser engañadas por fuertes seducciones. Pero aunque estas personas engañadas se aparten de la verdad, no les hablen palabras de censura. Traten de mostrarles su peligro, y de revelarles cuán penosa es para Jesucristo su conducta; pero hagan esto con ternura compasiva. Trabajando de la debida manera, algunas de las personas que son entrampadas por Satanás podrán ser arrebatadas de su poder. Pero no las inculpemos ni las condenemos. Ridiculizar las ideas de los que están en el error no abrirá sus ojos ciegos ni los atraerá a la verdad.OP 62.1

    Cuando los hombres pierden de vista el ejemplo de Cristo y no imitan su manera de enseñar, terminan por engreírse y salen a hacer frente a Satanás con sus propias armas. El enemigo sabe muy bien cómo volver sus armas contra los que las usan. Jesús dijo únicamente palabras de pura verdad y justicia.OP 62.2

    Si hubo alguna vez un pueblo que necesitaba andar en humildad delante de Dios, es su iglesia, sus escogidos en esta generación. Todos necesitamos evitar el embotamiento de nuestras facultades intelectuales y la falta de aprecio de nuestros privilegios y oportunidades. No tenemos nada de qué jactarnos. Agraviamos al Señor Jesucristo por nuestra dureza y expresiones hirientes tan contrarias al espíritu de Cristo. Necesitamos volvernos completos en él.OP 62.3

    Estocadas a los católicos—Es cierto que se nos ordena: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado”. Isaías 58:1. Este mensaje debe ser dado; pero tengamos cuidado de no herir, lastimar ni condenar a los que no tienen la luz que nosotros tenemos. No debemos perder la línea y lanzar estocadas duras contra los católicos. Entre los católicos hay muchos que son cristianos concienzudos y andan en toda la luz que resplandece sobre ellos; y Dios obrará en su favor. Los que han tenido grandes privilegios y oportunidades, pero que dejaron de mejorar sus facultades físicas, mentales y morales, y vivieron para agradarse a sí mismos, negándose a llevar su responsabilidad, están en mayor peligro y condenación delante de Dios que los que yerran en puntos de doctrina y tratan de vivir para hacer bien a otros. No censuremos a los demás; no los condenemos.OP 63.1

    Si permitimos que consideraciones egoístas, falsos razonamientos y excusas nos induzcan a un perverso estado de la mente y el corazón, seremos mucho más culpables que el que peca abiertamente. Necesitamos ser muy precavidos para no condenar a los que, delante de Dios, son menos culpables que nosotros.—Obreros Evangélicos, 339-344 (1909).OP 63.2

    Recuerde cada uno que de ninguna manera hemos de invitar la persecución. No deberíamos usar palabras ásperas o cortantes. Eliminémoslas de todo artículo y discurso. Permitamos que la Palabra de Dios corte, reprenda. Escóndase el hombre finito y permanezca en Jesucristo, aparezca el espíritu de Cristo. Cuiden todos sus palabras, no sea que llevemos a los que no son de nuestra fe a una oposición mortal hacia nosotros, y le demos a Satanás la oportunidad de usar palabras imprudentes que estorben nuestro camino.OP 63.3

    Habrá un tiempo de angustia cual nunca hubo desde que hay naciones. Nuestro trabajo es estudiar para arrancar de nuestros discursos todo lo que tenga sabor a represalias, desafío y ataque a iglesias o individuos, porque este no es el método ni la manera de Cristo.—Testimonies for the Church 9:244 (1909).OP 64.1

    Consideración hacia los católicos—Hermanos, me siento herida cuando veo tantas estocadas decididas contra los católicos. Prediquen la verdad, pero refrenen las palabras que muestran un espíritu áspero, porque tales palabras no pueden ayudar ni iluminar a nadie. Echo es un periódico que debería circular profusamente. No hagan nada que estorbe su venta. No hay razón por la cual no ha de ser una luz que alumbra en lugar oscuro. Pero, por amor de Cristo, escuchen la advertencia que he dado respecto de hacer declaraciones violentas acerca de los católicos. Muchos católicos leen Echo, y entre ellos hay personas honestas que aceptarán la verdad. Pero a veces actuamos como si les cerráramos la puerta en la cara cuando están a punto de entrar. Pongan más testimonios de alegre gratitud en Echo. No limiten su camino ni le impidan ir a todas partes del mundo usándolo como medio para presentar expresiones duras. Satanás se regocija cuando alguien encuentra una palabra de amargura en sus páginas.—Carta 20, 1896.OP 64.2

    Decir menos—Hay necesidad de un estudio mucho más profundo de la palabra de Dios. Especialmente se debería prestar atención a Daniel y Apocalipsis como nunca antes en la historia de nuestro trabajo. Tal vez tengamos menos que decir en algunos aspectos, respecto del poder romano y el papado, pero deberíamos llamar la atención a lo que los profetas y apóstoles escribieron bajo la inspiración del Espíritu de Dios. El Espíritu Santo ha dado forma a los temas, tanto al dar la profecía como en los acontecimientos descritos, para enseñarnos que el agente humano debe quedar fuera de la vista, escondido en Cristo, y el Señor Dios del cielo y su ley han de ser exaltados.—Carta 57, 1896.OP 65.1

    Ningún artículo condenatorio—La luz que tengo que dar a nuestro pueblo es: No se impriman discursos condenatorios en nuestras publicaciones. Un gran número de preciosos seres humanos están a tientas en la oscuridad; sin embargo anhelan, oran y lloran por la verdad. Así ocurre en las iglesias de todas partes.—Manuscrito 46, 1900.OP 65.2

    Sin hiel—Un artículo que usted escriba puede ser todo verdad, pero una gota de hiel lo envenenará para el lector. Un lector descartará sus palabras buenas y aceptables por causa de esa gota de veneno. En cambio, otro se alimentará del veneno, porque ama esas palabras ásperas.—Carta 91, 1899.OP 65.3

    Enfrentaremos a los lectores en el juicio (reprensión a un articulista)—Se me ha llamado la atención a los artículos que usted publica en nuestros periódicos con referencia a la Unión de Mujeres Cristianas Temperantes. En la obra de temperancia todos los miembros deberían estar sobre la plataforma de la unión. Es natural en usted dar apariencia de oposición, pero no es ése el plan de Cristo. Usted está construyendo barricadas que no deberían existir. Después de leer sus artículos, quienes nada saben de nuestra fe, ¿se sentirán inclinados a unirse con nosotros? El tono de sus artículos suena a farisaísmo. El hombre que espera iluminar a un pueblo engañado debe acercarse a ellos y trabajar por ellos con amor. Debe llegar a ser un centro de santas influencias...OP 66.1

    Las ideas expresadas en sus artículos tienen tanto gusto a antagonismo que usted hará más daño de lo que puede imaginar. Recuerde que si por el uso imprudente de su pluma usted cerrara la puerta a una sola persona, ese individuo lo enfrentará en el juicio. ¡Oh, cuánto se ha dicho que ha dirigido a los hombres contra la verdad con amargura y hiel! Palabras que deberían haber sido un sabor de vida para vida se han vuelto un sabor de muerte para muerte por el espíritu que las acompañó.—Carta 17, 1900.OP 66.2

    En el Espíritu de Cristo—No podemos ayudar a los que están sin Cristo buscando faltas en ellos. No nos ha sido dada la tarea de reprobar o dar estocadas personales en los periódicos o mediante nuestras publicaciones. Esta actitud nos desviará. No debemos irritarnos fácilmente. Recordemos que por nuestra actitud espiritual hemos de mostrar que nos alimentamos de Cristo, el pan de vida. Por nuestro temperamento, nuestras palabras y nuestras obras podemos testificar a los que entran en contacto con nosotros de que el Espíritu de Cristo mora en nosotros.—Manuscrito 46, 1898.OP 66.3

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