Música dignificada, solemne e impresionante
El ejercicio corporal para poco aprovecha. Cualquier cosa que esté relacionada de alguna manera con el culto religioso debe ser digna, solemne e impresionante. A Dios no le agrada cuando ministros que aseveran ser representantes de Cristo representan tan mal al Señor, y usan el cuerpo para hacer movimientos y adoptar actitudes ordinarias, ejecutando gestos indignos, toscos y no refinados. Todo esto divierte y estimula la curiosidad de los que desean ver cosas extrañas, raras y excitantes; pero estas cosas no elevarán las mentes y los corazones de los presentes.Mu 52.3
Lo mismo puede decirse del canto. Ud. asume actitudes que no son dignas. Utiliza toda la potencia y el volumen que puede de la voz. Ahoga los acordes más finos y las notas de las voces más musicales que las suyas. Estos movimientos corporales, y esta voz desagradable y fuerte, no constituyen ninguna melodía, ni para los que escuchan en la tierra ni para los que escuchan en el cielo. Tal forma de cantar es defectuosa, y Dios no la acepta como una melodía perfecta, suave y dulce. No existen exhibiciones semejantes entre los ángeles como las que he visto a veces en nuestras reuniones. Esta clase de notas desagradables y gesticulaciones no se ven en el coro angelical. Sus himnos no rechinan en los oídos. El canto es suave y melodioso, y se hace sin este gran esfuerzo que yo he presenciado. No requiere tanto esfuerzo ni ejercicio físico.Mu 53.1