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Mensajes para los Jóvenes

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    Capítulo 138—Principios guiadores

    El corazón pertenece a Jesús. Él ha pagado un precio infinito por nosotros, e intercede ante el Padre como nuestro Mediador y ruega, no como un peticionante, sino como un conquistador que reclama lo que le pertenece. Es capaz de salvar hasta lo sumo, pues intercede constantemente por nosotros. El corazón joven es una ofrenda preciosa, el don más valioso que puede presentarse a Dios. Todo lo que son y toda la habilidad que poseen proceden de Dios, como legado sagrado que debe devolverse como ofrenda santa y voluntaria. No pueden dar a Dios nada que no se les haya dado primero. Por lo tanto, cuando se entrega el corazón a Dios, se le da un don que él ha comprado y le pertenece.MJ 288.4

    Hay muchas cosas que exigen que la juventud dedique su tiempo, sus afectos y su fuerza. Satanás reclama a los jóvenes como su propiedad, y un vasto número le entrega toda la capacidad y el talento que posee. El mundo reclama el corazón, pero el corazón pertenece a aquel que lo redimió. Si es entregado al mundo se llenará de cuidados, de pena y de esperanzas defraudadas; se tornará impuro y corrompido. La entrega de los afectos y el servicio del corazón al mundo sería la peor clase de robo, pues tales cosas pertenecen a Dios. No pueden dedicar con provecho su corazón a la búsqueda de los placeres.MJ 289.1

    El enemigo de la justicia tiene preparada toda clase de placeres para los jóvenes de cualquier condición de vida; y estos placeres no atraen solamente en las ciudades populosas sino en cualquier lugar habitado por seres humanos. Satanás se complace en tener a los jóvenes como soldados en sus filas. El archienemigo sabe bien qué material tiene que manejar, y ha desplegado su sabiduría infernal para idear, para la juventud, costumbres y placeres que separen sus intereses de Jesucristo [...].MJ 289.2

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