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Mensajes para los Jóvenes

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    En la fuerza del señor

    Jesús es la luz del mundo, y ustedes han de amoldar sus vidas a la de él. Hallarán en Cristo fuerza para formar un carácter fuerte, simétrico, hermoso. Satanás no puede anular la luz que irradie de semejante carácter. El Señor tiene un trabajo para cada uno de nosotros. Él no ha dispuesto que seamos sostenidos por la influencia de la alabanza y el halago humanos; él da a entender que cada alma debe mantenerse con la fuerza del Señor. Dios nos ha dado su mejor don, su mismo Hijo unigénito, para elevarnos, ennoblecernos, y capacitarnos, invistiéndonos de su propia perfección de carácter para que tengamos un hogar en su reino. Jesús vino a este mundo y vivió como él esperaba que sus seguidores vivieran. Si somos indulgentes con nosotros mismos y demasiado perezosos para hacer esfuerzos fervientes por cooperar en la maravillosa obra de Dios, afrontaremos pérdida en esta vida, y pérdida en la vida futura, inmortal.MJ 44.3

    Dios se propone que trabajemos, no de un modo desesperado, sino con poderosa fe y esperanza. Al escudriñar las Escrituras y ser iluminados para contemplar la maravillosa condescendencia del Padre al dar a Jesús al mundo, con el fin de que todos los que creen en él no perezcan, mas tengan vida eterna, deberíamos regocijarnos con gozo indecible y lleno de gloria. Es el propósito de Dios que usemos para el adelanto de la verdad todo lo que pueda obtenerse mediante la educación. La piedad vital, verdadera, debe irradiar de la vida y el carácter, para que la cruz de Cristo sea levantada ante el mundo y a la luz de la cruz sea revelado el valor del alma. Nuestra mente debe abrirse para entender las Escrituras, con el propósito de que obtengamos poder espiritual alimentándonos del pan del cielo.—The Review and Herald, 8 de abril de 1890.MJ 45.1

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