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La Verdad acerca de los Angeles

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    Jacob y Esaú

    Jacob y Esaú, los hijos gemelos de Isaac, presentan un contraste sorprendente tanto en su vida como en su carácter. Esta desigualdad fue predicha por el ángel de Dios antes de que nacieran. Cuando él contestó la oración de Rebeca, le anunció que tendría dos hijos y le reveló su historia futura, diciéndole que cada uno sería jefe de una nación poderosa, pero que uno de ellos sería más grande que el otro, y que el menor tendría la preeminencia...VAAn 88.1

    Isaac... indicó claramente que Esaú, por ser el mayor, tenía derecho a la primogenitura. Pero Esaú no amaba la devoción, ni tenía inclinación hacia la vida religiosa... Rebeca recordaba las palabras del ángel y, con percepción más clara que la de su esposo, comprendía el carácter de sus hijos. Estaba convencida de que Jacob estaba destinado a heredar la promesa divina. Repitió a Isaac las palabras del ángel; pero los afectos del padre se concentraban en su hijo mayor, y se mantuvo firme en su propósito.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 175-176.VAAn 88.2

    Jacob había oído a su madre referirse a la indicación divina de que él recibiría la primogenitura, y desde entonces tuvo un deseo indecible de alcanzar los privilegios que ésta confería. No era la riqueza del padre lo que ansiaba; el objeto de sus anhelos era la primogenitura espiritual...VAAn 88.3

    Cuando Esaú, al volver un día de la caza, cansado y desfallecido, le pidió a Jacob la comida que estaba preparando, este último... aprovechó la oportunidad y ofreció saciar el hambre de su hermano a cambio de la primogenitura. “He aquí yo me voy a morir—exclamó el temerario y desenfrenado cazador—; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?” Génesis 25:32. Y por un plato de lentejas se deshizo de su primogenitura...VAAn 88.4

    Jacob y Rebeca triunfaron en su propósito, pero por su engaño no se granjearon más que tristeza y aflicción. Dios había declarado que Jacob debía recibir la primogenitura y si hubiesen esperado con confianza hasta que Dios obrara en su favor, la promesa se habría cumplido a su debido tiempo...VAAn 89.1

    Amenazado de muerte por la ira de Esaú, Jacob salió fugitivo de la casa de su padre... La noche del segundo día le encontró lejos de las tiendas de su padre. Se sentía desechado, y sabía que toda esta tribulación había venido sobre él por su propio proceder erróneo. Las tinieblas de la desesperación oprimían su alma, y apenas se atrevía a orar. Sin embargo, estaba tan completamente solo que sentía como nunca antes la necesidad de la protección de Dios. Llorando y con profunda humildad, confesó su pecado, y pidió que se le diera alguna evidencia de que no estaba completamente abandonado...VAAn 89.2

    Pero Dios no abandonó a Jacob... Compasivamente el Señor reveló a Jacob precisamente lo que necesitaba: un Salvador... Cansado de su viaje, el peregrino se acostó en el suelo, con una piedra por cabecera. Mientras dormía vio una escalera, clara y reluciente, “que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo”. Por esta escalera subían y bajaban ángeles. En lo alto de ella estaba el Señor de la gloria, y su voz se oyó desde los cielos: “Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac”. Génesis 28:12-13...VAAn 89.3

    En esta visión, el plan de redención le fue revelado a Jacob... La escalera representa a Jesús, el medio señalado para comunicarnos con el cielo. Si no hubiese salvado por sus méritos el abismo producido por el pecado, los ángeles ministradores no habrían podido tratar con el hombre caído...VAAn 90.1

    Con nueva y duradera fe en las promesas divinas, y seguro de la presencia y protección de los ángeles celestiales, prosiguió Jacob su jornada “a la tierra de los orientales”.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 176-186.VAAn 90.2

    Aunque Jacob había dejado a Padan-aram en obediencia a la instrucción divina, no volvió sin muchos temores por el mismo camino por donde había pasado como fugitivo veinte años antes. Recordaba siempre el pecado que había cometido al engañar a su padre... A medida que se acercaba al fin de su viaje, el recuerdo de Esaú le traía muchos presentimientos aflictivos... Nuevamente el Señor dio a Jacob otra señal del amparo divino.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 194.VAAn 90.3

    Cuando Jacob continuó su viaje, los ángeles se presentaron. Al verlos, dijo: “Campamento de Dios es este”. Génesis 32:2. En un sueño vio a los ángeles de Dios acampando alrededor de él.—Spiritual Gifts 3:127.VAAn 90.4

    Directamente delante de él, como si estuvieran mostrando el camino, Jacob vio dos compañías de ángeles, guiándolo y protegiéndolo. Al verlos, brotaron de sus labios palabras de alabanza y exclamó: “Campamento de Dios es este”. Y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim, que significa dos huestes o compañías.—The Signs of the Times, 20 de noviembre de 1879.VAAn 90.5

    Sin embargo, Jacob creyó que debía hacer algo en favor de su propia seguridad. Mandó, pues, mensajeros a su hermano con un saludo conciliatorio... Pero los siervos volvieron con la noticia de que Esaú se acercaba con cuatrocientos hombres, y que no había dado contestación al mensaje amistoso... “Entonces Jacob tuvo gran temor, y se angustió”... Dividió [a su familia y sus siervos] en dos grupos, de modo que si uno fuese atacado, el otro tuviera ocasión de huir...VAAn 91.1

    Había llegado ahora al río Jaboc, y cuando vino la noche Jacob mandó a su familia cruzar el vado al otro lado del río, quedándose él solo atrás. Había decidido pasar la noche en oración y deseaba estar solo con Dios...VAAn 91.2

    De pronto sintió una mano fuerte sobre él. Creyó que un enemigo atentaba contra su vida, y trató de librarse de las manos de su agresor. En las tinieblas los dos lucharon por predominar. No se pronunció una sola palabra, pero Jacob desplegó todas sus energías y ni un momento cejó en sus esfuerzos. Mientras así luchaba por su vida, el sentimiento de su culpa pesaba sobre su alma; sus pecados surgieron ante él, para alejarlo de Dios. Pero en su terrible aflicción recordaba las promesas del Señor, y su corazón exhalaba súplicas de misericordia.VAAn 91.3

    La lucha duró hasta poco antes del amanecer, cuando el desconocido tocó el muslo de Jacob, dejándolo incapacitado en el acto. Entonces reconoció el patriarca el carácter de su adversario. Comprendió que había luchado con un mensajero celestial, y que por eso sus esfuerzos casi sobrehumanos no habían obtenido la victoria.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 195-196.VAAn 91.4

    El que luchó con Jacob es llamado “un varón”. Oseas lo identifica como “el ángel”. Jacob dice de él: “Vi a Dios cara a cara”. También se dice que tenía poder ante Dios. Era, en verdad, la Majestad del cielo; el Angel del pacto, quien se apareció a Jacob en la forma y apariencia de un hombre.—The Signs of the Times, 20 de noviembre de 1879.VAAn 91.5

    Era Cristo, “el Angel del pacto”, el que se había revelado a Jacob. El patriarca estaba imposibilitado y sufría el dolor más agudo, pero no aflojó su asidero... Debía tener la seguridad de que su pecado estaba perdonado... El Angel trató de librarse de él y le exhortó: “Déjame, porque raya el alba”; pero Jacob contestó: “No te dejaré, si no me bendices”. Génesis 32:26. Si ésta hubiese sido una confianza jactanciosa y presumida, Jacob habría sido aniquilado en el acto; pero tenía la seguridad del que confiesa su propia indignidad, y sin embargo confía en la fidelidad del Dios que cumple su pacto. Jacob “venció al Angel y prevaleció”. Oseas 12:4...VAAn 92.1

    Mientras Jacob luchaba con el Angel, otro mensajero celestial fue enviado a Esaú. En un sueño éste vio a su hermano desterrado durante veinte años de la casa de su padre; presenció el dolor que sentiría al saber que su madre había muerto; le vio rodeado de las huestes de Dios. Esaú relató este sueño a sus soldados, con la orden de que no hicieran daño alguno a Jacob, porque el Dios de su padre estaba con él...VAAn 92.2

    La experiencia de Jacob durante aquella noche de lucha y angustia representa la prueba que habrá de soportar el pueblo de Dios inmediatamente antes de la segunda venida de Cristo.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 196-199.VAAn 92.3

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