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La Verdad acerca de los Angeles

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    Daniel en el foso de los leones

    Daniel oraba a Dios tres veces al día, y Satanás se enfurece con el sonido de una oración ferviente, porque sabe que será derrotado. Daniel era el preferido entre los príncipes y gobernadores por su excelente espíritu, y los ángeles caídos temían que su influencia pudiera debilitar el control que ellos ejercían sobre los gobernantes del reino... La hueste acusadora de ángeles malignos despertó la envidia y los celos de los príncipes y gobernadores, quienes comenzaron a vigilar a Daniel para tratar de encontrar alguna falta en él que pudieran informar al rey; pero fracasaron en su intento. Entonces estos agentes de Satanás intentaron destruirlo usando como causal su fidelidad al Dios de los hebreos. Los ángeles malignos trazaron el plan, y sus agentes humanos lo llevaron a cabo. El rey desconocía la sutil emboscada que se estaba preparando para Daniel.VAAn 145.2

    Aun después de conocer el edicto del rey, Daniel continuó orando a su Dios “abiertas las ventanas de su cámara”. Consideraba su comunión con Dios tan importante que estaba dispuesto a sacrificar su vida antes que abandonarla. Sus oraciones a Dios fueron la excusa para echarlo al foso de los leones. Los ángeles malos parecían estar cumpliendo su propósito. Pero Daniel continuó orando aun en el foso de los leones... ¿Se olvidó Dios de él? ¡Oh, no! Jesús, el poderoso Comandante de las huestes celestiales, envió su ángel para cerrar la boca de los leones hambrientos, a fin de que no hicieran daño al suplicante hombre de Dios. El terrible foso se convirtió en un lugar de paz. El rey presenció el milagro y lo sacó del foso con honores. Satanás y sus ángeles fueron derrotados y airados; y los agentes humanos que Satanás había empleado, corrieron la terrible suerte que habían planeado para Daniel.—Spiritual Gifts 4b:85-86.VAAn 145.3

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