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La Verdad acerca de los Angeles

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    Antes del nacimiento de Cristo

    En el cielo fue anunciado que el tiempo para el advenimiento de Cristo al mundo había llegado. Los ángeles dejaron su glorioso lugar, para ser testigos de la recepción que él recibiría por parte de aquellos a quienes venía a bendecir y salvar. Habían presenciado su gloria en el cielo, y esperaban que fuese recibido con honores de acuerdo a su alto rango, y a la elevada misión que venía a cumplir. Cuando los ángeles llegaron a la tierra, primero fueron al pueblo que Dios había separado de las naciones del mundo para que fuera su especial tesoro. Pero no vieron ningún interés especial entre los judíos; ninguna emoción ni excitación por ver quién sería el primero en recibir al Redentor y reconocer su advenimiento.—The Review and Herald, 17 de diciembre de 1872.VAAn 163.2

    Un ángel desciende a la tierra para ver quiénes están preparados para dar la bienvenida a Jesús. Pero no puede discernir señal alguna de expectación. No oye ninguna voz de alabanza ni de triunfo que anuncie que la venida del Mesías es inminente. El ángel se cierne durante un momento sobre la ciudad escogida y sobre el templo donde durante siglos y siglos se manifestara la divina presencia; pero allí también se nota la misma indiferencia...VAAn 163.3

    Asombrado, el mensajero celestial está a punto de volverse al cielo con la vergonzosa noticia, cuando descubre a un grupo de pastores que están cuidando sus rebaños durante la noche, y que al contemplar el cielo estrellado, meditan en la profecía de un Mesías que debe venir a la tierra y anhelan el advenimiento del Redentor del mundo. Aquí tenemos un grupo de seres humanos preparado para recibir el mensaje celestial. Y de pronto aparece el ángel del Señor proclamando las buenas nuevas de gran gozo.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 359-360.VAAn 164.1

    Los ángeles pasaron por alto la escuela de los profetas y los palacios de los reyes, y aparecieron ante humildes pastores que cuidaban su rebaño durante la noche en las planicies de Belén. Primero apareció sólo un ángel revestido de toda la gloria del cielo; y tan sorprendidos y aterrorizados quedaron los pastores, que apenas podían mirar con inenarrable asombro la maravillosa aparición. Pero el ángel del Señor se acercó a ellos y les dijo: “No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que serán para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre”. Lucas 2:10-12.VAAn 164.2

    Tan pronto como sus ojos se acostumbraron a la gloriosa presencia de un ángel, he aquí que todo el valle fue iluminado con la maravillosa gloria de una multitud de ángeles que llenó las planicies de Belén. El ángel había aquietado el temor de los pastores, antes de abrir sus ojos para que presenciaran la multitud de la hueste angelical alabando a Dios y diciendo: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”—The Review and Herald, 9 de diciembre de 1884.VAAn 164.3

    Después que la gloriosa presencia desaparece, y los ángeles regresan al cielo, los pastores, llenos de gozo, se apresuran a compartir las buenas nuevas y buscar al Salvador. Encuentran al niño Redentor, tal como los ángeles lo habían anunciado: envuelto en pañales, y acostado en los angostos límites de un pesebre.—The Review and Herald, 17 de diciembre de 1872.VAAn 165.1

    Satanás vio las planicies de Belén iluminadas con la brillante gloria de una multitud de ángeles celestiales. Escuchó su coro: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” El príncipe de las tinieblas vio a los pastores que llenos de temor contemplaban el valle iluminado, y temblaban ante la exhibición de excelsa gloria que penetraba sus sentidos. Y él, jefe de la rebelión, también tembló al escuchar la declaración del ángel: “No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”...VAAn 165.2

    Satanás sabía que este coro de mensajeros celestiales que proclamaba con gran gozo el advenimiento del Salvador a un mundo caído, no presagiaba nada bueno para él. Oscuros presentimientos llenaron su mente al pensar en la influencia que este advenimiento tendría sobre su reino.—The Review and Herald, 3 de marzo de 1874.VAAn 165.3

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