La segunda tentación
“Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra”. Mateo 4:5-6.—El Deseado de Todas las Gentes, 100.VAAn 178.4
Para mostrar su fuerza, Satanás alzó a Jesús y lo llevó a Jerusalén. Allí lo colocó sobre un pináculo del templo.—Spiritual Gifts 1:32.VAAn 179.1
[Satanás] nuevamente demandó de Cristo, que si era el Hijo de Dios, lo evidenciara echándose abajo desde la impresionante altura en la que lo había colocado. Lo desafió a mostrar su confianza en el cuidado protector de su Padre, tirándose del templo hacia abajo. En su primera tentación relacionada con el apetito, Satanás trató de insinuar dudas acerca del amor y cuidado de Dios por Cristo como su Hijo, mostrándole su estado y su hambre como evidencias de que no gozaba del favor de Dios; pero no tuvo éxito. Entonces, trató de sacar ventaja de la fe y perfecta confianza que Cristo había mostrado en su Padre, haciéndolo caer en la presunción: “Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra”. Mateo 4:6.—The Review and Herald, 18 de agosto de 1874.VAAn 179.2
El astuto enemigo le presenta palabras procedentes de la boca de Dios. Se da todavía por un ángel de luz y evidencia conocer las Escrituras y comprender su significado. Como Jesús empleó antes la Palabra de Dios para sostener su fe, el tentador la usa ahora para apoyar su engaño. Pretende haber estado tan sólo probando la fidelidad de Jesús, y elogia su firmeza. Como el Salvador había manifestado confianza en Dios, Satanás le insta a dar otra prueba de su fe.VAAn 179.3
Pero otra vez la tentación va precedida de la insinuación de desconfianza: “Si eres Hijo de Dios”. Cristo se sintió tentado a contestar al “si”; pero se abstuvo de la menor aceptación de la duda. No podía hacer peligrar su vida a fin de dar pruebas a Satanás.—El Deseado de Todas las Gentes, 100.VAAn 180.1
Cuando Satanás citó la promesa: “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti”, omitió las palabras “Que te guarden en todos tus caminos”; esto es, en los caminos que Dios ha elegido. Jesús rehusó salirse del sendero de la obediencia. Aunque manifestara perfecta confianza en su Padre, no se colocaría a sí mismo en una posición que obligara a su Padre a interponerse para salvarlo de la muerte. No forzaría a la Providencia a venir en su rescate; no fracasaría en dar al hombre un ejemplo de confianza y sumisión.—The Signs of the Times, 10 de diciembre de 1902.VAAn 180.2
Si Jesús se hubiera arrojado desde el pináculo del templo, no hubiese glorificado a su Padre; porque nadie habría presenciado su acción, excepto Satanás y los ángeles de Dios. Habría llevado al Señor a desplegar su poder ante su más acérrimo enemigo, y habría condescendido con aquel a quien había venido a conquistar.—Spiritual Gifts 1:33.VAAn 180.3