¡Un iceberg! “hazle frente”
Poco después de que envié los testimonios acerca de los esfuerzos del enemigo para socavar el fundamento de nuestra fe mediante la diseminación de teorías engañosas, leí un incidente acerca de un barco que hizo frente a un iceberg en una neblina. Dormí poco durante varias noches. Me parecía estar aplastada como un carro bajo las gavillas. Una noche fue presentada claramente una escena delante de mí. Navegaba un barco en medio de una densa neblina. De pronto el vigía exclamó: “¡Iceberg a la vista!” Allí, como una elevada torre por encima del barco, estaba un gigantesco iceberg. Una voz autorizada exclamó: “¡Hazle frente!” No hubo un momento de vacilación. Se demandaba acción instantánea. El maquinista dio marcha a todo vapor y el timonel dirigió el barco directamente contra el iceberg. Con un crujido golpeó el témpano. Hubo una terrible sacudida, y el iceberg se rompió en muchos pedazos que cayeron sobre la cubierta con un estruendo semejante al trueno. Los pasajeros fueron violentamente sacudidos por la fuerza de la colisión, pero no se perdieron vidas. El navío se dañó, pero no sin remedio. Rebotó por el contacto, temblando de proa a popa como una criatura viviente. Entonces siguió adelante en su camino.1MS 239.3
Bien sabía yo el significado de esta visión. Había recibido mis órdenes. Había oído las palabras, como una voz de nuestro Capitán: “¡Hazle frente!” Sabía cuál era mi deber y que no había un momento que perder. Había llegado el tiempo de una acción decidida. Sin demora, debía obedecer la orden: “¡Hazle frente!”1MS 240.1
Esa noche estaba en pie a la una, escribiendo a toda la velocidad con que mi mano podía correr sobre el papel. Durante los pocos días subsiguientes trabajé desde temprano hasta tarde, preparando para nuestros hermanos las instrucciones que me fueron dadas acerca de los errores que estaban introduciéndose entre nosotros.1MS 240.2
He estado esperando que hubiera una reforma cabal y que se mantuvieran los principios por los cuales luchamos en los primeros días, y que fueron presentados con el poder del Espíritu Santo.1MS 240.3