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Mensajes Selectos Tomo 1

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    Terribles efectos del pecado en el hombre

    Satanás había tenido tanto éxito en engañar a los ángeles de Dios y en la caída del noble Adán, que pensó que tendría éxito en vencer a Cristo en su humillación. Contempló con gozo placentero el resultado de sus tentaciones y el aumento del pecado en las continuas transgresiones de la ley de Dios por más de cuatro mil años. Había provocado la ruina de nuestros primeros padres, había traído el pecado y la muerte al mundo y había llevado a la ruina a multitudes en todos los siglos, países y clases. Por su poder, había regido ciudades y naciones hasta que sus pecados habían provocado la ira de Dios, quien las había destruido por fuego, agua, terremotos, espada, hambre y pestilencias. Mediante sus astutos e incansables esfuerzos, había dominado el apetito y había excitado y fortalecido las pasiones hasta tal punto que había desfigurado y casi raído la imagen de Dios en el hombre. La dignidad física y moral del hombre habían sido destruidas hasta tal punto, que no tenía sino un vago parecido en carácter y perfección de forma con los que dignificaron a Adán y a Eva.1MS 316.2

    En el primer advenimiento de Cristo, Satanás había degradado al hombre de su excelsa pureza original y había oscurecido el oro fino con el pecado. Al hombre, creado para ser soberano en el Edén, lo había transformado en un esclavo en la tierra que gemía bajo la maldición del pecado. Después de su transgresión, desapareció de Adán el halo de gloria que Dios le había dado cuando era santo, y que lo cubría como un manto. La luz de la gloria de Dios no podía cubrir la desobediencia y el pecado. En lugar de la salud y de la plenitud de las bendiciones, la pobreza, la enfermedad y los sufrimientos de todo tipo habían de ser la suerte de los hijos de Adán.1MS 316.3

    Por su poder engañador, Satanás había guiado a los hombres mediante vanas filosofías a poner en duda y finalmente a dejar de creer en la revelación divina y en la existencia de Dios. Podía contemplar panorámicamente un mundo de degradación moral y una raza expuesta a la ira de un Dios retribuidor del pecado. Con perverso triunfo, podía ver que había tenido tanto éxito en oscurecer la senda de tantos y que los había inducido a transgredir la ley de Dios. Revestía el pecado con atracciones agradables para asegurar la ruina de muchos.1MS 317.1

    Pero su estratagema de mayor éxito ha sido la de ocultar su verdadero propósito y su verdadero carácter, presentándose a sí mismo como amigo del hombre y como benefactor de la raza humana. Halaga a los hombres con la fábula agradable de que no hay un enemigo rebelde, que no hay un enemigo mortal contra el cual necesitan precaverse, y que es pura ficción la existencia de un diablo personal. Mientras así oculta su existencia, reúne a miles bajo su dominio. Los está engañando, como trató de engañar a Cristo, con la impostura de que él es un ángel del cielo que hace una buena obra para la humanidad. Y las multitudes están tan cegadas por el pecado, que no pueden discernir los artificios de Satanás, y lo honran como si fuera un ángel celestial, al paso que él está realizando la ruina eterna de ellos.1MS 317.2

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