La santificación es la obra de toda la vida
La obra de la santificación es la obra de toda una vida. Debe proseguir continuamente, pero no puede progresar en el corazón mientras sea rechazada o descuidada la luz de cualquier parte de la verdad. El alma santificada no estará contenta de permanecer en la ignorancia, sino que deseará caminar en la luz y buscar una luz mayor. Así como el minero cava en procura de oro y plata, así también el seguidor de Cristo buscará la verdad como si fuera un tesoro escondido, y avanzará de una luz a una luz mayor, aumentando siempre su conocimiento. Crecerá continuamente en gracia y en el conocimiento de la verdad. Debe ser vencido el yo. Cada defecto de carácter debe ser detectado en el gran espejo de Dios. Podemos descubrir si estamos condenados o no por la norma del carácter de Dios.1MS 372.2
Si estáis condenados, no hay sino un camino a seguir: debéis arrepentiros ante Dios por la transgresión de su ley, y debéis tener fe en nuestro Señor Jesucristo como en el único que puede limpiar de pecado. Si queremos ganar el cielo, debemos ser obedientes a los santos requerimientos de Dios. Los que se esfuerzan legítimamente, no se esforzarán en vano. Creed tan sólo en la verdad tal como es en Jesús, y seréis fortalecidos para la batalla contra los poderes de las tinieblas. Los luchadores de antaño se esforzaban por obtener una corona perecedera. ¿Y no debiéramos esforzarnos para ganar la corona inmarcesible?1MS 372.3
Cada artimaña y maquinación de Satanás serán usadas para realizar nuestra ruina. Si os quedáis con los despreocupados teniendo en vuestros labios las palabras “estoy salvado”, y no prestáis atención a los mandamientos de Dios, os perderéis eternamente. Hay verdad en Jesús que es terrible para los despreocupados y negligentes. Hay verdad en Jesús que está plena de reconfortante gozo para el obediente. Es el gozo del Espíritu Santo. Por lo tanto, estad seguros de abrir la mente y el corazón para que veáis cada rayo de luz que brilla del trono de Dios.1MS 373.1
No hay tiempo para ser indiferentes, descuidados ni amantes del placer. Cristo viene con poder y grande gloria. ¿Estáis listos? ¿Os estáis desprendiendo de vuestros pecados? ¿Estáis siendo santificados por la verdad en respuesta a la oración de Cristo? El oró acerca de sus discípulos: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”. Juan 17:17.1MS 373.2
Los padres debieran criar a sus hijos en el conocimiento y admonición del Señor, educándolos para que cumplan con amor la voluntad de Dios. Es imposible que estimemos en demasía las ventajas de la piedad juvenil. Las impresiones recibidas en la juventud son para muchos tan perdurables como la eternidad. En la juventud es cuando los estatutos y mandamientos de Dios se graban más fácilmente en las tablas del alma. Se ha descuidado grandemente la instrucción de los niños. No se les ha presentado la justicia de Cristo como debiera haberse hecho.1MS 373.3
Se nos da el tiempo de gracia a fin de que podamos perfeccionar un carácter adecuado para la eternidad. Padres, ¡cuán solemne es el pensamiento de que vuestros hijos están en vuestras manos para que los eduquéis y preparéis a fin de que puedan desarrollar caracteres que aprobará Dios, o caracteres con los cuales podrán jugar a su antojo Satanás y sus ángeles! Jesús hablaba desde la columna de nube y de fuego, y ordenó a su pueblo que instruyera a sus hijos diligentemente en cuanto a los mandamientos de Dios. ¿Quiénes están obedeciendo esa instrucción? ¿Quiénes están procurando hacer que sus hijos sean tales que resulten aprobados por Dios? ¿Quiénes recuerdan siempre el pensamiento de que todos los talentos y dones de sus hijos pertenecen a Dios y debieran ser plenamente consagrados a su servicio?1MS 374.1
Ana consagró a Samuel al Señor, y Dios se le reveló a él en su niñez y juventud. Debemos trabajar mucho más por nuestros niños y jóvenes, pues Dios los aceptará para que hagan grandes cosas en su nombre, enseñando la verdad en países extranjeros a los que están en las tinieblas del error y de la superstición. Si mimáis a vuestros hijos, complaciendo sus deseos egoístas, si fomentáis en ellos el amor al vestido y desarrolláis la vanidad y el orgullo, haréis una obra que chasqueará a Jesús, quien ha pagado un precio infinito por la redención de ellos. El desea que los niños le sirvan con un afecto indiviso.1MS 374.2
Padres, hay una gran obra que debéis hacer para Jesús, quien ha hecho todo por vosotros. Tomadlo como a vuestro guía y ayudador. Dios no ha retenido de vosotros el máximo don que tenía para dar: su Hijo unigénito. Los niños y jóvenes no deben ser estorbados en su aproximación a Jesús. Satanás trata de aprisionar a los niños como con cintas de acero, y podréis tener éxito en llevarlos a Jesús sólo mediante decididos esfuerzos personales. Debiera prodigarse más ferviente labor a los niños y a los jóvenes, pues son la esperanza de la iglesia. José, Daniel y sus compañeros, Samuel, David, Juan y Timoteo son brillantes ejemplos que testifican del hecho de que “el temor de Jehová es el principio de la sabiduría”. Proverbios 9:10.1MS 374.3
Debemos efectuar esfuerzos más fervientes y decididos, si queremos que el Señor Jesús more con nosotros como consejero y ayudador. La luz que brilla del Hijo de Dios en el Calvario puede llevar de vuelta al hogar a cualquier errante. Hay poder en Aquel que purifica el corazón y transforma el carácter. Trabaje cada cristiano por los niños y jóvenes, presentando delante de ellos el incomparable encanto de Jesús. Entonces se eclipsarán las atracciones y las ilusiones del mundo, y ellos no verán ninguna ventaja a ganar en el sendero de la desobediencia.1MS 375.1