La abnegación de Dios
Al llevar a cabo su enemistad contra Cristo hasta que pendió de la cruz del Calvario, con su cuerpo herido y magullado y el corazón quebrantado, Satanás se desarraigó completamente del afecto del universo. Entonces se vio que Dios se había negado a sí mismo en su Hijo, entregándose por los pecados del mundo porque amaba a la humanidad. El Creador fue revelado en el Hijo del Dios infinito. Aquí fue contestada para siempre la pregunta: “¿Puede haber abnegación en Dios?” Cristo era Dios y condescendió en ser hecho carne, asumió la humanidad y se hizo obediente hasta la muerte para que pudiera padecer el sacrificio infinito.1MS 401.2
Cristo soportó cualquier sacrificio que un ser humano pueda sufrir, a pesar de que Satanás ejerció todo esfuerzo posible para seducirlo con tentaciones. Pero mientras mayores fueron las tentaciones, más perfecto fue el sacrificio. En su naturaleza humana y divina combinadas, Cristo soportó todo lo que era posible que el hombre soportara en el conflicto con Satanás. Obediente e inmaculado hasta lo último, murió por el hombre como su sustituto y garantía, soportando todo lo que el hombre tuviera que soportar debido al engañoso tentador, para que el hombre venciera siendo participante de la naturaleza divina.1MS 401.3
La verdad pura está en competencia con la falsedad; la honradez y la integridad con la astucia y la intriga, en todo aquel que, como Cristo, está dispuesto a sacrificarlo todo, aún la dádiva misma, por causa de la verdad. No es fácil resistir a los deseos de Satanás. Se necesita aferrarse firmemente de la naturaleza divina desde el principio hasta el fin, o no se logrará hacerlo. Con la victoria obtenida en la cruz del Calvario, Cristo abre claramente el camino para el hombre y así le hace posible que guarde la ley de Dios mediante el Camino, la Verdad y la Vida. No hay otro camino.1MS 402.1
La justicia de Cristo se presenta como un don gratuito para el pecador si la acepta. No tiene nada propio sino lo que está manchado y corrompido, contaminado con el pecado, completamente repulsivo para un Dios puro y santo. Sólo mediante el carácter justo de Jesucristo el hombre puede acercarse a Dios.1MS 402.2
Como sumo sacerdote que está dentro del velo, de tal manera inmortalizó Cristo el Calvario, que aunque vive para Dios, muere continuamente para el pecado. De esa manera, si peca algún hombre, tiene a un abogado ante el Padre.1MS 402.3
Resucitó de la tumba circuido de una nube de ángeles de admirable poder y gloria: la Deidad y la humanidad combinadas. Se apoderó del mundo sobre el cual Satanás pretendía presidir como en su legítimo territorio. En la obra admirable de dar su vida, Cristo restauró a toda la raza humana al favor de Dios...1MS 402.4
No defienda nadie la posición limitada y estrecha de que alguna de las obras del hombre puede ayudarle en lo más mínimo a liquidar la deuda de su transgresión. Este es un engaño fatal. Si lo comprendierais, deberíais cesar de obstinaros en vuestras ideas favoritas y escudriñarías la expiación con corazón humilde. Este asunto es tan oscuramente comprendido, que miles y miles que pretenden ser hijos de Dios son hijos del maligno, porque dependen de sus propias obras. Dios siempre demandó buenas obras. La ley las demanda. Pero porque el hombre se colocó en el terreno del pecado donde sus buenas obras no tenían valor, sólo puede servir la justicia de Cristo. Cristo puede salvar hasta lo último porque siempre vive para interceder por nosotros. Todo lo que el hombre tiene la posibilidad de hacer por su propia salvación es aceptar la invitación: “El que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”. Apocalipsis 22:17. No hay ningún pecado que pueda cometer el hombre para el cual no se haya hecho provisión en el Calvario. De esa manera la cruz, con fervientes exhortaciones, continuamente ofrece al pecador una expiación completa.1MS 402.5