Capítulo 4—Los reglamentos de la iglesia
La organización de la iglesia
La iglesia debe ser organizada para cumplir e implementar el orden, o será esparcida en fragmentos—Me fue mostrado que algunos han estado temiendo que se volverán una Babilonia si se organizan; pero las iglesias en el centro de Nueva York han sido una perfecta Babilonia, una confusión. Y ahora a menos que las iglesias estén bien organizadas para que puedan cumplir e implementar el orden, no tienen nada que ofrecer en el futuro.—The Review and Herald, 27 de agosto de 1861.MPa 45.1
La obra médica misionera no debe apartarse de la organización de la iglesia—Vendrá la tentación de pensar que para poder llevar adelante la obra médica misionera se la debe separar de la organización de la iglesia o de la disciplina de la misma. Tomar esta posición le colocaría en una base falsa. La obra realizada hacia quienes vienen a usted para ser instruidos no está completa a menos que sean educados para trabajar en conexión con la iglesia.—Testimonies for the Church 8:161.MPa 45.2
Los predicadores no deben unir su influencia a los que critican la iglesia—Cuando se dejan influenciar por los argumentos y sugerencias de tales consejeros, sería bueno que cada uno de nosotros se preguntase, “¿Debo yo, que soy cristiano; un hijo de Dios; uno llamado a ser la luz del mundo; un predicador de la justicia; quien a menudo ha expresado su confianza en la verdad y la manera en que Dios nos ha guiado, debo unir mi influencia a aquellos que amargamente se oponen a la causa de Dios? ¿Debo yo, un mayordomo de los misterios de Dios, revelar a sus peores enemigos los consejos de su pueblo? ¿No animará tal conducta a los inicuos en su oposición a la verdad de Dios y al pueblo que guarda su pacto? ¿Acaso no me impedirá tal concesión abrir mis labios para exhortar, amonestar, o instar a mi propia familia o a la iglesia de Dios? Si Pablo o Pedro estuvieran en circunstancias semejantes, ¿traicionarían ellos tan sagrada encomienda?”—The Signs of the Times, 3 de enero de 1884.MPa 45.3