Sección 2—Las relaciones del pastor
Capítulo 15—Las relaciones de la familia pastoral
El hogar
El carácter verdadero del ministro se revela en el hogar—Lo que revela nuestro carácter verdadero no es tanto la religión del púlpito como la de la familia. La esposa del ministro, sus hijos y los que son empleados para ayudar en su familia son los mejor preparados para juzgar la piedad de él. Un hombre bueno será una bendición para su familia. Su religión hará mejores a su esposa, sus hijos y sus ayudantes.—El Hogar Cristiano, 322.MPa 99.1
El bienestar espiritual de su familia está primero que todo—Ninguna disculpa tiene el predicador por descuidar el círculo interior en favor del círculo mayor. El bienestar espiritual de su familia está ante todo. En el día del ajuste final de cuentas, Dios le preguntará qué hizo para llevar a Cristo a aquellos de cuya llegada al mundo se hizo responsable. El mucho bien que haya hecho a otros no puede cancelar la deuda que él tiene con Dios en cuanto a cuidar de sus propios hijos.—Obreros Evangélicos, 215.MPa 99.2
Un ministro necesita mostrar consideración bondadosa como cabeza de la familia antes de tener éxito en la ganancia de almas—Usted debe mostrar en su hogar esa consideración bondadosa, esa ternura, amor, delicadeza, paciencia noble, y verdadera cortesía, que es digna de la cabeza del hogar, antes de tener éxito en la ganancia de almas para Cristo.—Testimonies for the Church 3:556.MPa 99.3
Algunos ministros son desviados de su trabajo por los vínculos del hogar—Algunos predicadores se desvían fácilmente de su obra. Se desaniman, o son apartados por los vínculos familiares, y dejan morir por falta de atención un interés naciente. La pérdida que sufre la causa de esta manera, difícilmente puede estimarse.—Obreros Evangélicos, 384.MPa 99.4