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Testimonios Selectos Tomo 1

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    Capítulo 37—Extensión de la obra en los campos extranjeros

    Durante la noche me llega palabra para declararla a las iglesias que conocen la verdad: “Levántate, resplandece; que ha venido tu lumbre, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.” Isaías 60:1.1TS 217.1

    Las palabras del Señor en el (capítulo 54) de Isaías nos convienen a nosotros: “Ensancha el sitio de tu cabaña, y las cortinas de tus tiendas sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y fortifica tus estacas. Porque a la mano derecha y a la mano izquierda has de crecer; y tu simiente heredará gentes, y habitarán las ciudades asoladas. No temas, que no serás avergonzada; y no te avergüences, que no serás afrentada. ... Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre: y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.” Isaías 54:2-5.1TS 217.2

    Y también las palabras de Cristo a sus discípulos convienen hoy para su pueblo: “¿No decís vosotros: Aun hay cuatro meses hasta que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos, y mirad la regiones, porque ya están blancas para la siega: Y el que siega, recibe salario, y allega fruto para vida eterna; para que el que siembra también goce, y el que siega.” Juan 4:35, 36.1TS 217.3

    El pueblo de Dios tiene ante sí una magna obra, que debe levantarse sucesivamente a una preeminencia cada vez mayor. Nuestros esfuerzos misioneros han de ser mucho más extensos. Se ha de llevar a cabo una obra más decisiva de la hecha hasta ahora, antes de la segunda aparición de nuestro Señor Jesucristo. El pueblo de Dios no ha de cesar en su labor hasta abarcar el mundo entero.1TS 217.4

    La viña es todo el mundo y se ha de labrar cada una de sus partes. Lugares hay que son ahora un desierto moral y se han de convertir en jardín del Señor. Se han de cultivar los dilatados lugares de la tierra para que broten y florezcan como la rosa. Nuevos territorios se han de labrar por hombres inspirados por el Espíritu Santo. Se han de establecer nuevas iglesias y organizar nuevas congregaciones. En nuestro tiempo ha de haber representantes de la verdad presente en todas las ciudades y en las más remotas partes de la tierra, pues la tierra entera ha de quedar iluminada con la gloria de la verdad de Dios. La luz ha de brillar en todos los países y en todos los pueblos. Y ha de brotar la luz de quienes ya la han recibido. La estrella matutina refulge sobre nosotros, y hemos de proyectar su luz sobre el camino de quienes andan en tinieblas.1TS 217.5

    Se nos avecina una crisis. Por el poder del Espíritu Santo, debemos proclamar las grandes verdades para estos últimos días. No transcurrirá mucho tiempo antes de que todos hayan oído el mensaje amonestador y hecho su resolución. Entonces vendrá el fin.1TS 218.1

    La esencia de toda fe sincera consiste en obrar bien a su debido tiempo. Dios es el gran Artífice y su providencia prepara los medios de que su obra se cumpla. El da las oportunidades, abre caminos de influencia y canales de actuación. Si el pueblo de Dios atiende a las indicaciones de su providencia y se dispone a colaborar con él, verá cumplida una grande obra. Los esfuerzos del pueblo de Dios, rectamente dirigidos, producirán resultados cien veces mayores de los que pudieran obtenerse con los mismos recursos y facilidades mediante otro conducto en el que Dios no actuara tan manifiestamente. Nuestra obra es reformadora, y el propósito de Dios es que la excelencia de la obra en todos sus aspectos sirva de lección ejemplar a las gentes. Sobre todo, en los nuevos campos conviene que la obra quede establecida de modo que dé una exacta representación de la verdad. Estos principios han de tenerse presentes en todos los planes que formemos para labores misioneras. ...1TS 218.2

    Los centinelas de Dios han de apostarse en los muros de Sión para dar el aviso: “La mañana viene, y después la noche,” la noche en que ya nadie podrá obrar.1TS 219.1

    De lejanos países llega el grito de: “Pasa y ayúdanos.” No están estos países tan a nuestro alcance ni tan maduros para la cosecha como los que de cerca abarca nuestra vista; pero no debemos desdeñarlos. ...1TS 219.2

    Nuestros hermanos no se han dado cuenta de que al fomentar el progreso de la obra en campos extranjeros, fomentarían la obra en su propio país, pues todo cuanto se dé para iniciar la obra en un campo, contribuirá al robustecimiento de la obra en otras localidades. Cuando los obreros están libres de estorbos, pueden ampliar sus esfuerzos, y según aumente el número de almas traídas a la verdad y se vengan fundando iglesias, se acrecentará la potencia financiera de la obra. Muy luego serán capaces estas nuevas iglesias, no sólo de propagar la verdad dentro de los límites de su propio campo, sino de comunicarla a otros campos. Así quedará repartida la carga que pesa sobre las iglesias matrices.1TS 219.3

    La obra misionera interior se adelantará mucho en todos sus aspectos cuando se manifieste un espíritu más liberal, abnegado y desprendido por la prosperidad de las misiones extranjeras; porque la prosperidad de la obra en la patria, depende grandemente, Dios mediante, de la influencia refleja de la obra evangélica en los países lejanos. Si trabajamos activamente para satisfacer las necesidades de la causa de Dios, pondremos nuestras almas en contacto con la Fuente de todo poder.1TS 219.4

    Aunque la obra en los campos extranjeros no adelantó como debiera haber progresado, lo que se ha logrado nos suministra motivos de gratitud y ánimo. En estos campos se han gastado muchos menos recursos que en los de Norteamérica, y la obra se ha hecho bajo los mayores apremios y sin las debidas facilidades. Sin embargo, si se considera la ayuda enviada a estos campos, el resultado es de veras sorprendente. Nuestro éxito misionero ha sido plenamente proporcionado a nuestro esfuerzo de abnegación y sacrificio.1TS 220.1

    Únicamente Dios puede apreciar la obra cumplida al proclamarse el mensaje evangélico de una manera clara y directa. Se han invadido nuevos campos y se ha realizado en ellos una obra activa. Se han sembrado las semillas de la verdad, la luz ha iluminado muchas mentes, ampliando el concepto que de Dios tenían y despertando más exacto aprecio de la formación del carácter. Millares de almas han sido conducidas al conocimiento de la verdad en Jesús. Se les ha infundido la fe que obra por amor y purifica el alma.1TS 220.2

    La valía de estas ventajas espirituales excede a nuestra comprensión. ¿Qué cable puede sondear las profundidades de la palabra predicada? ¿Qué balanza fuera capaz de pesar exactamente la influencia de los convertidos a la verdad? A su vez llegan a ser misioneros para trabajar en favor de otros. En muchas localidades, se han edificado capillas. Se estudia la preciosa Biblia. El tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Dios mora con ellos.1TS 220.3

    Alegrémonos de que en estos campos se haya efectuado una obra grata a Dios. En el nombre del Señor, levantemos nuestras voces en alabanza y acción de gracias por los resultados de la obra en campos extranjeros.1TS 221.1

    Y todavía nuestro General, que nunca se equivoca, nos dice: “Adelante. Invadid nuevos territorios. Enarbolad el estandarte en todos los países. ‘Levántate, resplandece; que ha venido tu lumbre, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.’”1TS 221.2

    Nuestro santo y seña ha de ser: Adelante, siempre adelante. Los ángeles de Dios nos precederán para prepararnos el camino. No podremos deponer nuestra carga por las “regiones lejanas,” antes que toda la tierra quede iluminada con la gloria del Señor.1TS 221.3

    Ahora se necesitan obreros—misioneros médicos evangelistas. No podéis dedicar largos años a la preparación. Las puertas ahora abiertas para la verdad se cerrarán pronto para siempre. Proclamad el mensaje ahora. No esperéis, dejando que el enemigo se apodere de los campos ahora abiertos delante de vosotros. Salgan pequeños grupos a hacer la obra que Cristo asignó a sus discípulos. Trabajen como evangelistas, diseminando nuestras publicaciones, y hablando de la verdad a quienes encuentren. Oren por los enfermos, atendiendo a sus necesidades, no con drogas, sino con los remedios de la naturaleza, y enseñándoles cómo recuperar la salud y evitar la enfermedad.1TS 221.4

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