Temor de engreimiento
Me oprimía el gran temor de que si respondía al llamamiento del deber y me declaraba favorecida por el Altísimo con visiones y revelaciones para comunicarlas a las gentes, era posible que cayese en pecaminoso engreimiento, y quisiese elevarme a un puesto más alto del que me correspondía, con lo cual me acarrearía el disgusto de Dios y la pérdida de mi alma. Conocía algunos casos por el estilo y mi corazón rehuía la tremenda prueba.1TS 66.4
Por lo tanto, rogué al Señor que si había de ir a relatar lo que él me había mostrado, preciso era resguardarme de indebida exaltación. El ángel dijo: “Tus oraciones han sido oídas y tendrán respuesta. Si te amenazare el mal que temes, extenderá Dios su mano para salvarte. Por medio de la aflicción, te atraerá a sí y conservará tu humildad. Comunica fielmente el mensaje. Persevera hasta el fin y comerás del fruto del árbol de la vida y beberás del agua de vida.”1TS 67.1
Al recobrar la conciencia de las cosas de este mundo, me entregué al Señor dispuesta a cumplir sus mandatos, fuesen lo que fuesen.1TS 67.2