En Vermont
En la primavera de 1850 resolvimos visitar Vermont y Maine. Dejé a mi pequeño Edson, a la sazón de nueve meses de edad, al cuidado de la Hna. Bonfoey, mientras seguíamos adelante para cumplir la voluntad de Dios. Trabajamos de firme, sufriendo muchas privaciones para lograr muy poco. Hallamos a los hermanos y hermanas en confusa dispersión. Casi todos estaban contaminados de algún error y todos se mostraban celosos por sus opiniones personales. A menudo sufríamos intensa angustia de ánimo al ver cuán pocos eran los dispuestos a escuchar la verdad bíblica, mientras que se encariñaban ardientemente con el error y el fanatismo. Hubimos de hacer un molesto viaje de sesenta y cinco kilómetros en diligencia hasta Sutton, lugar de nuestra cita.1TS 131.5