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Testimonios Selectos Tomo 3

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    Capítulo 2—La responsabilidad de los padres

    Vi que una gran responsabilidad descansa sobre los padres. Estos no deben ser conducidos por sus hijos, sino que deben conducirlos a ellos. Se me indicó el caso de Abrahán. El era fiel en su casa, gobernó a su familia después de él, y ello fué recordado por Dios.3TS 14.1

    Se me mencionó luego el caso de Elí. El no reprendía a sus hijos y ellos se volvieron perversos y viles, y por su maldad, extraviaron a Israel. Cuando Dios hizo conocer sus pecados a Samuel, y le comunicó la grave maldición que iba a seguir porque Elí no los había reprendido, él dijo que sus pecados no podían ser limpiados por sacrificio u ofrendas. Cuando Samuel le dijo lo que el Señor le había revelado, Elí se sometió, diciendo: “ Jehová es; haga lo que bien le pareciere.” La maldición de Dios no tardó en sobrevenir. Aquellos malvados sacerdotes fueron muertos así como treinta mil hombres de Israel, y el arca de Dios fué tomada por el enemigo. Y cuando Elí oyó que el arca de Dios había sido tomada, cayó de espaldas y murió. Todo este mal resultó de la negligencia de Elí en reprender a sus hijos. Vi que si Dios era tan escrupuloso en notar tales cosas antiguamente, no lo es menos en estos últimos días.3TS 14.2

    Los padres deben gobernar a sus hijos, corregir sus acciones y subyugarlas, o Dios destruirá seguramente a sus hijos en el día de su gran ira, y los padres que no han dominado a sus hijos no quedarán sin culpa. En una manera especial, deben los siervos de Dios gobernar sus propias familias y mantenerlas en buena sujeción. Vi que no están preparados para juzgar o decidir en asuntos de la iglesia, a menos que puedan gobernar bien su propia casa. Primero deben poner orden en su casa, y luego su juicio e influencia se revelarán en la iglesia.3TS 14.3

    Vi que la razón porque las visiones no habían sido más frecuentes últimamente, es que no han sido apreciadas por la iglesia. La iglesia ha perdido casi completamente su espiritualidad y fe, y las reprensiones y amonestaciones han tenido tan sólo poco efecto sobre ella. Muchos de los que profesaban tener fe en ellas, no las escucharon.3TS 14.4

    Algunos siguieron una conducta falta de juicio; cuando hablaban de su fe a los incrédulos y cuándo se les exigía una prueba, leían una visión en vez de recurrir a la Biblia para encontrar la prueba requerida. Vi que esta conducta es inconsecuente, y crea prejuicios contra la verdad en los incrédulos. Las visiones no pueden tener peso para aquellos que nunca las han visto, y no conocen su espíritu. No se debe referir a ellas en tales casos. 3TS 15.1

    *****

    Muchos, que han apostatado de la fe, dan como razón de su conducta, que no tienen fe en los Testimonios. La investigación revela el hecho de que tienen alguna costumbre pecaminosa que Dios ha condenado por medio de los Testimonios. La cuestión es: ¿Querrán renunciar a su ídolo condenado por Dios, o continuarán en su errónea conducta de complacencia, y rechazarán la luz que Dios les dió, reprendiendo las cosas en las cuales se deleitan? Lo que deben decidir es: ¿Me negaré a mí mismo, y recibiré como de Dios los Testimonios que reprenden mis pecados, o rechazaré los Testimonios porque reprenden mis pecados?3TS 15.2

    En muchos casos los Testimonios son recibidos plenamente, el pecado y la complacencia quebrantados, y la reforma empieza inmediatamente de acuerdo con la luz que Dios ha dado. En otros casos, se acarician las complacencias pecaminosas, los Testimonios son rechazados, y se presentan muchas excusas falsas a los demás como razón por la cual no son recibidos. La verdadera razón no se da.”—Testimonies for the Church 4:32.3TS 15.3

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