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Testimonios Selectos Tomo 3

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    Capítulo 4—Prepárate para encontrarte con tu Dios

    Vi que no debemos retrasar la venida del Señor. Dijo el ángel: “Preparaos, preparaos, para lo que va a venir sobre la tierra. Correspondan vuestras obras a vuestra fe.” Vi que el ánimo debe apoyarse en Dios, que nuestra influencia debe ejercerse para Dios y su verdad. No podemos honrar al Señor mientras seamos negligentes e indiferentes. No podemos glorificarle cuando estamos descorazonados. Debemos tener fervor para asegurar nuestra propia salvación, y para salvar a otros. Debemos conceder suma importancia a esto, y que todo lo demás sea secundario.3TS 18.1

    Vi la belleza del cielo. Oí a los ángeles cantar sus himnos arrobadores, tributando alabanza, honra y gloria a Jesús. Pude entonces tener una vaga percepción del prodigioso amor del Hijo de Dios. El abandonó toda la gloria, toda la honra que poseía en el cielo, y se interesó de tal manera en nuestra salvación que, con paciencia y mansedumbre, soportó toda indignidad y escarnio que los hombres pudieran imponerle. El fué herido, azotado y afligido; fué extendido sobre la cruz del Calvario, y sufrió la muerte más atroz para salvarnos de la muerte; para que pudiésemos ser lavados en su sangre, y resucitar para vivir con él en las mansiones que está preparando, a fin de que disfrutemos la luz y la gloria del cielo, y oigamos cantar a los ángeles y cantemos con ellos.3TS 18.2

    Vi que todo el cielo se interesaba en nuestra salvación; y ¿habremos de ser nosotros indiferentes? ¿Seremos negligentes como si fuese asunto de poca monta el que seamos salvos o perdidos? ¿Despreciaremos el sacrificio que fué hecho por nosotros? Algunos han obrado así. Han jugado con la misericordia que les era ofrecida y el desagrado de Dios pesa sobre ellos. No siempre habrá de quedar entristecido el Espíritu de Dios. Si se le contrista algo más, se apartará. Después que ha sido hecho todo lo que Dios podía hacer para salvar a los hombres, y ellos por su vida demuestran que desprecian la misericordia ofrecida por Jesús, la muerte será su parte y pagarán caro esa actitud. Será una muerte horrible; porque habrán de sentir la agonía que Cristo sintió sobre la cruz para obtener la redención que ellos han rehusado. Y se darán cuenta de lo que han perdido: la vida eterna y la herencia inmortal. El gran sacrificio que fué hecho para salvar las almas, nos revela su amor. Cuando el alma preciosa se perdió, se perdió para siempre.3TS 18.3

    Vi a un ángel de pie con balanzas en la mano, pesando los pensamientos y el interés del pueblo de Dios, especialmente de los jóvenes. En un platillo estaban los pensamientos e intereses que tendían hacia el cielo; en el otro se hallaban los pensamientos e intereses terrenales. Y en este platillo se arrojaba toda la lectura de novelas, pensamientos dedicados a los vestidos, la ostentación, la vanidad y el orgullo, etc. ¡Oh, cuán solemne momento! Los ángeles de Dios están de pie con balanzas pesando los pensamientos de los que profesan ser hijos de Dios, de aquellos que aseveran haber muerto al mundo y estar vivos para Dios. El platillo lleno de los pensamientos referentes a la tierra, la vanidad y el orgullo, bajaba rápidamente a pesar de que se sacaba pesa tras pesa de la balanza. El que contenía los pensamientos e intereses referentes al cielo, subía mientras que el otro bajaba. ¡Qué liviano era! Puedo relatar esto como lo vi, pero nunca puedo producir la solemne y vívida impresión que se grabó en mi mente, al ver al ángel que tenía la balanza que pesaba los pensamientos e intereses del pueblo de Dios. Dijo el ángel: “¿Pueden los tales entrar en el cielo? No, no, nunca. Diles que la esperanza que ahora poseen es vana, y que a menos que se arrepientan prestamente, y obtengan la salvación, perecerán.”3TS 19.1

    Una forma de piedad no salvará a nadie. Todos deben tener una experiencia profunda y viva. Esto es lo único que los salvará en el tiempo de angustia. Entonces será probada su obra para ver de qué clase es; si es de oro, plata y piedras preciosas, serán escondidos como en lo secreto del pabellón de Jehová. Pero si su obra es de madera, paja y hojarasca, nada podrá protegerlos del fuego de la ira de Jehová.3TS 19.2

    Tanto los jóvenes como los de más edad, tendrán que dar razón de su esperanza; pero sus mentes destinadas por Dios a cosas mejores, formadas para servirle perfectamente, se han espaciado en cosas insensatas en vez de hacerlo en los intereses eternos. Esa mente que se deja vagar de aquí para allá, es tan capaz para comprender la verdad, la evidencia de la Palabra de Dios en favor del sábado, y el verdadero fundamento de la esperanza del cristiano, como para estudiar las apariencias, los modales, los vestidos, etc. Y todos los que entregan su mente a la diversión que producen los cuentos insensatos y ociosos, alimentan la imaginación, pero se eclipsa para ellos el brillo de la Palabra de Dios. La mente es apartada directamente de Dios. Queda destruído el interés que tenía por su preciosa Palabra.3TS 20.1

    Nos ha sido dado un libro para guiar nuestros pies a través de los peligros de este obscuro mundo hasta el cielo. Nos dice cómo podemos escapar de la ira de Dios, y también nos habla de los sufrimientos de Cristo por nosotros, del gran sacrificio que hizo para que pudiésemos ser salvos y disfrutar de la presencia de Dios para siempre. Y si algunos son hallados faltos al final, habiendo oído la verdad como la han oído en esta tierra de luz, será por culpa suya; quedarán sin excusa. La Palabra de Dios nos explica cómo podemos llegar a ser cristianos perfectos y escapar a las últimas siete plagas. Pero ellos no tomaron ningún interés para descubrirlo. Otras cosas distrajeron su mente, apreciaron los ídolos, y despreciaron la santa Palabra de Dios. Muchos de los que profesan ser cristianos se han burlado de Dios, y cuando su santa Palabra los juzgue en el día postrero, serán hallados faltos. Esa Palabra que ellos han descuidado en favor de insulsos libros de cuentos, prueba sus vidas. Es la norma; sus motivos, palabras y obras, como también el uso de su tiempo, todas esas cosas son comparadas con la Palabra escrita de Dios, y si ellos son hallados faltos, sus casos quedan decididos para siempre.3TS 20.2

    Vi que muchos se miden entre sí y comparan su vida a la vida de otros. Esto no debe ser. Nadie, sino Cristo nos es dado como ejemplo. El es nuestro verdadero modelo, y cada uno debe luchar para distinguirse en su imitación de él. Somos colaboradores de Cristo, o colaboradores del enemigo. O juntamos por Cristo, o dispersamos contra él. Somos cristianos decididos y de todo corazón, o no lo somos en absoluto. Dice Cristo: “¡Ojalá fueses frío, o caliente! Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.”3TS 21.1

    Vi que algunos apenas saben lo que es la abnegación o el sacrificio, o lo que significa sufrir por la causa de la verdad. Pero nadie entrará en el cielo sin hacer un sacrificio. Debemos tener un espíritu de abnegación y sacrificio. Algunos no se han sacrificado ni a sí mismos ni a sus propios cuerpos sobre el altar de Dios. Conservan un genio apresurado y arrebatado. Satisfacen sus apetitos y atienden a sus propios intereses, sin tener en cuenta la causa de Dios. Los que están dispuestos a hacer cualquier sacrificio para obtener la vida eterna, la tendrán, y vale la pena sufrir por ella, crucificar el yo, y sacrificar todo ídolo. El más excelso y eterno peso de gloria, supera todo lo demás, y eclipsa todo placer terreno.3TS 21.2

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