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Testimonios Selectos Tomo 4

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    Capítulo 39—El propósito de Dios en la iglesia

    Es el propósito de Dios manifestar por su pueblo los principios de su reino. Para que en su vida y carácter ellos revelen estos principios, desea él separarlos de las costumbres, hábitos y prácticas del mundo. Trata de atraerlos a sí, a fin de poder hacerles conocer su voluntad.4TS 272.1

    Tal era su propósito al librar a Israel de Egipto. Frente a la zarza ardiente, Moisés recibió de Dios el mensaje para el rey de Egipto: “Deja ir a mi pueblo, para que me sirvan en el desierto.” 1Éxodo 7:16. Con poderosa mano y brazo extendido, Dios sacó a la hueste hebrea de la tierra de servidumbre. La liberación que obró para ellos fué maravillosa, al castigar con la destrucción total a sus enemigos, que se negaban a escuchar su palabra.4TS 272.2

    Dios deseaba separar a su pueblo del mundo y prepararlo para recibir su palabra. De Egipto lo condujo al monte de Sinaí, donde le reveló su gloria. No había allí nada que atrajese sus sentidos o distrajese sus mentes de Dios; mientras la vasta multitud miraba las elevadas montañas que la dominaba, podía darse cuenta de su propia nulidad a la vista de Dios. Al lado de estas rocas, inconmovibles excepto por el poder de la voluntad divina, Dios se comunicó con los hombres. Y para que su palabra fuese siempre clara y visible en sus mentes, proclamó en medio de truenos y rayos con terrible majestad, la ley que había dado en el Edén, la cual era el trasunto de su carácter. Y las palabras fueron escritas sobre tablas de piedra por el dedo de Dios. Así la voluntad del Dios infinito fué revelada a un pueblo que estaba llamado a hacer conocer a toda nación, tribu y lengua, los principios de su gobierno en el cielo y en la tierra.4TS 272.3

    A esta misma obra ha llamado a sus hijos en esta generación. Les ha revelado su voluntad, y de ellos exige obediencia. En los últimos días de la historia de esta tierra, la voz que habló en el Sinaí sigue diciendo a los hombres: “No tendrás dioses ajenos delante de mí.” 2Éxodo 20:3. El hombre ha opuesto su voluntad a la de Dios, pero no puede acallar esta palabra de orden. La mente humana no puede nunca comprender su obligación para con el poder superior, pero no puede evadirla. Pueden abundar las teorías y especulaciones profundas, los hombres pueden tratar de oponer la ciencia a la revelación, y así desechar la ley de Dios; pero el Espíritu Santo les presentará con fuerza siempre mayor la orden: “Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás.” 3Mateo 4:10.4TS 272.4

    ¿Cómo está tratando el mundo la ley de Dios? Por doquiera los hombres están obrando contra los preceptos divinos. En su deseo de evadir la cruz que acompaña a la obediencia, aun las iglesias están poniéndose de parte del gran apóstata, sosteniendo que la ley de Dios ha sido cambiada o abrogada. En su ceguera los hombres se jactan de maravillosos progresos e ilustración; pero los vigilantes celestiales ven la tierra llena de corrupción y violencia. A causa del pecado, la atmósfera de nuestro mundo ha llegado a ser la atmósfera de un asilo de apestados.4TS 273.1

    Se ha de realizar una gran obra en la presentación de las verdades salvadoras del evangelio a los hombres. Tal es el medio ordenado por Dios para detener la marea de corrupción moral. Es su medio de restaurar su imagen moral en el hombre. Es su remedio para la desorganización universal. Es el poder que une a los hombres. El presentar estas verdades es la obra del mensaje del tercer ángel. El Señor quiere que la presentación de este mensaje sea la obra más sublime y grandiosa que se lleve a cabo en el mundo en este tiempo.4TS 273.2

    Satanás está constantemente instando a los hombres a aceptar sus principios. Así trata de contrarrestar la obra de Dios. Está constantemente tratando de presentar al pueblo escogido de Dios como a un pueblo engañado. Es el acusador de los hermanos, y emplea constantemente su poder acusador contra aquellos que obran justicia. El Señor desea contestar por medio de su pueblo las acusaciones de Satanás, mostrando el resultado de la obediencia a los buenos principios.4TS 273.3

    Toda la luz de lo pasado, toda la luz que resplandece actualmente y llega hasta lo futuro, según se revela en la Palabra de Dios, es para cada alma que quiera recibirla. La gloria de esta luz, que es la misma gloria del carácter de Cristo, ha de ser manifestada en el cristiano individual, en la familia, en la iglesia, en el ministerio de la Palabra, y en toda institución establecida por el pueblo de Dios. Dios desea que todos éstos sean símbolos de lo que puede ser hecho para el mundo. Han de ser ejemplos del poder salvador de las verdades del evangelio. Son agentes en el cumplimiento del gran propósito de Dios para la especie humana.4TS 274.1

    Los hijos de Dios han de ser canales para la realización de la más alta influencia del universo. En la visión de Zacarías, se nos presentan las dos olivas que están delante de Dios, volcando de sí el aceite áureo por tubos de oro en el vaso del santuario. De este recipiente, son alimentadas las lámparas del santuario, a fin de que puedan dar una luz brillante, continua y resplandeciente. Así también de los ungidos que están en la presencia de Dios se imparte a sus hijos la plenitud de la luz divina, del amor y del poder, para que puedan comunicar a otros luz, gozo y refrigerio. Han de llegar a ser como conductos por medio de los cuales los instrumentos divinos comuniquen al mundo la ola del amor de Dios.4TS 274.2

    El propósito que Dios trata de lograr por medio de su pueblo hoy es el mismo que deseaba realizar por Israel cuando lo sacó de Egipto. Contemplando la bondad, la misericordia, la justicia y el amor de Dios revelados en la iglesia, el mundo ha de obtener una representación de su carácter. Y cuando la ley de Dios quede así manifestada en la vida, aun el mundo reconocerá la superioridad de los que aman, temen y sirven a Dios sobre todos los demás habitantes de la tierra. Los ojos del Señor se fijan en cada uno de sus hijos; tiene planes acerca de cada uno de ellos. Es propósito suyo que aquellos que practican sus santos preceptos, sean un pueblo distinguido. Al pueblo de Dios de la actualidad tanto como al antiguo Israel pertenecen las palabras escritas por Moisés bajo la inspiración del Espíritu: “Porque tú eres pueblo santo a Jehová tu Dios: Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la haz de la tierra.” “Mirad, yo os he enseñado estatutos y derechos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para poseerla. Guardadlos, pues, y ponedlos por obra: porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia en ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, gente grande es ésta. Porque ¿qué gente grande hay que tenga los dioses cercanos a sí, como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? Y ¿qué gente grande hay que tenga estatutos y derechos justos, como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?” 4Deuteronomio 7:6; 4:5-8.4TS 274.3

    Aun estas palabras no alcanzan a expresar la grandeza y la gloria del propósito de Dios que ha de realizarse por su pueblo. No sólo a este mundo sino al universo entero han de ser hechos manifiestos los principios de su reino. El apóstol Pablo, escribiendo por el Espíritu Santo dice: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, es dada esta gracia de anunciar entre los Gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que crió todas las cosas. Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora notificada por la iglesia a los principados y potestades en los cielos.” 5Efesios 3:8-10.4TS 275.1

    Hermanos, “somos hechos espectáculo al mundo, y a los ángeles, y a los hombres.” “¿Qué tales conviene que vosotros seáis en santas y pías conversaciones, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios?” 61 Corintios 4:9; 2 Pedro 3:11, 12.4TS 276.1

    *****

    A fin de manifestar el carácter de Dios, a fin de que no nos engañemos a nosotros mismos, a la iglesia y al mundo, con un cristianismo falsificado, debemos llegar a estar relacionados personalmente con Dios. Si tenemos comunión con Dios, somos sus ministros, aunque nunca prediquemos a una congregación. Colaboramos con Dios al presentar la perfección de su carácter en la humanidad.4TS 276.2

    Sólo Dios puede estimar la obra realizada mientras el mensaje evangélico ha sido proclamado en tonos claros e inequívocos. Se ha entrado en nuevos campos, y se ha hecho obra activa. Las semillas de la verdad han sido sembradas, la luz ha resplandecido sobre muchas mentes, trayéndole visiones ampliadas de Dios y una estimación más correcta en cuanto al carácter que han de formar. Miles han sido llevados a un conocimiento de la verdad tal cual es en Jesús. Han sido imbuídos con la fe que obra por el amor y purifica el alma.—Testimonies for the Church 6:28.4TS 276.3

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