Capítulo 25—Los ángeles y la oración
La Oración
- Contents- Prefacio
- Capítulo 1—Dios nos invita a orar
- Capítulo 2—Nuestra necesidad de la oración
- Capítulo 3—Dios escucha las oraciones
- Capítulo 4—La oración y la ganancia de almas
- Capítulo 5—Las promesas de Dios concernientes a la oración
- Capítulo 6—La oración de fe
- Capítulo 7—La oración y la obediencia
- Capítulo 8—La oración que vence
- Capítulo 9—El poder de la oración
- Capítulo 10—Razones para orar
- Capítulo 11—Oraciones respondidas
- Capítulo 12—Oración y reavivamiento
-
- Capítulo 14—La oración diaria
- Capítulo 15—El ejemplo de Jesús en la oración
- Capítulo 16—La oracíon privada
- Capítulo 17—La oración en el círculo del hogar
- Capítulo 18—La oración y la adoración
- Capítulo 19—Las actitudes en la oración
- Capítulo 20—Orando en el nombre de Jesús
- Capítulo 21—La dirección divina a través de la oración
- Capítulo 22—La oración por los enfermos
- Capítulo 23—La oración pidiendo perdón
- Capítulo 24—La oración intercesora
- Capítulo 25—Los ángeles y la oración
- Capítulo 26—Oraciones falsas
- Capítulo 27—Satanás y la oración
- Capítulo 28—La oración en los últimos días
- Capítulo 29—El privilegio de la oración
- Capítulo 30—El padrenuestro
- Capítulo 31—Recibir para dar
- Capítulo 32—La fe y la oración
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Capítulo 25—Los ángeles y la oración
Los ángeles registran cada oración sincera—Deberíamos aprender ahora a conocer a Dios, poniendo a prueba sus promesas. Los ángeles toman nota de cada oración ferviente y sincera. Sería mejor sacrificar nuestros propios gustos antes que descuidar la comunión con Dios. La mayor pobreza y la más absoluta abnegación, con la aprobación divina, valen más que las riquezas, los honores, las comodidades y amistades sin ella. Debemos darnos tiempo para orar.—El Conflicto de los Siglos, 680.Or06 253.1
Escriban los ángeles la historia de las santas contiendas y conflictos del pueblo de Dios y registren sus oraciones y lágrimas; pero no sea Dios deshonrado por la declaración hecha por labios humanos: No tengo pecado; soy santo. Nunca pronunciarán los labios santificados tan presuntuosas palabras.—Los hechos de los Apóstoles, 448, 449.Or06 253.2
Los ángeles escuchan nuestras oraciones—Si los hombres tuviesen la visión del cielo, verían compañías de ángeles poderosos en fuerza estacionados en torno de los que han guardado la palabra de la paciencia de Cristo. Con ternura y simpatía, los ángeles han presenciado la angustia de ellos y han escuchado sus oraciones.—El Conflicto de los Siglos, 688, 689.Or06 253.3
Los ángeles llevan nuestras oraciones al cielo—Una familia bien disciplinada que ame y obedezca a Dios tendrá una disposición gozosa y feliz. Cuando el padre regrese de su trabajo diario no llevará sus perplejidades al hogar. Comprenderá que el hogar y el círculo de la familia son demasiado sagrados para malograrlos con preocupaciones infelices. Cuando salió de su hogar no dejó atrás a su Salvador y su religión. Ambos fueron sus compañeros. La dulce influencia de su hogar, la bendición de su esposa y el amor de sus hijos, alivianan sus cargas de modo que regresa con paz en el corazón y con palabras de gozo y de ánimo para la esposa y los hijos, quienes lo esperan para darle gozosamente la bienvenida. Cuando se arrodilla con su familia en el altar de la oración, para ofrecer su agradecimiento a Dios por su cuidado protector derramado sobre él y sobre sus seres amados durante todo el día, los ángeles de Dios están en la habitación y llevan al cielo las fervorosas oraciones de los padres que temen a Dios, como un suave incienso, las cuales son contestadas por medio de nuevas bendiciones.—Mensajes Selectos 2:504.Or06 254.1
Los ángeles escuchan las plegarias expresadas con fe y llevan las peticiones a Jesús, que está ministrando en el Santuario celestial para abogar en nuestro favor. La oración sincera se apodera de la omnipotencia que nos concede la victoria. Sobre las rodillas el cristiano obtiene la fortaleza para resistir la tentación.—Recibiréis Poder, 140.Or06 254.2
Dios no abandona a sus hijos que se descarrían, que son débiles en la fe y que cometen muchas faltas. El Señor presta oídos y escucha sus oraciones y testimonios. Los que contemplan a Jesús día tras día y hora tras hora, que velan en oración, se están acercando a Jesús. Ángeles con las alas desplegadas esperan para llevar sus oraciones contritas a Dios y para registrarlas en los libros del cielo.—Comentario Bíblico Adventista 4:1205.Or06 254.3
Los ángeles esperan para responder a nuestras oraciones—En el cuidado del enfermo frecuentemente se da mucha atención a asuntos menores, mientras se olvida la necesidad que los pacientes tienen de las grandes verdades del evangelio, que son poderosas para sanar y que se debieran suministrar tanto al alma como al cuerpo. Cuando dejáis de ofrecer una oración por los enfermos, los estáis privando de grandes bendiciones; pues los ángeles de Dios están esperando para auxiliar a estas almas en respuesta a vuestras peticiones.—El Ministerio Médico, 255.Or06 254.4
Antes de salir de la casa para ir a trabajar, toda la familia debe ser convocada y el padre, o la madre en ausencia del padre, debe rogar con fervor a Dios que los guarde durante el día. Acudid con humildad, con un corazón lleno de ternura, presintiendo las tentaciones y peligros que os acechan a vosotros y a vuestros hijos, y por la fe atad a estos últimos al altar, solicitando para ellos el cuidado del Señor. Los ángeles ministradores guardarán a los niños así dedicados a Dios.—Conducción del Niño, 491.Or06 255.1
Ángeles específicos son designados para contestar las oraciones—Seres celestiales están destinados para responder a las oraciones de los que están trabajando desinteresadamente para promover la causa de Dios. Los ángeles más excelsos de las cortes celestiales están designados para que tengan eficacia las oraciones que ascienden a Dios para el adelanto de la causa del Señor. Cada ángel tiene su puesto particular del deber, del cual no se le permite que se aleje para ir a otro lugar. Si se alejara, los poderes de las tinieblas obtendrían una ventaja...Or06 255.2
El Conflicto entre el bien y el mal prosigue día tras día. Los que han tenido muchas oportunidades y ventajas, ¿por qué no comprenden la intensidad de esta obra? En cuanto a esto debieran ser inteligentes. Dios es el Gobernante. Mediante su poder supremo reprime y domina a los poderosos de la tierra. Mediante sus agentes lleva a cabo la obra que fue ordenada antes de la fundación del mundo.Or06 255.3
Como pueblo no comprendemos como debiéramos el gran conflicto que se libra entre seres invisibles, la lucha entre ángeles leales y desleales. Los malos ángeles continuamente están en acción, preparando su plan de ataque, gobernando como caudillos, reyes y gobernantes a las desleales fuerzas humanas... Exhorto a los ministros de Cristo que destaquen en el entendimiento de todos los que están dentro del alcance de su voz, la verdad del servicio de los ángeles. No os dejéis dominar por especulaciones fantásticas. Nuestra única seguridad es la Palabra escrita. Debemos orar como lo hizo Daniel para que seamos guardados por los seres celestiales. Los ángeles, como espíritus ministradores, son enviados para servir a los que serán los herederos de la salvación. Orad, mis hermanos; orad como nunca habéis orado antes. No estamos preparados para la venida del Señor. Necesitamos hacer una obra consumada para la eternidad.—Comentario Bíblico Adventista 4:1195.Or06 255.4
Dios ha señalado a los ángeles que hacen su voluntad para que respondan las oraciones de los mansos sobre la tierra, y para que guíen a sus ministros con consejo y juicio. Agentes celestiales tratan continuamente de impartir gracia y fuerza y consejo a los fieles hijos de Dios, para que puedan desempeñar su parte en la obra de comunicar luz al mundo.—Testimonios para los Ministros, 492.Or06 256.1
Los ángeles ministradores esperan junto al trono para obedecer instantáneamente el mandato de Jesucristo de contestar cada oración ofrecida con fe viva y fervorosa.—Mensajes Selectos 2:433.Or06 256.2
¡Oh, si todos pudiéramos comprender la cercanía del cielo a la tierra! Aunque los hijos nacidos en esta tierra no lo sepan, tienen ángeles de luz como compañeros, porque los mensajeros celestiales han sido enviados para administrar a aquellos que serán herederos para salvación. Un silencioso testigo protege a toda alma viviente, tratando de ganarla y conducirla hacia Cristo. Los ángeles nunca abandonan a la persona tentada como presa del enemigo que destruirá las almas de los hombres si le es permitido hacerlo. Mientras haya esperanza, mientras no resistan al Espíritu Santo para ruina eterna, los hombres son guardados por las inteligencias celestiales.Or06 256.3
¡Oh, si todos pudieran contemplar al precioso Salvador tal como es, un Salvador! Dejemos que su mano aparte el velo que oculta su gloria de nuestros ojos. Lo muestra en su exaltado y santo lugar. ¿Qué es lo que vemos? A nuestro Salvador, no en una posición de silencio e inactividad. Está rodeado por las inteligencias celestiales, querubines, serafines, y millares de millares de ángeles. Todos estos seres celestiales tienen un objeto principal, en el cual están intensamente interesados: su iglesia en este mundo de corrupción... Están trabajando para Cristo bajo sus órdenes, para salvar hasta el máximo a aquellos que lo contemplan y creen en él.Or06 256.4
Los ángeles celestiales están comisionados para vigilar a las ovejas de los prados de Cristo. Cuando Satanás con sus trampas sutiles, trata de engañar si es posible aun a los mismos escogidos, estos ángeles ponen en operación influencias que salvarán a las almas tentadas, si ellas escuchan la palabra del Señor, comprenden el peligro y dicen: “No, yo no entraré en la senda de Satanás. Tengo un Hermano mayor en el trono del cielo, que me ha mostrado que tiene un tierno interés por mí, y yo no afligiré su corazón de amor”.Or06 257.1
Puesto que vivimos en medio de esta fuerza opositora, debemos llamar a nuestro lado, mediante el ejercicio de la fe y la oración, a un séquito de ángeles celestiales, quienes nos protegerán de toda influencia corruptora.—Nuestra Elevada Vocación, 25.Or06 257.2
Los ángeles anotan nuestras oraciones y proveen auxilio—Cuando os levantáis por la mañana, ¿sentís vuestra impotencia y vuestra necesidad de fuerza divina? ¿Y dais a conocer humildemente, de todo corazón, vuestras necesidades a vuestro Padre celestial? En tal caso, los ángeles notan vuestras oraciones, y si éstas no han salido de labios fingidores, cuando estéis en peligro de pecar inconscientemente y de ejercer una influencia que induciría a otros a hacer el mal, vuestro ángel custodio estará a vuestro lado, para induciros a seguir una conducta mejor, escoger las palabras que habéis de pronunciar, y para influir en vuestras acciones.—Joyas de los testimonios 1:347, 348.Or06 257.3
Dios envía refuerzos de ángeles para auxiliarnos en respuesta a la oración—Si Satanás ve que corre peligro de perder un alma, hace cuanto puede para conservarla. Y cuando la persona llega a darse cuenta del peligro que corre, y con angustia y fervor busca fortaleza en Jesús, Satanás teme perder un cautivo, y llama un refuerzo de sus ángeles para rodear a la pobre alma y formar una muralla de tinieblas en derredor de ella con el propósito de que la luz del cielo no la alcance. Pero si el que está en peligro persevera, y en su impotencia se aferra a los méritos de la sangre de Cristo, nuestro Salvador escucha la ferviente oración de fe, y envía refuerzos de ángeles poderosos en fortaleza para que lo libren.Or06 257.4
Satanás no puede soportar que se recurra a su poderoso rival, porque teme y tiembla ante su fuerza y majestad. Al sonido de la oración ferviente, toda la hueste de Satanás tiembla. Él continúa llamando legiones de malos ángeles, para lograr su objeto. Cuando los ángeles todopoderosos, revestidos de la armadura del cielo, acuden en auxilio del alma perseguida y desfalleciente, Satanás y su hueste retroceden, sabiendo perfectamente que han perdido la batalla. Los súbditos voluntarios de Satanás son fieles, activos y unidos en un propósito, y aunque se aborrecen y se hacen guerra mutuamente, aprovechan toda oportunidad para fomentar su interés común. Pero el gran General del cielo y de la tierra ha limitado el poder de Satanás.—Testimonios para la Iglesia 1:309.Or06 258.1
Los seres celestiales son concedidos como guardianes de todos los que trabajen en los caminos de Dios y sigan sus planes. Con ferviente y contrita oración, podemos pedir que los instrumentos celestiales estén a nuestro lado. Ejércitos invisibles de luz y poder trabajarán con los mansos y humildes.—Mensajes Selectos 1:113.Or06 258.2
Vi que algunos, con fe robusta y gritos acongojados, clamaban ante Dios. Estaban pálidos y sus rostros demostraban la profunda ansiedad resultante de su lucha interna. Gruesas gotas de sudor bañaban su frente; pero con todo, su aspecto manifestaba firmeza y gravedad. De cuando en cuando brillaba en sus semblantes la señal de la aprobación de Dios, y después volvían a quedar en severa, grave y anhelante actitud.Or06 258.3
Los ángeles malos los rodeaban, oprimiéndolos con tinieblas para ocultarles la vista de Jesús y para que sus ojos se fijaran en la oscuridad que los rodeaba, a fin de inducirlos a desconfiar de Dios y murmurar contra él. Su única salvaguardia consistía en mantener los ojos alzados al cielo, pues los ángeles de Dios estaban encargados del pueblo escogido y, mientras que la ponzoñosa atmósfera de los malos ángeles circundaba y oprimía a las ansiosas almas, los ángeles celestiales batían sin cesar las alas para disipar las densas tinieblas.Or06 258.4
De cuando en cuando Jesús enviaba un rayo de luz a los que angustiosamente oraban, para iluminar su rostro y alentar su corazón. Vi que algunos no participaban en esta obra de acongojada demanda, sino que se mostraban indiferentes y negligentes, sin cuidarse de resistir a las tinieblas que los envolvían, y éstas los encerraban como una nube densa. Los ángeles de Dios se apartaron de ellos y acudieron en auxilio de los que anhelosamente oraban. Vi ángeles de Dios que se apresuraban a auxiliar a cuantos se empeñaban en resistir con todas sus fuerzas a los ángeles malos y procuraban ayudarse a sí mismos invocando perseverantemente a Dios. Pero nada hicieron sus ángeles por quienes no procuraban ayudarse a sí mismos, y los perdí de vista.—Primeros Escritos, 269, 270.Or06 259.1
Las oraciones largas cansan a los ángeles—Las oraciones y los discursos largos y prosaicos no cuadran en ningún lugar, pero mucho menos en la reunión de testimonios... Cansan a los ángeles y a la gente que los escucha. Las oraciones deben ser cortas y directas.—Joyas de los Testimonios 1:458.Or06 259.2
Los ángeles nos enseñarán a orar—Debería educarse a los miembros de la iglesia, tanto jóvenes como adultos, para que salgan a proclamar este último mensaje al mundo. Si van con humildad, los ángeles de Dios irán con ellos enseñándoles cómo elevar la voz en canto y oración y cómo proclamar el mensaje evangélico para este tiempo.—Mensajes para los Jóvenes, 215.Or06 259.3
Los ángeles se sorprenden de que los seres humanos oramos tan poco—¿Qué pueden pensar los ángeles del cielo de los pobres y desvalidos seres humanos, que están sujetos a la tentación, cuando el gran Dios lleno de infinito amor se compadece de ellos y está pronto para darles más de lo que pueden pedir o pensar y que, sin embargo, oran tan poco y tienen tan poca fe? Los ángeles se deleitan en postrarse delante de Dios, se deleitan en estar cerca de él. Es su mayor delicia estar en comunión con Dios; y con todo, los hijos de los hombres, que tanto necesitan la ayuda que Dios solamente puede dar, parecen satisfechos andando sin la luz del Espíritu ni la compañía de su presencia.—El Camino a Cristo, 93, 94.Or06 259.4