Capítulo 10—Razones para orar
La oración ilumina la mente acerca de qué es la verdad—¿Por qué no recibimos más de Aquel que es la Fuente de luz y poder? Esperamos demasiado poco. ¿Ha perdido Dios su amor por el hombre? ¿No sigue fluyendo su amor hacia la tierra? ¿Acaso ha perdido su deseo de mostrarse fuerte en beneficio de su pueblo? Cristo nos dará la victoria en el conflicto. ¿Quién puede dudar de esto cuando sabemos que él puso a un lado su manto y corona real, y vino a este mundo vestido de humanidad, a fin de presentarse como el sustituto y garantía del hombre?Or06 91.1
No evaluamos como debiéramos el poder y la eficacia de la oración. “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Romanos 8:26. Dios desea que vayamos a él en oración para que él pueda alumbrar nuestras mentes. Sólo él puede darnos una clara comprensión de la verdad. Él solo puede ablandar y subyugar el corazón. Puede agudizar el entendimiento para discernir la verdad del error. Puede afirmar la mente variante y darle un conocimiento y una fe que soportarán la prueba. Orad, pues; orad sin cesar. El Señor que oyó la oración de Daniel, oirá la vuestra si os acercáis a él como Daniel lo hizo.—The Review and Herald, 24 de marzo de 1904; parcialmente En los Lugares Celestiales, 75.Or06 91.2
Nos permite conocer al Padre—Oh, ¿conocemos a Dios como deberíamos? ¡Qué alivio, qué gozo tendríamos si aprendiéramos diariamente la lección que él desea que aprendamos! Debemos conocerlo en forma experimental. Esto será benéfico para que pasemos más tiempo en oración secreta, familiarizándonos personalmente con nuestro Padre celestial.—El Ministerio Médico, 133.Or06 92.1
Nos une con otros y con Dios—La oración nos une mutuamente y con Dios. La oración trae a Jesús a nuestro lado, y da al alma desfalleciente y perpleja nueva energía para vencer al mundo, a la carne y al demonio. La oración aparta los ataques de Satanás.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 195.Or06 92.2
Nos capacita para resistir la tentación—¿Por qué han de ser los hijos e hijas de Dios tan remisos para orar, cuando la oración es la llave en la mano de la fe para abrir el almacén del cielo, en donde están atesorados los recursos infinitos de la Omnipotencia? Sin oración incesante y vigilancia diligente, corremos el riesgo de volvernos indiferentes y de desviarnos del sendero recto. Nuestro adversario procura constantemente obstruir el camino al propiciatorio, para que no obtengamos mediante ardiente súplica y fe, gracia y poder para resistir a la tentación.—El Camino a Cristo, 94.Or06 92.3
Cristo es nuestra única esperanza. Id a Dios en el nombre de Aquel que dio su vida por el mundo. Confiad en la eficacia de su sacrificio. Mostrad que su amor y su gozo están en vuestra alma, y que a causa de eso vuestro gozo es pleno. Cesad de hablar de incredulidad. En Dios está nuestra fortaleza. Orad mucho. La oración es la vida del alma. La oración de fe es el arma con la cual podemos resistir con éxito cada ataque del enemigo.—Mensajes Selectos 1:103.Or06 92.4
Nos prepara para ser miembros de la iglesia celestial—Para el alma humilde y creyente, la casa de Dios en la tierra es la puerta del cielo. El canto de alabanza, la oración, las palabras pronunciadas por los representantes de Cristo, son los agentes designados por Dios para preparar un pueblo para la iglesia celestial, para aquel culto más sublime, en el que no podrá entrar nada que corrompa.—Testimonios para la Iglesia 5:463, 464.Or06 92.5
Refuerza nuestras convicciones—Nuestras convicciones necesitan ser reafirmadas diariamente mediante la oración humilde, sincera, y la lectura de la Palabra. Aun cuando cada uno de nosotros tenemos una individualidad, aun cuando cada uno debemos sostener nuestras convicciones firmemente, éstas deben ser sostenidas de acuerdo a la verdad de Dios y con la fortaleza que él nos imparte. Si así no lo hacemos, nos serán arrebatados.—Testimonies for the Church 6:401.Or06 93.1
Suple nuestras necesidades temporales—Toda promesa de la Palabra de Dios viene a ser un motivo para orar, pues su cumplimiento nos es garantizado por la palabra empleada por Jehová. Tenemos el privilegio de pedir por medio de Jesús cualquier bendición espiritual que necesitemos. Podemos decir al Señor exactamente lo que necesitamos, con la sencillez de un niño. Podemos exponerle nuestros asuntos temporales, y suplicarte pan y ropa, así como el pan de vida y el manto de la justicia de Cristo. Nuestro Padre celestial sabe que necesitamos todas estas cosas, y nos invita a pedírselas. En el nombre de Jesús es como se recibe todo favor. Dios honrará ese nombre y suplirá nuestras necesidades con las riquezas de su liberalidad.—El Discurso Maestro de Jesucristo, 112, 113.Or06 93.2
Cada alma tiene el privilegio de presentar al Señor sus necesidades particulares y de ofrecer sus acciones de gracias personales por los beneficios que recibe cada día.—Testimonios para la Iglesia 9:222.Or06 93.3
No da información nueva a Dios—Nuestras oraciones no han de informar a Dios de algo que él no sabe. El Señor está al tanto de los secretos de cada alma. Nuestras oraciones no tienen por qué ser largas ni decirse en voz alta. Dios lee los pensamientos ocultos. Podemos orar en secreto, y el que ve en secreto oirá y nos recompensará en public.—Mensajes para los Jóvenes, 245.Or06 93.4
Provee gracia diariamente—Aquellos que en Pentecostés fueron dotados con el poder de lo alto, no quedaron desde entonces libres de tentación y prueba. Como testigos de la verdad y la justicia, eran repetidas veces asaltados por el enemigo de toda verdad, que trataba de despojarlos de su experiencia cristiana. Estaban obligados a luchar con todas las facultades dadas por Dios para alcanzar la medida de la estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús. Oraban diariamente en procura de nuevas provisiones de gracia para poder elevarse más y más hacia la perfección. Bajo la obra del Espíritu Santo, aún los más débiles, ejerciendo fe en Dios, aprendían a desarrollar las facultades que les habían sido confiadas y llegaron a ser santificados, refinados y ennoblecidos. Mientras se sometían con humildad a la influencia modeladora del Espíritu Santo, recibían de la plenitud de la Deidad y eran amoldados a la semejanza divina.—Los Hechos de los Apóstoles, 40, 41.Or06 93.5
Provee sabiduría—Debemos buscar sabiduría de lo alto para poder subsistir en este día de errores y engaños.—Primeros Escritos, 87, 88.Or06 94.1
Orad fervorosamente pidiendo una comprensión de los tiempos en que vivimos, solicitando una concepción más plena de sus propósitos y rogando por una mayor eficacia en la tarea de salvar a las almas.—Mensajes Selectos 2:462.Or06 94.2
Nos habilita para recibir el bautismo del Espíritu Santo—Los fieles mensajeros de Dios han de tratar de hacer avanzar la obra del Señor en la forma en que él lo ha señalado. Han de colocarse a sí mismos en estrecha relación con el gran Maestro, para que puedan ser enseñados diariamente por Dios. Han de luchar con Dios en oración ferviente por un bautismo del Espíritu Santo, para que puedan llenar las necesidades de un mundo que perece en el pecado. Todo el poder es prometido a aquellos que salen con fe a proclamar el evangelio eterno. A medida que los siervos de Dios lleven al mundo el mensaje vivo que acaban de recibir del trono de gloria, la luz de la verdad brillará como una lámpara que arde, alcanzando todas partes del mundo. Así las tinieblas del error y la incredulidad serán disipadas de la mente de los honrados de corazón en todos los países, que buscan ahora a Dios, “si en alguna manera, palpando, le hallen”.—Testimonios para los Ministros, 467, 468.Or06 94.3
Satisface nuestras necesidades de hoy—Recibida en el corazón, la verdad de Dios puede hacernos sabios para salvación. Al creerla y obedecerla, recibiremos gracia suficiente para los deberes y las pruebas de hoy. No necesitamos la gracia para mañana. Debemos comprender que hemos de tratar tan sólo con el día de hoy. Venzamos hoy; neguémonos a nosotros mismos; velemos y oremos ahora. Obtengamos victorias en Dios hoy.—Joyas de los Testimonios 1:340.Or06 95.1
La obra de Dios provee inspiración para la oración—La variedad de intereses de la causa nos provee alimento para la reflexión e inspiración para nuestras oraciones.—Testimonies for the Church 4:459.Or06 95.2
Las oraciones respondidas son motivos de alabanza y gratitud—En el segundo capítulo de 1 Samuel se registra la oración de una mujer consagrada que sirvió y glorificó a Dios. Ella oró: “Mi corazón se regocija en Jehová, mi poder se exalta en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación. No hay santo como Jehová; porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay refugio como el Dios nuestro”. 1 Samuel 2:1, 2. La ofrenda de gratitud de Ana por la respuesta a la oración, es una lección de agradecimiento para quienes hoy reciben respuestas a sus peticiones. ¿Olvidaremos alabar y agradecer a Dios por su amante bondad?Or06 95.3
David declara: “Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas; porque ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocaré en todos mis días”. Salmos 116:1, 2. La bondad de Dios de escuchar y responder nuestras oraciones nos compromete seriamente a agradecerle por los favores recibidos. Deberíamos alabar a Dios mucho más. Las bendiciones recibidas en respuesta a la oración deberían ser prontamente reconocidas. El registro de cada bendición debería apuntarse en nuestro diario, para que cuando lo tomemos en nuestras manos, podamos recordar la bondad del Señor y alabar su santo nombre.—The Review and Herald, 7 de mayo de 1908.Or06 95.4
Nuestro carácter puede ser transformado—El cambio que necesitamos es un cambio de corazón; y sólo se puede obtener buscando a Dios individualmente, buscando su bendición, pidiéndole su poder, orando fervientemente para que su gracia pueda venir sobre nosotros y que sean transformados nuestros caracteres. Este es el cambio que necesitamos hoy, y para lograrlo debiéramos ejercer energía perseverante y manifestar cordial fervor. Debiéramos preguntar con verdadera sinceridad: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” Debiéramos saber exactamente qué pasos estamos dando hacia el cielo.—Mensajes Selectos 1:219, 220.Or06 95.5
Se expandirá nuestro entendimiento de la Palabra de Dios—Nadie que no ore puede estar seguro un solo día o una sola hora. Debemos sobre todo pedir al Señor que nos dé sabiduría para comprender su Palabra. En ella es donde están puestos de manifiesto los artificios del tentador y las armas que se le pueden oponer con éxito. Satanás es muy hábil para citar las Santas Escrituras e interpretar pasajes a su modo, con lo que espera hacernos tropezar. Debemos estudiar la Biblia con humildad de corazón, sin perder jamás de vista nuestra dependencia de Dios. Y mientras estemos en guardia contra los engaños de Satanás, debemos orar con fe diciendo: “No nos dejes caer en tentación”.—El Conflicto de los Siglos, 585.Or06 96.1
Nunca se debería estudiar la Biblia sin oración. Sólo el Espíritu Santo puede hacernos sentir la importancia de lo que es fácil comprender, o impedir que nos apartemos del sentido de las verdades de difícil comprensión. Hay santos ángeles que tienen la misión de influir en los corazones para que comprendan la Palabra de Dios, de suerte que la belleza de ésta nos embelese, sus advertencias nos amonesten y sus promesas nos animen y vigoricen. Deberíamos hacer nuestra la petición del salmista: “¡Abre mis ojos, para que yo vea las maravillas de tu ley!” Salmos 119:18 (VM). Muchas veces las tentaciones parecen irresistibles, y es porque se ha descuidado la oración y el estudio de la Biblia, y por ende no se pueden recordar luego las promesas de Dios ni oponerse a Satanás con las armas de las Santas Escrituras. Pero los ángeles rodean a los que tienen deseos de aprender cosas divinas, y en situaciones graves traerán a su memoria las verdades que necesitan. “Porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él”. Isaías 59:19.—El Conflicto de los Siglos, 658.Or06 96.2