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Mensajes Selectos Tomo 3

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    Escritos sobre salud del 16 de junio, día de la visión3[Una porción de esta visión puede leerse en. Testimonies for the Church 3:13.]

    Vi que ahora debemos tener especial cuidado de la salud que Dios nos ha dado, pues nuestra obra no está terminada todavía. Nuestro testimonio debe ser dado y debe tener influencia. Vi que yo había invertido demasiado tiempo y esfuerzo en coser y atender las visitas. Vi que los cuidados de la casa deben ser puestos a un lado. La preparación de la indumentaria es una trampa; otros pueden hacerlo. Dios no me ha dado fuerza para tal trabajo. Debemos preservar nuestra fuerza para trabajar por su causa, y presentar nuestro testimonio cuando éste se necesite. Vi que debemos ser cuidadosos con nuestra fuerza, y no tomar sobre nosotros cargas que otros pueden y deben llevar.3MS 317.5

    Vi que debemos cultivar una disposición mental alegre, esperanzada y pacífica, pues nuestra salud depende de eso. Vi que todos tenían el deber de cuidar su salud, pero que nosotros debemos prestarle una atención especial y tomarnos el tiempo necesario para dedicarlo a nuestra salud, a fin de que, en cierto grado, podamos recuperarnos de los daños que resultan de sobrecargar y abrumar la mente. La obra de Dios exige que no nos despreocupemos del cuidado de nuestra salud. Cuanto más perfecta sea nuestra salud, más perfecto será nuestro trabajo.3MS 318.1

    El observar y enseñar los principios de la reforma pro salud—Vi que cuando abusamos de nuestras fuerzas, trabajamos en exceso y nos cansamos mucho, contraemos resfríos, y en esas ocasiones estamos en peligro de que las enfermedades tomen un giro peligroso. No debemos dejarle a Dios el cuidado de nosotros para que él vigile y cuide lo que nos ha dejado a nosotros para que vigilemos y cuidemos. No es seguro ni agrada a Dios que se violen las leyes de la salud, y pedirle entonces que cuide nuestra salud y nos preserve de la enfermedad, cuando estamos viviendo contrariamente a nuestras oraciones.3MS 318.2

    Vi que era un deber sagrado atender nuestra salud, y despertar a otros ante su deber en este sentido, pero no cargar nosotros con la preocupación de su caso. Sin embargo tenemos el deber de hablar, de oponernos a la intemperancia en todas sus formas—intemperancia en el trabajo, en el comer, en el beber, intemperancia en el consumo de drogas—, y entonces señalarles la gran medicina de Dios: el agua, el agua pura y suave, para la enfermedad, para la salud, para la limpieza y la higiene, y para los lujos.3MS 318.3

    Una actitud alegre y agradecida—Vi que mi esposo no debía permitir que su mente se espaciara en el lado equivocado, el lado oscuro y tenebroso de las cosas; que debía rehuir los pensamientos y los temas tristes, y estar alegre, feliz, agradecido, y que debía tener una firme confianza en Dios y una dependencia y una fe inquebrantable en él. Su salud será mucho mejor si él puede controlar su mente. Vi que mi esposo, más que cualquier otro, debía tener todo el descanso que puede obtener el sábado, cuando no predica...3MS 319.1

    Vi que no debíamos guardar silencio sobre el asunto de la salud, sino que debíamos despertar las mentes a este tema.—Manuscrito 1, 1863.3MS 319.2

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