Loading...
Larger font
Smaller font
Copy
Print
Contents

Mente, Cáracter y Personalidad 2

 - Contents
  • Results
  • Related
  • Featured
No results found for: "".
  • Weighted Relevancy
  • Content Sequence
  • Relevancy
  • Earliest First
  • Latest First
    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents

    Capítulo 73—El modo correcto de pensar*Véase el capítulo 88, “Influencias negativas sobre la mente”.

    La capacidad de pensar es un don de Dios—La mente es algo que Dios nos ha confiado. Hay que cultivar las facultades de la mente. Hay que usarlas con tanta sabiduría que aumenten en fortaleza. Cada cual debería usar los talentos que se le han confiado de manera que hagan el mayor bien posible. Se debe educar la mente de tal manera que aparezcan las mejores energías del alma y se desarrolle cada facultad. No deberíamos conformarnos con una norma inferior. Deberíamos avanzar de una línea de progreso en la obra hacia otra.—Carta 106, 1901.2MCP89 691.1

    La mente debe ser adiestrada—La mente es la mejor posesión que tenemos; pero debe ser adiestrada en la escuela de Cristo, el mejor y verdadero educador que el mundo ha conocido, mediante el estudio, la reflexión y el aprendizaje. El obrero cristiano debe crecer. Debe edificar el carácter para que sea útil; debe adiestrarse a fin de soportar dificultades y ser sabio en la planificación y ejecución de la obra de Dios. Debe ser un hombre puro mentalmente y en su conversación, alguien que se abstenga de toda apariencia de mal y que no dé ocasión a la crítica por causa de sus maneras descuidadas. Debe ser de corazón veraz; en sus labios no se debe hallar engaño.—The Review and Herald, 6 de enero de 1885.2MCP89 691.2

    El [Cristo] murió por mí para que yo pudiera ser bendecida y para que su gozo permaneciera en mí. Por eso mantengo mi mente en este canal; la adiestro; adiestro mi lengua; adiestro mis pensamientos; adiestro todo lo que hay en mí para poder aferrarme a Jesucristo.—Manuscrito 36, 1891.2MCP89 692.1

    Cada facultad de la mente... demuestra que Dios destinó nuestras facultades a ser ejercitadas, no a permanecer inactivas.—Obreros Evangélicos, 294 (1880).2MCP89 692.2

    El pensamiento correcto es nuestra única seguridad—La única seguridad para el alma consiste en pensar bien, pues acerca del hombre se nos dice: “Cual es su pensamiento en su alma, tal es él”. Proverbios 23:7. El poder del dominio propio se acrecienta con el ejercicio. Lo que al principio parece difícil, se vuelve fácil con la práctica, hasta que los buenos pensamientos y acciones llegan a ser habituales. Si queremos, podemos apartarnos de todo lo vulgar y degradante y elevarnos hasta un alto nivel, donde gozaremos del respeto de los hombres y del amor de Dios.—El Ministerio de Curación, 392 (1905).2MCP89 692.3

    El pensamiento cristocéntrico—Vuestro último pensamiento de la noche, y vuestro primer pensamiento de la mañana, debieran dirigirse a Aquel en quien se centra vuestra esperanza de vida eterna.—Nuestra Elavada Vocacion, 118 (1895).2MCP89 692.4

    Hay que desarrollar lo positivo—El carácter positivo y enérgico, sólido y fuerte que manifestó Cristo, debe desarrollarse en nosotros, mediante la misma disciplina que él soportó. Y a nosotros se nos ofrece la gracia que recibió él.—El Deseado de Todas las Gentes, 53, 54 (1898).2MCP89 692.5

    El esfuerzo debe ser proporcionado al objeto que se persigue—Los pensamientos deben concentrarse en Dios. Debemos dedicar nuestro esfuerzo más enérgico a dominar las malas tendencias del corazón natural. Nuestros esfuerzos, nuestra abnegación y perseverancia deben corresponder al valor infinito del objeto que perseguimos. Sólo venciendo como Cristo venció podremos ganar la corona de vida.—El Ministerio de Curación, 361 (1905).2MCP89 692.6

    Piense por usted mismo—Si permite que otros piensen por usted, sus energías se paralizarán y sus habilidades disminuirán. Hay muchos cuyos intelectos se empequeñecen porque piensan sólo en temas comunes. Debería luchar con problemas que lo obliguen a pensar y que le exijan el uso de las mejores facultades de su mente.—The Review and Herald, 16 de abril de 1889.2MCP89 693.1

    El refinamiento del corazón se aprende en la escuela de Cristo—Se aprende más acerca del verdadero refinamiento del pensamiento y los modales en la escuela del divino Maestro, que por la observancia de reglas establecidas. Su amor, al llenar el corazón, da al carácter esos toques de refinamiento que lo asemejan al suyo. Esta educación imparte una dignidad nacida en el cielo y una noción clara de lo que es correcto. Da una dulzura al carácter y una suavidad a los modales que jamás podrá igualar el barniz superficial de la sociedad elegante.—La Educación, 241 (1903).2MCP89 693.2

    Se necesita disciplina mental—La capacidad de fijar los pensamientos en la obra emprendida es una gran bendición. Los jóvenes temerosos de Dios deberían esforzarse por desempeñar sus deberes con reflexiva consideración, manteniendo los pensamientos en su debido curso y poniendo de su parte lo mejor de que son capaces. Deberían reconocer sus deberes actuales y cumplirlos sin permitir que la mente se desvíe. Esta clase de disciplina mental será útil y beneficiosa durante toda la vida. Aquellos que aprenden a concentrar sus pensamientos en todo lo que emprenden, por pequeña que parezca la obra, serán útiles en el mundo.—Mensajes para los Jóvenes, 147 (1903).2MCP89 693.3

    Ideas bien relacionadas—Algunas mentes se parecen más a una tienda de antigüedades que a cualquier otra cosa. Han recogido y almacenado trozos sueltos de información, pero no saben cómo presentarlos en forma clara y bien hilvanada. Lo que le da valor a estas ideas es la relación que tienen unas con otras. Todas las ideas y declaraciones debieran estar unidas tan estrechamente como los eslabones de una cadena. Cuando un ministro arroja un montón de conceptos ante la gente para que ésta los recoja y los ponga en orden, sus esfuerzos se han perdido porque hay pocos que harán tal orden.—El Evangelismo, 471 (1886).2MCP89 694.1

    Por qué la mente desciende a un nivel tan bajo—Si la mente humana desciende a un nivel bajo, generalmente se debe a que se la deja espaciarse en hechos comunes, y no se la estimula a fin de que se ejercite para captar verdades nobles y elevadas, tan duraderas como la eternidad. Algunas sociedades literarias e institutos están ejerciendo casi universalmente una influencia totalmente contraria a la que pretenden tener, y están causándole daño a la juventud. No siempre es así; pero siendo que ciertos individuos no santificados asumen la dirección, y que los mundanos quieren que las cosas se hagan como a ellos les gusta, sus corazones no están en armonía con Jesucristo. Se encuentran en las filas de los enemigos del Señor, y no se sienten a gusto con los entretenimientos que podrían fortalecer y confirmar la espiritualidad de los miembros de la sociedad. Se presentan asuntos de mala calidad, de bajo nivel, que no elevan ni instruyen sino que sólo entretienen.—Manuscrito 41, 1900.2MCP89 694.2

    Pensar en cosas sin importancia—Durante las horas de vigilia la mente está constantemente ocupada. Si piensa en cosas sin importancia, el intelecto se atrofiará y debilitará. Pueden surgir intermitentemente algunos pensamientos brillantes; pero la mente no estará adiestrada para la reflexión sostenida y sobria. Hay temas que requieren seria consideración... Al meditar en estos temas de interés eterno, la mente se fortalece y el carácter se desarrolla.—The Review and Herald, 10 de junio de 1884.2MCP89 694.3

    Los pensamientos dejan su huella indeleble en el alma—Absténganse de todo mal. Los pecados comunes, por insignificantes que se los considere, malograrán su concepto de lo moral, y borrarán la impresión del Espíritu de Dios. El carácter de los pensamientos deja su impronta en el alma, y toda conversación de bajo nivel contamina la mente. Toda mala obra arruina al que la lleva a cabo. Dios perdona al pecador arrepentido, pero aunque esté perdonado, su alma estará malograda; la posibilidad que tiene la mente intacta de tener pensamientos elevados, está destruida en este caso. El alma llevará para siempre las cicatrices. Por lo tanto, busquemos esa fe que obra por el amor y purifica el corazón, para que podamos representar el carácter de Cristo ante el mundo.—The Review and Herald, 8 de diciembre de 1891; Fundamentals of Christian Education, 195.2MCP89 695.1

    Rodeemos el alma de una atmósfera pura—No deberíamos ser entremetidos o importunos, sino vivir sosegadamente nuestra religión, con la vista puesta en la gloria de Dios... Entonces brillaremos como luces en el mundo, sin ruido ni aspaviento. No necesitamos fracasar, porque está con nosotros Uno que es sabio en sus consejos, excelente en sus obras y poderoso para cumplir sus propósitos. Obra por medio de sus instrumentos, visibles e invisibles, humanos y divinos. Esta obra es grandiosa, y será llevada adelante hacia la gloria de Dios, si todos los que se relacionan con ella efectúan sus tareas de acuerdo con su profesión de fe. La pureza de pensamiento debe estimarse indispensable en la obra de salvar a otros. El alma debe rodearse de una atmósfera pura y santa, una atmósfera que tienda a vivificar la vida espiritual de todos los que la respiren.—HHD 318 (1896).2MCP89 695.2

    Contribuir con toda energía (consejo a una joven)—No se puede sostener la vida del alma a menos que se la ponga en sujeción a la voluntad de Dios. Hay que aplicar toda energía para hacer la voluntad divina. Si nuestros pensamientos permanecen en Dios, serán guiados por el amor y el poder divinos. Por lo tanto, mi querida hija, viva de las palabras que proceden de los labios de Cristo. Quiera Dios fortalecerla, bendecirla y guiarla. Siga adelante y crea que si pide algo, lo recibirá.—Carta 339, 1905.2MCP89 695.3

    Cristo cambia los pensamientos—Cristo vino para cambiar la corriente de sus [de los hombres] pensamientos y afectos.—Joyas de los Testimonios 1:68 (1859).2MCP89 696.1

    Como la flor que gira hacia el sol—Extiéndase y elévese el alma para que Dios pueda concedernos respirar la atmósfera celestial. Podemos mantenernos tan cerca de Dios que en cualquier prueba inesperada nuestros pensamientos se vuelvan a él tan naturalmente como la flor se vuelve al sol.—El Camino a Cristo, 100 (1892).2MCP89 696.2

    La transformación comienza con los pensamientos—Las palabras “os daré corazón nuevo” (Ezequiel 36:26), significan, os daré una mente nueva. Ese cambio de corazón va siempre acompañado por un claro concepto del deber cristiano, por la comprensión de la verdad, que nos es proporcionada por la Palabra de Dios.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 436, 437; 347 (1913).2MCP89 696.3

    Queremos que la gracia transformadora de Dios tome posesión de nuestra capacidad de pensar. Podemos pensar el mal, podemos continuar manteniendo nuestras mentes concentradas en cosas objetables, pero, ¿qué provecho lograremos? Toda nuestra experiencia asume la forma de lo que contemplamos. Si contemplamos a Jesús, nos transformaremos a su semejanza. El siervo del Dios viviente tiene en vista un propósito. Los ojos y oídos están santificados, y quien cierre sus ojos y oídos al mal, se transformará.—Manuscrito 17, 1894.2MCP89 696.4

    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents