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Notas biográficas de Elena G. de White

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    En el congreso campestre de Indiana

    Del 9 al 14 de agosto asistí a un congreso campestre cerca de Kokomo, Indiana, acompañada por mi nuera, María K. White. A mi esposo le resultó imposible abandonar Battle Creek. En esta reunión el Señor me fortaleció para trabajar con el mayor fervor. El me dio claridad y poder al dirigirme a la hermandad. Al echar una mirada a los hombres y mujeres allí reunidos, de apariencia noble y de gran influencia, y compararlos con la pequeña compañía reunida seis años antes, que se componía de personas más bien pobres e incultas, pude exclamar: “¡Lo que ha hecho Dios!”NBEW 245.1

    La influencia refinadora que la verdad tiene en la vida y el carácter de los que la reciben estaba ejemplificada en forma poderosa allí. Mientras hablaba pedimos que se pusieran de pie los que habían sido adictos al tabaco, pero que lo habían abandonado completamente debido a la luz que habían recibido por medio de la verdad. En respuesta, entre treinta y cinco y cuarenta personas se pusieron de pie, diez o doce de las cuales eran mujeres. Entonces pedimos que se pusieran de pie todos aquellos a quienes los médicos les habían indicado que sería fatal para ellos suspender el uso del tabaco porque se habían acostumbrado a su falso estímulo y que por lo tanto no les sería posible vivir sin él. En respuesta, ocho personas, cuyo rostro reflejaba salud de mente y de cuerpo, se pusieron en pie. Cuán maravillosa es la influencia santificadora que esta verdad tiene en la vida humana, convirtiendo en personas estrictamente temperantes a los que estaban habituados al tabaco, al vino y a otros tipos de disipaciones habituales.NBEW 245.2

    El domingo por la mañana el pastor J. H. Waggoner habló con gran libertad a una buena congregación sobre el tema del sábado. Tres trenes de excursión volcaron su carga viva de seres humanos en los terrenos. La gente aquí era muy entusiasta con respecto a la temperancia. A las 2:30 de la tarde yo hablé a ocho mil personas sobre el tema de la temperancia, visto desde el ángulo moral y cristiano. Fui bendecida con una claridad notable y con muchas libertad, y fui escuchada con la mejor atención por el gran auditorio presente.NBEW 246.1

    Dejamos a un lado el trillado camino que seguían los oradores populares, y rastreamos el origen de la intemperancia prevaleciente en el hogar, en la mesa familiar y en la complacencia del apetito en la niñez. Los alimentos estimulantes crean un deseo por estimulantes aún mayores. El muchacho cuyo gusto resulta así viciado, y a quien no se le enseña el dominio propio, es el ebrio o el esclavo del tabaco de años más tarde. Se señaló el deber de los padres de educar a sus hijos en los conceptos correctos de vida y en las responsabilidades, y de echar el fundamento para la formación de caracteres cristianos rectos. La gran obra de reforma en pro de la temperancia, a fin de ser plenamente exitosa, debe empezar en el hogar.NBEW 246.2

    Por la tarde el pastor Waggoner habló sobre las señales de los tiempos, a un auditorio grande y atento. Muchos señalaron que este discurso, y su sermón sobre el sábado, habían despertado nuevos pensamientos en su mente, y que estaban determinados a investigar estos temas.NBEW 246.3

    El lunes exhorté a la gente a que entregara su corazón a Dios. Unas cincuenta personas pasaron adelante para que oráramos por ellas. Se manifestó el más profundo interés. Quince fueron bautizadas con Cristo como resultado de la reunión.NBEW 246.4

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