No hagáis del hombre vuestro confesor
Cada uno necesita una experiencia práctica en confiar en Dios por sí mismo. Que ningún hombre llegue a ser vuestro confesor; abrid vuestro corazón a Dios; contadle todo secreto de vuestra alma. Presentadle vuestras dificultades, grandes y pequeñas, y él os mostrará cómo salir de todas. El sólo puede saber cómo daros precisamente la ayuda que necesitáis.OE 432.4
Y cuando, después de momentos penosos recibáis ayuda, cuando el Espíritu de Dios obre manifiestamente por vosotros, ¡qué experiencia preciosa obtendréis! Obtendréis fe y amor, el oro que el Testigo fiel os aconseja que compréis de él. Estáis aprendiendo a allegaros a Dios en todas vuestras dificultades; y a medida que aprendáis estas preciosas lecciones de fe, las enseñaréis a otros. Así podréis estar elevando continuamente a la gente a un nivel superior de experiencia.OE 433.1
El presidente de una asociación local está, por su manera de tratar, educando a los ministros que están bajo su dirección, y juntos pueden educar de tal manera a las iglesias que no sea necesario llamar a los predicadores de la asociación de un campo de labor a arreglar dificultades y disensiones en la iglesia. Si los dirigentes de la asociación, como siervos fieles, quieren cumplir sus deberes señalados por el cielo, la obra de nuestras asociaciones no quedará tan enredada en perplejidades como hasta ahora. Y al trabajar así los obreros llegarán a ser hombres fuertes, capaces de llevar responsabilidades, que no fracasarán ni se desalentarán al verse en situaciones duras.OE 433.2
Hay Uno que es poderoso para salvar hasta lo sumo a todos los que a él se allegan. ¿No es amplia y plena la promesa: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar”? ¿Por qué estamos tan poco dispuestos a acudir directamente a la Fuente de nuestra fortaleza? ¿No nos hemos apartado del Señor en esto? ¿No deben nuestros ministros y los presidentes de nuestras asociaciones aprender de dónde viene su ayuda? ...OE 433.3