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Palabras de Vida del Gran Maestro

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    La fuerza

    Debemos amar a Dios, no sólo con todo el corazón, el entendimiento y el alma, sino con toda la fuerza. Esto implica el uso pleno e inteligente de las facultades físicas.PVGM 283.2

    Cristo fue un obrero fiel tanto en las cosas temporales como en las espirituales, y en toda su obra tenía la determinación de hacer la voluntad de su Padre. Los asuntos del cielo y de la tierra están más íntimamente relacionados y se hallan más directamente sometidos a la intervención de Cristo de lo que muchos se dan cuenta. Fue Cristo quien hizo el proyecto y el plano del primer tabernáculo terrenal. El dio todas las indicaciones con respecto a la edificación del templo de Salomón. Aquel que en su vida terrenal trabajara como carpintero en la aldea de Nazaret, fue el Arquitecto celestial que trazó el plan del sagrado edificio en el cual había de honrarse su nombre.PVGM 283.3

    Fue Cristo quien dio a los edificadores del tabernáculo sabiduría para ejecutar la mano de obra más hábil y hermosa. El dijo: “Mira, yo he llamado por su nombre a Bezaleel, hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo he henchido de espíritu de Dios, en sabiduría, y en inteligencia, y en ciencia, y en todo artificio... Y he aquí que yo he puesto con él a Aholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan: y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que hagan todo lo que te he mandado”.17Éxodo 31:2-6.PVGM 283.4

    Dios desea que sus obreros en todo ramo lo miren a él como el Dador de cuanto poseen. Todas las buenas invenciones y progresos tienen su fuente en el que es maravilloso en consejo y grande en sabiduría. El toque hábil de la mano del médico, su poder sobre los nervios y los músculos, su conocimiento del delicado organismo humano, no es otra cosa que la sabiduría del poder divino que ha de ser empleada en favor de los que sufren. La destreza con la cual el carpintero usa el martillo, la fuerza con que el herrero hace sonar el yunque, provienen de Dios. El ha dotado a los hombres de talentos, y espera que acudan a él en procura de consejo. En todo cuanto hagamos, en cualquier departamento de la obra en que nos hallemos, él desea gobernar nuestras mentes a fin de que hagamos una obra perfecta.PVGM 283.5

    La religión y los negocios no van separados; son una sola cosa. La religión de la Biblia ha de entretejerse con todo lo que hacemos o decimos. Los agentes divinos y humanos han de combinarse tanto en las realizaciones temporales como en las espirituales. Han de estar unidos en todas las actividades humanas, en las labores mecánicas y agrícolas, en las empresas comerciales y científicas. En toda actividad cristiana debe existir cooperación.PVGM 284.1

    Dios ha proclamado principios que son los únicos que hacen posible esta cooperación. Su gloria debe ser el motivo de todos los que colaboren con él. Todo nuestro trabajo debe hacerse por amor a Dios y de acuerdo con su voluntad.PVGM 284.2

    Es tan esencial hacer la voluntad de Dios cuando se construye un edificio como cuando se toma parte en un servicio religioso. Y si los obreros han empleado los principios correctos en la edificación de su propio carácter, entonces en la erección de cualquier edificio crecerán en gracia y conocimiento.PVGM 284.3

    Pero Dios no aceptará los mayores talentos o el servicio más espléndido a menos que el yo sea puesto sobre el altar, como sacrificio vivo, que se consume. La raíz debe ser santa; de otra manera no puede haber fruto aceptable a Dios.PVGM 284.4

    El Señor hizo de Daniel y de José mayordomos perspicaces. Pudo obrar mediante effos porque no vivieron para satisfacer sus propias inclinaciones, sino para agradar a Dios.PVGM 285.1

    El caso de Daniel encierra una lección para nosotros. Revela el hecho de que un hombre de negocios no es necesariamente un hombre astuto y político. Puede ser instruido por Dios a cada paso. Daniel, mientras era primer ministro del reino de Babilonia, era profeta de Dios, y recibía la luz de la inspiración celestial. Los hombres de estado ambiciosos y mundanos son representados en la Palabra de Dios como la hierba que crece, y como la flor de la hierba que se marchita. Empero el Señor desea tener en su servicio hombres inteligentes, calificados para diversos ramos de trabajo. Se necesitan hombres de negocio que entretejan los grandes principios de la verdad en todas sus transacciones. Y sus talentos deben perfeccionarse mediante el estudio y la preparación más cabales. Si hay en cualquier ramo de trabajo hombres que necesiten aprovechar sus oportunidades para llegar a ser sabios y eficientes, son aquellos que están usando sus aptitudes para edificar el reino de Dios en nuestro mundo. De Daniel sabemos que aun cuando todas sus transacciones comerciales eran sometidas al más minucioso examen, no se podía hallar una sola falta o error. El fue un ejemplo de lo que puede ser todo hombre de negocios. Su historia muestra lo que puede realizar una persona que consagra la fuerza del cerebro, los huesos y los músculos, del corazón y la vida, al servicio de Dios.PVGM 285.2

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