El dinero
Dios también confía recursos a los hombres. El les da el poder de obtener riquezas. El riega la tierra con el rocío del cielo y con aguaceros de refrescante lluvia. El da el sol que calienta la tierra, despertando a la vida las cosas de la naturaleza y haciéndolas florecer y producir fruto. Y él pide una retribución de lo que es suyo.PVGM 285.3
No nos ha sido dado nuestro dinero para que pudiéramos honrarnos y glorificarnos a nosotros mismos. Como fieles mayordomos, hemos de usarlo para honra y gloria de Dios. Algunos piensan que sólo pertenece al Señor una porción de sus medios. Cuando han puesto aparte una porción con fines religiosos y caritativos, consideran que el resto les pertenece para usarlo como crean conveniente. Pero en esto se equivocan. Todo lo que poseemos es del Señor y somos responsables ante él del uso que le demos. En el empleo de cada centavo se verá si amamos a Dios por encima de todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.PVGM 286.1
El dinero tiene gran valor porque puede hacer mucho bien. En manos de los hijos de Dios es alimento para el hambriento, bebida para el sediento, y vestido para el desnudo. Es una defensa para el oprimido y un medio de ayudar al enfermo. Pero el dinero no es de más valor que la arena, a menos que sea usado para satisfacer las necesidades de la vida, beneficiar a otros, y hacer progresar la causa de Cristo.PVGM 286.2
La riqueza atesorada no es meramente inútil: es una maldición. En esta vida es una trampa para el alma, pues aparta los afectos del tesoro celestial. En el gran día de Dios su testimonio con respecto a los talentos no usados y a las oportunidades descuidadas condenará a su poseedor. La Escritura dice: “Ea ya ahora, oh ricos, llorad aullando por vuestras miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas: vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están corrompidos de orín; y su orín os será en testimonio, y comerá del todo vuestras carnes como fuego. Os habéis allegado tesoro para en los postreros días. He aquí, el jornal de los obreros que han segado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado de vosotros, clama; y los clamores de los que habían segado, han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos”.18Santiago 5:1-4.PVGM 286.3
Pero Cristo no sanciona el uso pródigo o descuidado de los recursos. Su lección de economía: “Recoged los pedazos que han quedado, porque no se pierda nada”,19Juan 6:12. es para todos sus seguidores. El que se da cuenta de que su dinero es un talento que proviene de Dios, lo usará económicamente, y sentirá que es su deber ahorrar, para poder dar.PVGM 287.1
Cuanto más dinero empleemos en la ostentación y la complacencia propia, menos tendremos para alimentar al hambriento y vestir al desnudo. Todo centavo usado innecesariamente, priva al que lo gasta de una preciosa oportunidad de hacer bien. Este proceder roba a Dios la honra y la gloria que debe tributársele mediante el aprovechamiento de los talentos que él ha confiado.PVGM 287.2