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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5

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    La ambición mundanal

    Mi estimado hermano I,

    Desde que lo conocí en la reunión campestre del Estado de Maine, he sentido que no es demasiado tarde para que ponga su corazón y su casa en orden. Sé que el Espíritu lo ha impresionado; y ahora le hago esta pregunta: En respuesta a esta invitación al arrepentimiento, ¿entregará su corazón gozosamente a Dios? Su caso se me ha presentado en visión; pero mientras usted estaba bajo el control del enemigo de las almas, no tenía yo el valor de enviarle el mensaje que el Señor me había dado. Temía que usted lo tomara livianamente y que el Espíritu Santo fuera contristado por última vez. Pero ahora siento la urgencia de mandarle este testimonio que tendrá para usted olor de vida para vida, o de muerte para muerte.5TPI 315.2

    No lea esto si es que ha decidido escoger las tinieblas en lugar de la luz, servir a Mammón en vez de Cristo. Pero si realmente desea hacer la voluntad de Dios, y está dispuesto a ser salvo en la forma que él determine, entonces lea este testimonio. Sin embargo, no lo lea para ponerle reparos, ni para pervertirlo, ridiculizarlo o despreciarlo, porque en ese caso tendrá para usted sabor de muerte para muerte y testificará contra usted en el día del juicio. Antes de leer este mensaje de amonestación, preséntese solo ante Dios y pídale que le quite el espíritu de resistencia, rebelión e incredulidad, y que derrita y enternezca su corazón de piedra.5TPI 315.3

    Nosotros no comprendemos la grandeza y la majestad de Dios ni recordamos la inconmensurable distancia que existe entre el Creador y las criaturas que formó con su mano. Aquel que está entronizado en los cielos, blandiendo el cetro del universo en su mano, no juzga conforme a nuestra norma finita, ni calcula conforme a nuestros cómputos. Nos equivocamos si pensamos que lo que es grande para nosotros debe ser grande para Dios, y que lo que es pequeño para nosotros debe ser pequeño para él. No sería más exaltado que nosotros si sólo poseyera las mismas facultades.5TPI 316.1

    Dios no considera todos los pecados de igual magnitud. Ante su vista hay grados de culpabilidad como los hay también en el concepto del hombre finito. Pero no importa cuán insignificante parezca algún rasgo equivocado de conducta ante los ojos humanos, ningún pecado es pequeño ante la vista de Dios. Los pecados que el hombre tiende a ver como pequeños pueden ser los mismos que Dios cuente como grandes delitos. Al borracho se le desprecia y se le dice que su pecado lo excluirá del cielo, mientras que el orgullo, el egoísmo y la avaricia no son reprochados. Pero estos pecados son especialmente ofensivos para Dios. El “resiste a los soberbios” (1 Pedro 5:5), y Pablo nos dice que la avaricia es idolatría Colosenses 3:5. Los que están familiarizados con las denunciaciones contra la idolatría que aparecen en la Palabra de Dios, verán de inmediato cuán grave ofensa es este pecado.5TPI 316.2

    Dios habla por medio de su profeta: “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá compasión de él, y a nuestro Dios, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice Jehová. Porque así como los cielos son más altos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. Isaías 55:7-9. Necesitamos claro discernimiento para que midamos el pecado conforme a las nomas de Dios y no las nuestras. Adoptemos como nuestra regla la Palabra divina, no nuestras opiniones humanas.5TPI 316.3

    Nos encontramos en el gran campo de batalla de la vida, y no olvidemos jamás que somos individualmente responsables por el resultado de la lucha; que aunque Noé, Job y Daniel estuviesen en medio del país, ni a sus hijos ni a sus hijas librarían por su justicia. Ezequiel 14:16. Usted, hermano mío, no ha pensado en esto. Sin embargo, ha justificado su propio proceder porque pensó que sus hermanos no obraron correctamente. A veces ha actuado como un niño mimado y consentido y ha expresado incredulidad y duda por despecho a los demás; pero, ¿valdrá la pena hacer esto? ¿Existe algo en su familia, la iglesia o el mundo que justifique su indiferencia hacia las exigencias de Dios? ¿De qué le servirá alguna de sus excusas cuando se halle cara a cara ante el Juez de toda la tierra? Cuán insensato y pecaminoso parecerá entonces su proceder egoísta y avariento. Cuán irresponsable le parecerá haber permitido que las opiniones mundanas y las ganancias materiales eclipsaran la recompensa que se dará a los fieles: dicha eterna en el Paraíso de Dios.5TPI 317.1

    Cuando sufría un grave padecimiento físico y la ciencia humana no le ofrecía esperanza alguna, el Señor tuvo misericordia de usted y compasivamente le alivió la enfermedad. Satanás ha procurado afligirlo y arruinarlo, y hasta ha querido arrebatarle la vida; pero el Salvador lo ha escudado vez tras vez, para que no fuese abatido cuando su corazón estaba lleno de desvarío satánico, y su lengua pronunciaba palabras de amargura e incredulidad contra la Biblia y contra la verdad que en un tiempo defendía. Cuando Satanás ha clamado por usted, reclamándolo como suyo, Cristo ha repelido al enemigo cruel y maligno con estas palabras: “Todavía no he retirado mi Espíritu de él. El tiene dos pasos más que dar antes de cruzar el límite de mi misericordia y amor. Las almas son compradas por mi sangre. El Señor te reprenda, oh Satanás; el Señor te reprenda”.5TPI 317.2

    Luego fui llevada al pasado de su vida, y lo vi cuando su corazón abrigaba la verdad. El Espíritu de Dios lo convenció concerniente al camino que debía seguir, y sostuvo una gran lucha contra el yo. Usted había sido un hombre perspicaz y maquinador. No había tratado a otros como hubiera deseado que lo trataran a usted, sino que se aprovechaba de ellos cuantas veces podía. Tenía que librar una batalla pesada y rigurosa para dominar el yo y amortiguar el orgullo; y era solamente mediante la gracia de Dios que esta obra se podía realizar. En vez de llevar a cabo una reforma total, unió usted la verdad a un carácter remendado, el cual no resistiría la tentación. No comenzó buscando a Dios con corazón contrito y humillado y corrigiendo errores. Si lo hubiera hecho, no hubiese tropezado y caído en la red del enemigo. Sus motivos estaban mezclados con un egoísmo que usted mismo no percibía claramente. Razonamientos arraigados en su interés mundanal, su nivel social y su relativa respetabilidad, influyeron en usted para que no se decidiera a hacer una obra sincera y cabal ante Dios y los hombres. El querer alcanzar la norma del mundo dañó la sinceridad y pureza de su carácter cristiano; y no logró hacer fruto digno de arrepentimiento.5TPI 317.3

    Zaqueo declaró: “Si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado”. Lucas 19:8. Por lo menos pudo usted haber hecho algún esfuerzo para corregir sus acciones de injusticia hacia su prójimo. No puede corregir todos los casos, ya que algunas de las personas a quienes causó daño han bajado a la tumba y la cuenta está registrada en contra suya. En estos casos, lo mejor que puede hacer es presentar una ofrenda de expiación ante el altar del Señor, y el lo aceptará y perdonará. Pero hasta donde sea posible, debe compensar a los hermanos perjudicados.5TPI 318.1

    Si los incrédulos con quienes se asociaba hubiesen observado en usted el poder transformador de la verdad, de hecho hubieran recibido un argumento en favor del cristianismo que no podrían refutar. De esa manera usted hubiera proyectado al mundo una luz clara y definida; pero en lugar de hacerlo, se ha entremezclado con el mundo y empapado de su espíritu. Hermano mío, usted necesita nacer de nuevo. Una mera apariencia de cristianismo no es de ningún valor. Carece de poder salvador y de energía renovadora. La religión que se limita al culto sabático no alumbra la vida de los demás. Le ruego que examine de cerca su propio corazón. Usted tiene un espíritu combativo y contencioso que en lugar de reprimir, cultiva. Haga un cambio decidido en su vida y cultive la mansedumbre, la fe, la humildad y el amor. Su alma está en peligro; seguramente estará sujeto a los poderosos engaños de Satanás, a menos que se detenga donde está y arremeta contra la corriente de mundanalidad y ambición. Sus relaciones con el mundo tienen que cambiar y una decidida separación tiene que llevarse a cabo. Tiene que abandonar los puestos que ocupa, los cuales continuamente abren ante usted puertas de tentación. Evite la política; apártese de la contienda y de todo puesto que fomente en su carácter los rasgos que necesitan ser derribados y vencidos.5TPI 318.2

    Hermano mío, usted debe esforzarse firme y decididamente, de lo contrario nunca podrá librarse de las obras de las tinieblas. Satanás lo considera suyo. Cuando usted escucha los testimonios de los siervos de Dios, como en el último congreso campestre, queda profundamente convencido. Pero no responde a las impresiones del Espíritu de Dios; y al relacionarse con personas mundanas, absorbe el espíritu de ellas y es llevado por la corriente mundanal, desprovisto de la fuerza moral necesaria para resistir su influencia. Se une a los que aman al mundo y su espíritu es peor que el de ellos, ya que su elección es voluntaria. A usted le gusta la alabanza de los hombres y ama las posesiones materiales más que a Jesús. El amor por Mammón se ha entretejido en todas las fibras de su ser y se ha hecho cautivador. Desarraigarlo sería como sacarse el ojo derecho o cortarse el brazo derecho. Pero le hablo como quien sabe lo que dice: A no ser que venza este amor intenso por el dinero, le costará la salvación de su alma, y entonces le hubiera sido mejor nunca haber nacido.5TPI 319.1

    “No podéis servir a Dios y a Mammón”. Mateo 6:24. En la medida que ame y acaricie el espíritu del mundo, albergará un espíritu de obstinación y dudará y buscará faltas en los que le presentan el mensaje de la verdad. Ridiculizará la verdad y se convertirá en un falso testigo, en un acusador de los hermanos. Los talentos que Dios le ha dado con el propósito de que fuesen incrementados para su gloria, se emplearán activamente contra su obra y su causa. No hay concordia entre Cristo y Belial. Ya ha escogido usted la amistad con el mundo, se ha colocado decididamente de parte de Satanás. El corazón natural está en enemistad contra Dios y se opondrá a la más clara evidencia en favor de la verdad. Los impíos no resistirán la luz que condena su camino equivocado.5TPI 319.2

    Ha expuesto su corazón a la duda y al escepticismo, pero nunca podrá usted ser un incrédulo sincero. Se jactará de que no cree en la Biblia; pero estaría incriminándose a sí mismo porque en su fuero interior sabe que su actitud no es correcta.5TPI 320.1

    Le ruego que se esfuerce sinceramente para obtener la vida eterna. Rompa los lazos de Satanás; luche contra sus artificios. Sean éstas las palabras de su alma: “No hay nada en el universo que tema más que desconocer todo mi deber o que, conociéndolo, no lo cumpla”. “Poneos del lado de Jesús”, fueron las palabras de un santo agonizante. Sí, hermano I, póngase del lado de Jesús. Hacerlo requerirá el máximo esfuerzo. Tendrá tal vez que cambiar de puesto en el mundo; pero el renombre, la eminencia y el puesto son un tropiezo para usted y un peligro para su alma. Una sabiduría mundanal y calculadora procura apartarlo del Salvador continuamente. Una impiedad atrevida, desafiante y blasfema intentará aplastar su Evangelio, no solamente dentro de su propia alma, sino en el mundo. Empero, póngase del lado de Jesús. En presencia de sus familiares y amigos, en todas sus relaciones comerciales, en sus asociaciones con el mundo, dondequiera, en todo lugar y bajo toda circunstancia, póngase del lado de Jesús. 5TPI 320.2

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