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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5

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    Hombres jóvenes como misioneros

    Los hombres jóvenes que desean entrar en el campo como ministros o colportores deben recibir un grado adecuado de preparación intelectual, además de adiestramiento especial para su vocación. Los que carecen de la educación, la preparación y el refinamiento necesarios, no están listos para entrar en campos donde las poderosas influencias del talento y la educación combaten las verdades de la Palabra de Dios. Ni tampoco pueden hacer frente a las extrañas manifestaciones del error, tanto religiosas como filosóficas, para exponer las cuales es necesario tener un conocimiento bíblico y científico.5TPI 367.1

    Especialmente los que tienen en mente el ministerio debieran sentir la importancia del método de preparación ministerial de las Escrituras. Deben entrar de corazón en la obra y mientras estudian en los colegios deben aprender del gran Maestro su mansedumbre y humildad. El Dios que es fiel a su pacto ha prometido que en respuesta a la oración, su Espíritu será derramado sobre todos estos alumnos en la escuela de Cristo para que se conviertan en ministros de justicia.5TPI 367.2

    Hay que trabajar duro para desarraigar el error y la falsa doctrina de la cabeza, de tal manera que la verdad y la religión bíblicas puedan alojarse en el corazón. Las instituciones de enseñanza fueron establecidas entre nosotros como un medio ordenado por Dios para educar a hombres y mujeres jóvenes en los diferentes departamentos de labor misionera. Es la voluntad de Dios que egresen de ellas no meramente unos cuantos, sino muchos obreros. Pero Satanás, determinado a frustrar los propósitos divinos, a menudo ha ganado para sí a los mismos que Dios hubiera querido calificar para ocupar puestos de utilidad en su obra. Hay muchos que trabajarían si se les instase a servir y que salvarían sus propias almas mediante su labor. La iglesia debiera darse cuenta de su culpa al ocultar la luz de la verdad y restringir la gracia de Dios dentro de sus propios límites estrechos, cuando el dinero y la influencia debieran emplearse libremente para introducir a personas competentes en el campo misionero.5TPI 367.3

    Centenares de hombres jóvenes debieran haberse estado preparando para tomar parte en la obra de esparcir las semillas de la verdad junto a todas las aguas. Necesitamos hombres que den impulso a los triunfos de la cruz; hombres que se mantengan firmes bajo el desaliento y la privación; que tengan el celo, la resolución y la fe que son indispensables en el campo misionero.5TPI 368.1

    Nuestras iglesias son llamadas a echar mano de la obra con mayor seriedad de la que se ha manifestado hasta el momento. Toda iglesia debiera hacer provisión para preparar sus misioneros, contribuyendo así al cumplimiento de la gran comisión: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura”. Marcos 16:15. Hermanos míos, hemos errado y pecado intentando muy poco. Debe haber más obreros en el campo misionero del extranjero. Hay entre nosotros algunos que sin trabajo y demora por aprender un idioma extranjero, pudieran prepararse para proclamar la verdad a otras naciones. En la iglesia primitiva, los misioneros fueron milagrosamente dotados con un conocimiento de idiomas mediante los cuales fueron llamados a predicar las inescrutables riquezas de Cristo Jesús. Y si entonces estuvo Dios dispuesto a ayudar de esa manera a sus siervos, ¿dudaremos que su bendición pueda descansar sobre nuestros esfuerzos para capacitar a los que poseen un conocimiento natural de idiomas extranjeros y quienes con el aliento adecuado llevarían a sus propios compatriotas el mensaje de verdad? Pudiéramos haber tenido más obreros en los campos misioneros extranjeros si los que habían entrado en estos campos hubieran aprovechado todo talento a su alcance. Pero algunos estaban inclinados a rehusar la ayuda si no les llegaba justamente de acuerdo con sus ideas y planes. Y, ¿cuál es el resultado? Si nuestros misioneros llegasen a faltar de sus campos de labor por enfermedad o muerte, ¿dónde se encontrarían los hombres que han educado para tomar su lugar?5TPI 368.2

    Ni uno de nuestros misioneros ha logrado conseguir la cooperación de todo talento disponible. Mucho tiempo se ha desperdiciado de esta manera. Nos regocijamos por el buen trabajo que se ha hecho en los campos misioneros; pero si se hubiesen adoptado planes diferentes de labor, diez veces tanto, es más, veinte veces tanto, se hubiera logrado; una ofrenda aceptable de muchas almas rescatadas de la esclavitud del error se hubiese ofrecido a Jesús.5TPI 369.1

    A todo el que recibe la luz de la verdad se le debe enseñar a llevar la luz a los demás. Nuestros misioneros en campos extranjeros deben aceptar con gratitud toda ayuda, toda facilidad que les sea ofrecida. Deben estar dispuestos a correr cierto riesgo y aventurarse en algo. No agrada a Dios que pasemos por alto oportunidades presentes para hacer el bien, esperando hacer una mayor obra en el futuro. Cada uno debe seguir las indicaciones de la Providencia, no dejándose llevar por el interés personal ni confiando completamente en su propio juicio. Algunos, por naturaleza, ven el fracaso cuando Dios se propone dar el éxito; ven solamente gigantes y ciudades amuralladas, mientras que otros, con visión más clara, ven también a Dios y a sus ángeles prestos a otorgar la victoria a su verdad.5TPI 369.2

    En algunos casos puede que sea necesario que los hombres jóvenes aprendan idiomas extranjeros. Esto lo pueden hacer con mucho éxito asociándose con la gente y a la vez dedicando una porción de tiempo cada día a estudiar el idioma. Sin embargo, esto debe hacerse sólo como un paso necesario en preparación para la educación de otros que se hallen en el mismo campo misionero y que con la preparación necesaria puedan convertirse en obreros. Es esencial que aquellos a quienes se les inste a servir sean capaces de hablar en su idioma natal a las personas de diferentes nacionalidades. Es una magna tarea para un hombre de mediana edad aprender un idioma extranjero y por más que se esfuerce le será casi imposible hablarlo con la fluidez y corrección necesarias para hacerlo un obrero eficiente.5TPI 369.3

    No podemos permitir que se niegue a las misiones locales la influencia de obreros de edad madura y de avanzada edad mandándolos a campos lejanos para hacer una obra para la cual no califican y para la cual ninguna preparación les ayudará a adaptarse. Los hombres que así son enviados dejan vacíos que los obreros sin experiencia no pueden llenar.5TPI 369.4

    La iglesia preguntará si a hombres jóvenes no se les pueden confiar las graves responsabilidades que atañen al establecimiento y supervisión de una misión extranjera. Yo contesto: Dios designó que ellos deben ser preparados de tal manera en nuestras instituciones de enseñanza y asociándose en su labor con hombres de experiencia que estén preparados para asumir cargos útiles en esta causa. Debemos mostrar confianza en nuestros hombres jóvenes. Ellos deben ser pioneros en toda empresa que requiera trabajo y sacrificio, mientras que los agotados siervos de Cristo deben estimarse como consejeros para animar y ser una bendición para los que hacen el trabajo más pesado para Dios. Estos padres de experiencia fueron lanzados por la Providencia a ocupar puestos difíciles de responsabilidad a una temprana edad, cuando no estaban bien desarrolladas sus facultades físicas e intelectuales. La magnitud del encargo que les fue encomendado despertó sus energías, y su activa labor en la causa favoreció su desarrollo mental y físico.5TPI 370.1

    Se necesitan hombres jóvenes. Dios los llama a los campos misioneros. Como se encuentran comparativamente libres de cuidados y responsabilidades, están más favorablemente colocados para llevar a cabo la obra que los que tienen que proveer para la educación y el mantenimiento de una familia grande. Además, los hombres jóvenes se adaptan con más facilidad a un nuevo clima y a una nueva sociedad, y pueden soportar mejor las inconveniencias y penurias. Con tacto y perseverancia, pueden alcanzar a las personas en su ambiente.5TPI 370.2

    El vigor viene por medio del ejercicio. Todos los que utilizan la capacidad que Dios les ha dado, recibirán cada vez más habilidad para dedicar a su servicio. Los que no hacen nada en la causa de Dios dejarán de crecer en gracia y en el conocimiento de la verdad. Un hombre que se acuesta y rehusa ejercitar sus extremidades, pronto perderá su capacidad de usarlas. De la misma manera, un cristiano que ejercita las facultades que Dios le ha dado, no solamente dejará de crecer en Cristo Jesús, sino que perderá la fuerza que ya tiene y se convertirá en un paralítico espiritual. Los que se establecen, fortalecen y afianzan en la verdad son los que motivados por el amor de Dios y de sus semejantes, se esfuerzan por servir a otros. El verdadero cristiano trabaja para el Señor, no a base de impulso, sino por principio; no por un día o por un mes, sino a través de toda su vida.5TPI 370.3

    ¿Cómo brillará nuestra luz ante el mundo, sino a través de nuestra vida cristiana consecuente? ¿Cómo sabrá el mundo que pertenecemos a Cristo, si no hacemos nada por él? Dijo nuestro Salvador: “Por sus frutos los conoceréis”. Mateo 7:16. Declaró además: “El que no es conmigo, contra mí es”. Mateo 12:30. No existe terreno neutral entre aquellos que trabajan hasta el máximo de su capacidad por el Señor y los que trabajan por el enemigo de las almas. Todo el que se mantiene ocioso en la viña del Señor no solamente no hace nada por sí mismo, sino que es un estorbo para los que hacen un esfuerzo por trabajar. Satanás encuentra trabajo para todos los que no se esfuerzan con ahínco para asegurar su propia salvación y la de otros.5TPI 371.1

    La iglesia de Cristo puede apropiadamente compararse a un ejército. La vida de cada soldado es de penuria, dificultades y peligro. Por todos lados hay enemigos vigilantes, dirigidos por el príncipe de las potencias de las tinieblas, quien nunca duerme y nunca abandona su puesto. Cuando quiera que el cristiano descuide su guardia, este poderoso adversario ataca repentina y violentamente. A menos que los miembros de la iglesia se mantengan activos y vigilantes, serán vencidos por sus artificios.5TPI 371.2

    ¿Qué pasaría si la mitad de los soldados de un ejército estuvieran ociosos o dormidos cuando se les ordenó estar en guardia? El resultado sería la derrota, el cautiverio o la muerte misma. Si algunos escapasen de las manos del enemigo, ¿merecerían algún premio? No; prontamente recibirían la sentencia de muerte. De la misma manera, el descuido y la deslealtad de la iglesia acarrea sobre ella consecuencias mucho más graves. ¡Nada podría ser más terrible que un ejército de cristianos adormecidos! ¿Qué avance podría hacerse contra el mundo, el cual se encuentra bajo el control del príncipe de las tinieblas? Aquellos que se retraen con indiferencia en el día del combate, como si no tuvieran ningún interés ni sintieran ninguna responsabilidad en cuanto al resultado de la campaña, harían bien en cambiar su proceder o abandonar las filas de inmediato.5TPI 371.3

    El Maestro llama obreros evangélicos. ¿Quiénes responderán? Todos los que ingresen en el ejército no han de ser generales, capitanes, sargentos, o cabos. No todos tienen la sensibilidad y responsabilidad necesarias para ser líderes. Hay mucho trabajo arduo de otra clase que hay que hacer. Algunos tienen que cavar zanjas y edificar baluartes; otros han de colocarse como centinelas y otros como portadores de mensajes. Aunque solamente hay pocos oficiales, se necesitan muchos soldados para formar la tropa del ejército; con todo, el éxito depende de la fidelidad de cada soldado individual. La cobardía o traición de un solo hombre puede ocasionar el desastre a todo el ejército.5TPI 372.1

    Hay una gran labor que cada uno de nosotros individualmente debemos hacer, si es que estamos dispuestos a pelear la buena batalla de la fe. Están en juego los intereses eternos. Hay que vestirse de toda la armadura de justicia, hay que resistir al diablo y tenemos la segura promesa que él huirá de nosotros. La iglesia debe llevar a cabo un combate agresivo, hacer conquistas para Cristo, y rescatar almas del poder del enemigo. Dios y sus santos ángeles toman parte en este conflicto. Agrademos al que nos ha llamado a ser sus soldados.5TPI 372.2

    Todos podemos hacer algo en la obra. Ninguno recibirá el fallo de inocente ante Dios a menos que haya trabajado dedicada y abnegadamente por la salvación de las almas. La iglesia debe enseñar a la juventud, por medio del precepto y el ejemplo, a ser obreros para Cristo. Hay muchos que se quejan de sus dudas, que se lamentan de no estar seguros de su conexión con Dios. A menudo esto puede atribuirse al hecho de que no están haciendo nada en la causa de Dios. Que ellos procuren sinceramente ayudar y ser una bendición para los demás, y sus dudas y su desaliento desaparecerán.5TPI 372.3

    Muchos que profesan ser seguidores de Cristo hablan y obran como si sus nombres fueran un gran honor a la causa de Dios, mientras que no llevan ninguna carga ni ganan almas para la verdad. Tales personas viven como si Dios no reclamara nada de ellos. Si continúan en este camino, finalmente se darán cuenta de que ellos no tienen nada que reclamar de Dios.5TPI 372.4

    Aquel que ha asignado “a cada cual su obra”, conforme a su capacidad, no dejará pasar el fiel cumplimiento del deber sin recompensa. Cada acto de lealtad y fe será coronado con muestras del favor y aprobación de Dios. A todo obrero le es dada la promesa: “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá con regocijo, trayendo sus gavillas”. Salmos 126:5, 6.5TPI 373.1

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