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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4

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    Soberbia en la iglesia y en la familia

    Apreciado hermano M: Se me mostró en visión que tiene algunos defectos de carácter que deben ser corregidos. Sus sentimientos hacia su esposa, así como el modo que tiene de verla, no son correctos. No la valora correctamente. No le ha dicho las palabras de afecto y amor que ella merece. Su hombría no se verá menoscabada si la elogia por el cuidado que dedica a la familia y las cargas que éste conlleva.4TPI 252.1

    Usted es orgulloso y exigente. Se fija en pequeñeces y habla de los errores insignificantes de su esposa y sus hijos. En pocas palabras: ansía medir sus conciencias según el rasero de la suya propia; trata de ser su conciencia. Su esposa tiene su propia identidad y nunca se fundirá con la de usted; tiene una individualidad que debe conservar porque ella es responsable de sus propios actos ante Dios. Hermano M, no puede hacerse responsable ante Dios por el carácter que desarrolle su esposa. Sólo ella cargará con esa responsabilidad. Dios quiere tanto influir en la conciencia de su esposa temerosa de Dios como en la de usted respecto de su esposa.4TPI 252.2

    Exige demasiado a su esposa e hijos. Los censura en exceso. Bastaría con que mostrara un carácter alegre y feliz, que les hablase con amabilidad y ternura, para que la luz entrara a su morada y arrojara fuera las nubes de tristeza e infelicidad. Tiene una idea demasiado elevada de sus opiniones; ha adoptado posiciones extremas y no ha permitido que el juicio de su esposa tenga el peso que debería tener en su familia. Ni siquiera la ha respetado ni tampoco ha educado a sus hijos para que respeten sus juicios. No le ha permitido ser su igual y, en lugar de eso, ha tomado en sus manos las riendas del gobierno y el control, y se ha aferrado a ellas. Su disposición no es afectuosa ni compasiva. Esos son los rasgos del carácter que es preciso que cambie si su deseo es vencer y convertirse en una bendición de Dios para su familia.4TPI 252.3

    Sus opiniones son muy rígidas y esto es una dificultad para su familia. Es preciso que la gracia de Dios ablande su corazón. El mismo amor que caracterizó las obras de Cristo debe morar en su corazón. El amor proviene de Dios. Es una planta de crecimiento celestial y no puede vivir y florecer en el corazón natural. Donde existe el amor hay verdad, vida y poder. Pero no puede vivir sin acciones; siempre que se ejercita aumenta y se expande. No se fija en los pequeños errores ni se apresura a reprochar las pequeñas equivocaciones. Tomará el control cuando la discusión y las palabras se muestren vanas e inútiles. El mejor método para reformar el carácter y regular la conducta de su familia es el principio del amor. Le dará fuerza y obrará lo que ni el dinero ni las potencias son capaces de obrar.4TPI 252.4

    Hermano, las palabras ásperas y crueles hieren y cortan. Le resulta muy fácil censurar y reprochar, pero así sólo conseguirá infelicidad. Si esas mismas palabras se las dijeran a usted, rápidamente se indignaría. Ha pensado que ser amable, tierno y compasivo es una debilidad, que hablar a su esposa con amabilidad, ternura y cortesía menoscaba su dignidad. Su idea de la masculinidad y la dignidad está equivocada. La inclinación a abstenerse de obrar con amabilidad es una debilidad manifiesta de su carácter. Lo que piensa que es una debilidad, Dios lo considera como la verdadera cortesía cristiana que debe ser ejercida por todos los cristianos; porque ese fue el espíritu que Cristo manifestó.4TPI 253.1

    Su inclinación a la soberbia es muy fuerte y su opinión sobre sí mismo es mucho más elevada de lo que debiera ser. Con frecuencia adopta puntos de vista sobre las Escrituras que son extremadamente extravagantes y especulativos y se aferra a ellos con el mismo celo que los judíos se aferraban a sus tradiciones. Al no poseer un espíritu que se deje educar, está en constante peligro de crear problemas en la iglesia, a menos que ponga manos a la obra y corrija esos errores con la fuerza del poderoso Conquistador. Su caso es inquietante porque piensa que sabe más de esas cosas que sus hermanos y es muy difícil acercarse a usted. Tiene un espíritu farisaico de autojustificación que parece decir: “No se acerque, permanezca alejado; soy más santo que usted”.4TPI 253.2

    No ha visto la corrupción de su propio corazón y no ha advertido que casi ha hecho de su vida un fracaso. Sus opiniones no pueden ni deben regir la iglesia de Dios. es preciso que cultive todas las gracias cristianas, en especial la caridad, que es sufrida, es benigna, que no tiene envidia, que no es jactanciosa ni se envanece, “no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo soporta”. 1 Corintios 13:5-7. “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos”. Colosenses 3:12-15.4TPI 253.3

    Por poco que alguno se desvíe de lo que usted piensa que debe ser lo correcto, no duda en reprochárselo y querer corregir la desviación con rudeza. Por un lado, sus maneras son arrogantes y dictatoriales, pronto a observar las faltas de su hermano; por otro, en cambio, no busca cuidadosamente en su propio corazón para encontrar las iniquidades que existen en su vida. Su indulgencia con sus apetitos y pasiones muestra su gran debilidad moral. La esclavitud del apetito por el tabaco ha tomado tal control sobre usted que aunque, una y otra vez, se determinara a vencer el hábito, no lo conseguiría. Ese mal hábito ha pervertido sus sentidos. Hermano, ¿dónde está la negación de sí mismo? ¿Dónde está la fuerza moral para vencer? Cristo venció por usted el poder del apetito en el desierto de las tentaciones, haciendo posible que Usted venza. Ahora debe presentar batalla. En nombre del Conquistador tiene la oportunidad de negar su apetito y obtener una victoria. Exige mucho a los demás; ¿qué está dispuesto a hacer para obtener la victoria sobre una concupiscencia que repugna, destruye la salud y contamina el alma? Debe presentar batalla. Nadie puede combatir por usted. Los demás pueden orar, pero la tarea es completamente suya.4TPI 254.1

    El Señor le pide que abandone sus flirteos con el tentador y se purifique de toda inmundicia de la carne y el espíritu, perfeccionando la santidad de su temor de Dios. Apresúrese a eliminar los defectos de su carácter. Usted está en el taller de Dios. Si se somete al proceso de cortado, cuadrado y cepillado, para que los bordes ásperos sean eliminados y las superficies rugosas y los nudos sean desbastados y pulidos con la garlopa de Dios, su gracia le dará la forma adecuada para el edificio celestial. Pero si se aferra al yo y no está dispuesto a pasar por las pruebas del proceso de refinado, no habrá lugar para usted en esa estructura que se formará sin que se oiga el sonido de un solo martillo o una sola hacha. Si no transforma su naturaleza, si no se refina y se eleva mediante la verdad santificadora para los últimos días, no será digno de tener un lugar entre los puros y santos ángeles.4TPI 254.2

    ¿Podrá darse el lujo de aferrarse a sus hábitos descarriados y, al fin, ser hallado entre los incrédulos sin santificar? ¿Se ve capaz de correr algún riesgo en este asunto? Hay demasiado en juego para que se aventure a proseguir con la conducta indulgente que ha seguido hasta ahora. No ha dudado en hablar de la verdad a los incrédulos, presentándola de forma agresiva y objetable, y esto ha causado muy mala influencia en sus mentes. Cuando los abogados de la verdad no son congruentes, Satanás se vale especialmente de ellos para provocar repulsa en aquellos que, de haber tenido una influencia adecuada, habrían recibido una impresión favorable. Suavice sus maneras; de modo que, cuando defienda la verdad, sea con espíritu manso.4TPI 255.1

    “Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia”. 1 Pedro 3:5. La reverencia que aquí se menciona no es veneración o postración, sino comedimiento y cuidado extremo en exponer cada punto, para que no lleguemos a pronunciar una palabra necia o seamos víctimas de sentimientos enconados y, por ello, las mentes de nuestros oyentes perciban una mala impresión y se inclinen hacia la dirección equivocada. Todos tenemos gran necesidad de piadosa reverencia, humildad y mansedumbre para presentar correctamente la verdad de Dios.4TPI 255.2

    Uno de los mayores peligros que corre es el espíritu de orgullo y confianza en sí mismo. La mayor infelicidad que sufren usted y su familia es el resultado inmediato del gobierno del orgullo. Un hombre con un orgullo tan exacerbado es de muy poca utilidad. Su soberbia y su amor por él mismo lo retienen en una esfera reducida. Su espíritu no es generoso. Sus esfuerzos no son amplios, sino restringidos. Si existe, ese orgullo se manifestará en su conversación y su comportamiento.4TPI 255.3

    Apreciado hermano, la influencia que formó su carácter le dio un espíritu arrogante y dominador que se manifiesta en el trato con su familia, sus vecinos y todos aquellos con quienes se relaciona. Para vencer esos malos hábitos vigile en oración sincera porque le queda poco tiempo. No piense que basta sólo con sus propias fuerzas. Sólo en el nombre del poderoso Conquistador podrá ganar la victoria. En conversación con otros, ande en la misericordia, la bondad y el amor de Dios en lugar de permanecer en su estricto juicio y justicia. Aférrese a sus promesas. Con sus propias fuerzas, será incapaz de hacer nada; pero con la fuerza de Jesús, podrá hacerlo todo. Si usted está en Cristo y, Cristo está en usted, será transformado, renovado y santificado. “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. Juan 15:7. Asegúrese de que Cristo está en usted, de que su corazón se ha quebrantado y es sumiso y humilde. Dios sólo aceptará al humilde y contrito. El cielo bien vale el esfuerzo perseverante de toda una vida. Dios lo ayudará en todos sus esfuerzos sólo si confía en él. Es preciso llevar a cabo una obra en su familia y Dios lo ayudará a llevarla a cabo si actúa correctamente. Le encarezco que ponga en orden su corazón y, pacientemente, trabaje por la salvación de su familia, para que los ángeles de Dios puedan entrar en su hogar y permanecer con ustedes.4TPI 255.4

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