Deshonestidad en la iglesia
“Raíz de todos los males es el amor al dinero”. 1 Timoteo 6:10. Algunos que profesan la verdad no resisten la tentación en este punto. Entre los mundanos de esta generación, los mayores delitos se perpetran por amor al dinero. Si no pueden obtener riqueza con la actividad honesta, los hombres recurren al fraude, al engaño, y al delito. La copa de la iniquidad está casi llena y la justicia retributiva de Dios está a punto de descender sobre los culpables. Los jueces y los supuestamente interesados amigos roban el alimento a las viudas y los pobres son obligados a sufrir por lo que es necesario a causa de la deshonestidad que se práctica para agradar a la extravagancia. El terrible registro de delitos de nuestro mundo bastaría para helar la sangre y horrorizar el alma, pero el hecho de que incluso entre los que profesan creer la verdad se arrastran los mismos males y los mismos pecados se consienten en mayor o menor grado exige una profunda humillación del alma.4TPI 481.1
Un hombre que tema sinceramente a Dios se esforzará día y noche, sufrirá privaciones y comerá el pan de la pobreza antes que abandonarse a la pasión por la ganancia, que oprima a la viuda y al huérfano o conculque el derecho del extranjero. Los delitos cometidos por amor a la ostentación y al dinero constituyen en este mundo una ladronera y son causa del llanto de los ángeles. Pero los cristianos no son moradores profesos de la tierra, se encuentran en un país extraño, como si se detuvieran sólo por una noche. Nuestro hogar está en las mansiones que Jesús fue a preparar para nosotros. Esta vida no es más que un vapor que se desvanece.4TPI 481.2
Para algunos, la adquisición de propiedades se convierte en una obsesión. Cada vez que se viola la regla de oro, Cristo es insultado en la persona de sus santos. Cada vez que nos aprovechamos del prójimo, sea un santo o un pecador, se registra como un fraude en el Libro Mayor del Cielo. Dios quiere que nuestras vidas representen la vida de nuestro gran Modelo haciendo el bien a otros y desempeñando un papel santo en la elevación del hombre. Sobre esta obra se sostiene la verdadera dignidad y la gloria que nunca se verán en esta vida, sino que se apreciarán en la vida futura. El registro de los actos amables y las acciones generosas perdurará hasta la eternidad. En la misma medida en que el hombre obtenga beneficio a costa de sus semejantes su alma se endurecerá ante la influencia del Espíritu de Dios. Las ganancias así obtenidas son una terrible pérdida.4TPI 481.3
Algunos hombres de posición importante no han sido guardianes de los intereses de otros. Sus propios intereses los han absorbido completamente y han sido negligentes en la conservación de la reputación de la iglesia, han sido egoístas y avariciosos, no tenían puesta la mirada en la gloria de Dios. En cierto grado, toda la iglesia es responsable de las ofensas de esos miembros porque consiente el mal al no levantar la voz contra ellos. No se disfruta del perfume de Dios por variadas razones. Su Espíritu se entristece por el orgullo, la extravagancia, la deshonestidad y la explotación que se permiten algunos que profesan ser piadosos. Todo esto atrae el descontento de Dios sobre su pueblo.4TPI 482.1
Se me presentaron la incredulidad y los pecados del antiguo Israel y vi que en el moderno Israel se cometen delitos similares. La pluma inspirada recogió sus crímenes para que los que viven en los últimos tiempos pudieran aprender de ellos, para que podamos evitar su mal ejemplo. Acán codiciaba un lingote de oro y un manto babilonio que habían sido tomados como botín y los guardó en secreto para sí. Pero el Señor había maldecido la ciudad de Jericó y ordenó al pueblo que no tomara botín del enemigo para su uso personal. “Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema al campamento de Israel, y lo turbéis. Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová”. Josué 6:18-19.4TPI 482.2
Pero Acán, de la tribu de Judá, tomó una parte del botín maldito y atrajo la ira del Señor sobre los hijos de Israel. Cuando el ejército de Israel salió para luchar contra el enemigo fue derrotado y algunos murieron. El pueblo cayó presa del desaliento. Josué, su dirigente, estaba perplejo y confundido. Con gran humillación se postró sobre su rostro y oró: “¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán! ¡Ay, Señor! ¿qué diré, ya que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos? Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán, y nos rodearán, y borrarán nuestro nombre de sobre la tierra; y entonces, ¿qué harás tú a tu grande nombre?” Josué 7:7-9.4TPI 482.3
La respuesta del Señor a Josué fue: “Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro? Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres”. Josué 7:10-11. Acán había robado algo que estaba reservado para Dios y lo había guardado con su tesoro. Cuando vio que el campamento de Israel estaba atribulado disimuló y no confesó su culpa porque sabía que Josué había repetido al pueblo las palabras del Señor según las cuales, si se apropiaban de lo que Dios había reservado, el campamento de Israel sería atribulado.4TPI 483.1
Mientras gozaba de su ganancia ilícita, su seguridad se vio destruida. Oyó que se llevaría a cabo una investigación. Eso lo incomodó. Una y otra vez se repitió: “¿Qué les importa? Soy responsable de mis actos”. Endureció su rostro y, con maneras muy exageradas condenó al único culpable. Si hubiese confesado se habría podido salvar, pero el pecado le endureció el corazón y continuó declarándose inocente. Pensaba que, en medio de una multitud tan grande, no lo encontrarían. Se echaron suertes para buscar al transgresor. Y la suerte cayó sobre la tribu de Judá. Entonces el corazón de Acán empezó a latir lleno de temor porque él pertenecía a esa tribu; pero siguió engañándose pensando que escaparía. De nuevo se echaron suertes que señalaron a la su familia. Josué leyó la culpa en su pálida cara. Se echaron suertes por tercera vez y señalaron al infeliz. Ahí estaba, señalado por el dedo de Dios como el culpable que había causado el desastre.4TPI 483.2
Cuando Acán cedió a la tentación, si le hubieran preguntado si deseaba traer la desgracia y la muerte al campamento de Israel, él habría respondido: “¡No, no! ¿Acaso tu siervo es un perro capaz de cometer tal maldad?” Pero se recreó en la tentación de satisfacer su codicia y, cuando se presentó la ocasión, fue más allá de lo que se había propuesto. Exactamente de esa misma manera los miembros de la iglesia afligen el Espíritu de Dios, estafan a sus vecinos y atraen la ira de Dios sobre la iglesia. Nadie vive para sí. La vergüenza, la derrota y la muerte cayeron sobre Israel por el pecado de un hombre. La protección que cubría sus cabezas en la batalla se retiró. Varios pecados acariciados y practicados por cristianos profesos atraen la ira de Dios sobre la iglesia. En el día en que el Libro Mayor del Cielo sea abierto el Juez no expresará con palabras la culpa de los hombres, sino que echará una penetrante y acusadora mirada, y todas las acciones, todas las transacciones de la vida quedarán vivamente impresas en la memoria del transgresor. No será preciso que, como en tiempos de Josué, se busque a la persona entre la tribu y la familia; sus propios labios confesarán su vergüenza, su egoísmo, su codicia, su deshonestidad, su disimulo y su fraude. Sus pecados, ocultos al conocimiento de los hombres serán proclamados como si estuviesen en medio de la plaza pública.4TPI 483.3
La influencia que más debe temer la iglesia no es la de los oponentes, infieles y blasfemos declarados, sino la de los que profesan a Cristo de manera inconsistente. Son los que obstaculizan las bendiciones del Dios de Israel y traen debilidad sobre la iglesia, un reproche difícil de borrar. Mientras Josué estaba postrado sobre su rostro, vertiendo su alma ante Dios, con lágrimas y agonía, la orden de Dios fue una reprensión: “Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro?” Josué 7:10.4TPI 484.1
Las iglesias populares están llenas de hombres que, pretendiendo servir a Dios, son ladrones, asesinos, adúlteros y fornicadores; pero quienes profesan nuestra humilde fe deben seguir un modelo más elevado. Deben ser cristianos bíblicos y deben ser diligentes en el estudio del Mapa de la vida. En oración, deben examinar cuidadosamente los motivos que los empujan a actuar. Los que desean poner su confianza en Cristo deben empezar a estudiar ahora la belleza de la cruz. Si quieren ser cristianos vivos deben empezar a temer y obedecer a Dios ahora. Si lo desean, pueden salvar sus almas de la ruina y ganar la vida eterna.4TPI 484.2
La costumbre de explotar en el comercio, tan habitual en el mundo, no es ejemplo para los cristianos. No se deben apartar de la perfecta integridad, ni aun en los asuntos más pequeños. Vender un artículo por más de lo que vale, aprovechando la ignorancia del comprador, es un fraude. Los beneficios desleales, las pequeñas argucias en el comercio, la exageración, la competencia, el menosprecio a un hermano que intenta llevar a cabo un negocio honrado son causa de corrupción de la pureza de la iglesia y arruinan su espiritualidad.4TPI 484.3
El mundo de los negocios no escapa al gobierno de Dios. El cristianismo no debe ser exhibido únicamente en sábado y en el santuario. Es asunto de todos los días de la semana y todos los lugares. Sus exigencias deben ser reconocidas y obedecidas en el taller, en el hogar y en los negocios con los hermanos y con el mundo. En muchos, una mundanalidad absorbente eclipsa el verdadero sentido de la obligación cristiana. La religión de Cristo tendrá tal influencia sobre el corazón que llegará a controlar la vida. Los hombres que poseen la genuina religión verdadera, mostrarán en todos sus negocios la misma clara percepción de la justicia que cuando ofrecen sus súplicas ante el trono de gracia. La vida, con todas sus capacidades, pertenece a Dios y debe ser usada para promover su gloria en lugar de pervertirla para el servicio de Satanás defraudando a los semejantes.4TPI 485.1
Algunos tienen a Satanás como consejero. Les dice que si quieren prosperar deberán escuchar sus consejos: “No seas tan estricto con el honor y la honradez, mira por tu propio interés y no permitas que la piedad, la generosidad y la amabilidad te retengan. No te preocupes por la viuda los huérfanos. Que no dependan de ti; sino que se ocupen de ellos mismos. No te preguntes si tienen o no alimentos o si puedes bendecirlos con una atención. Cuida de ti mismo. Acumula cuanto puedas. Roba a las viudas y a los huérfanos, estafa al extranjero y tendrás recursos suficientes para suplir tus muchas necesidades”. Algunos han escuchado este consejo y menospreciado a Aquel que dijo: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”. Santiago 1:27.4TPI 485.2
Satanás ofrece a los hombres los reinos del mundo a cambio de que ellos le entreguen la supremacía. Muchos sacrifican así el cielo. Mejor es morir que pecar, mejor es necesitar que defraudar, mejor es pasar hambre que mentir. Que todos los que son tentados se enfrenten a Satanás con estas palabras: “Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos. Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien”. Salmos 128:1-2. Esta es la condición y la promesa que se cumplirá inequívocamente. La felicidad y la prosperidad serán el resultado de servir al Señor.4TPI 485.3