Loading...
Larger font
Smaller font
Copy
Print
Contents

Testimonios para la Iglesia, Tomo 4

 - Contents
  • Results
  • Related
  • Featured
No results found for: "".
  • Weighted Relevancy
  • Content Sequence
  • Relevancy
  • Earliest First
  • Latest First
    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents

    La educación adecuada

    La educación incluye algo más que el conocimiento contenido en los libros. Una adecuada educación, además de la disciplina mental, deberá estar compuesta por una formación que asegure una moral sana y un correcto comportamiento. Nuestra gran preocupación ha sido que los que aceptan alumnos en sus casas no se den cuenta de la responsabilidad que contraen y descuiden el ejercicio de una influencia adecuada sobre esos jóvenes. De ese modo los alumnos no obtendrían todo el provecho que podrían recibir en el colegio. Con demasiada frecuencia surge una pregunta: “‘¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?’. Génesis 4:9. ¿Qué preocupación, qué carga de responsabilidad debo aceptar por los alumnos que ocupan alguna habitación en nuestras casas?” Mi respuesta es: “Exactamente el mismo interés que pondríais en vuestros hijos”.4TPI 641.1

    Cristo dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado”. Juan 13:34. El alma de los jóvenes que entran bajo vuestro techo son tan preciosas a ojos del Señor como las de vuestros amados hijos. Cuando los jóvenes se separan de la influencia amortiguadora y subyugadora del círculo del hogar, el deber de aquellos que tienen cuidado de ellos es convertirse en influencia hogareña para ellos. De ese modo suplirán una gran carencia y harán un trabajo para Dios semejante a la obra del ministro desde el púlpito. Ejercer sobre esos alumnos una influencia que los resguarde de las tentaciones de inmoralidad y los lleve a Jesús es una obra que goza de la aprobación del cielo Los que residen en el gran centro de la obra, en el que hay importantes intereses para sostener, tienen sobre si grandes responsabilidades. Los que escogen fijar su residencia en Battle Creek deberían ser hombres y mujeres de fe, sabios y de oración.4TPI 641.2

    Centenares de jóvenes de diversas disposiciones y diferente educación están asociados en la escuela, y se requiere gran cuidado y mucha paciencia para guiar en la debida dirección las mentes que han sido torcidas por la mala disciplina. Algunos nunca han sido disciplinados, mientras que otros lo fueron demasiado, y una vez separados de las manos vigilantes que sujetaban las riendas del control con rigidez tal vez excesiva, se sienten libres para hacer lo que quieren. Desprecian el mismo pensamiento de la restricción. Estos diversos elementos reunidos en nuestro colegio, imponen cuidados, cargas y pesada responsabilidad, no sólo a los maestros, sino a toda la iglesia.4TPI 641.3

    Los alumnos de nuestras escuelas están expuestos a múltiples tentaciones. Serán puestos en relación con individuos de casi toda disposición mental y moral. Los que han tenido experiencia religiosa son censurables si no se colocan en posición para resistir toda mala influencia. Pero muchos prefieren seguir sus inclinaciones. No consideran que pueden forjar o destruir su propia felicidad. Está en su poder el aprovechar de tal manera su tiempo y sus oportunidades, que desarrollen un carácter que los hará felices y útiles.4TPI 642.1

    Los jóvenes que residen en Battle Creek están en peligro constante porque no se unen al cielo. Si fueran fieles a su profesión serían misioneros de Dios. Al manifestar interés, compasión y amor cristianos podrían aprovechar la juventud para venir a Battle Creek desde otros lugares. Es preciso que se haga un esfuerzo sincero para que esos forasteros no escojan amistades superficiales, frívolas y amantes de los placeres. Los tales ejercen una influencia desmoralizadora en el colegio, en el sanatorio y en la agencia de publicación. El número de los que se cuentan entre nosotros aumenta constantemente a la vez que se desvanecen sin cesar la vigilancia y el celo por guardar el fortín. Si abrieran los ojos, todos verían hacia donde tienden estas cosas.4TPI 642.2

    Muchos se mudan a Battle Creek para que sus hijos disfruten de los beneficios del colegio y, al mismo tiempo, no sienten la responsabilidad de tal decisión. No se aperciben de que deben considerar algo más que su interés egoísta, que pueden ser más un obstáculo que una bendición, a menos que vengan con el firme propósito de hacer bien tanto como de recibirlo. Aun así, nadie tiene que perder su espiritualidad por venir a Battle Creek. Si seguimos a Cristo, nadie tendrá poder para apartarnos de la senda dispuesta para que los rescatados del Señor anden por ella. Nadie está obligado a copiar los errores de los que profesan ser cristianos. Si alguien ve las equivocaciones y las faltas de otros, será responsable ante Dios y ante sus semejantes si no es un ejemplo mejor. Sin embargo, algunos se sirven de las faltas ajenas para tener una excusa para sus propios defectos de carácter y llegan a copiar esos mismos rasgos objetables que condenan. Tales personas dan pábilo a los que son objeto de sus quejas por llevar una conducta anticristiana. Entran con los ojos abiertos en la trampa del enemigo. No pocos en Battle Creek han seguido esta conducta. Algunos vinieron allí donde se encontraban nuestras instituciones con el egoísta motivo de hacer negocio. Esos no serán de ninguna ayuda para los jóvenes, ni de palabra ni de ejemplo.4TPI 642.3

    Los peligros de los jóvenes quedan grandemente acrecentados cuando se los asocia con gran número de otros jóvenes de diverso carácter y hábitos de vida. En tales circunstancias, muchos padres se inclinan a relajar más bien que a duplicar sus propios esfuerzos por custodiar y regir a sus hijos. Arrojan una tremenda carga sobre los que sienten la responsabilidad. Cuando estos padres ven que sus hijos se están desmoralizando, se inclinan a censurar a los que están encargados de la obra, cuando los males han sido causados por la conducta de los padres mismos.4TPI 643.1

    En vez de unirse a los que llevan las cargas, elevar la norma de la moral, y trabajar con corazón y alma en el temor de Dios para corregir los defectos de sus hijos, muchos padres calman su propia conciencia diciendo: “Mis hijos no son peores que otros”. Procuran ocultar las faltas chocantes que Dios odia, no sea que sus hijos se ofendan, y actúen en forma desesperada. Si el espíritu de rebelión está en su corazón, será mucho mejor subyugarlo ahora que permitirle crecer y fortalecerse por la indulgencia. Si los padres quisieran hacer su deber, veríamos un estado diferente de cosas. Muchos de estos padres se han apartado de Dios. No tienen su sabiduría para percibir las trampas de Satanás y resistirlas.4TPI 643.2

    En esta época del mundo, los hijos deberían ser objeto del cuidado más estricto. Deberían recibir advertencias y restricciones. Dios maldijo a Elí porque no reprendió decidida y prontamente a sus malvados hijos. Hay algunos padres en Battle Creek cuya conducta no es mejor que la de Elí. Tienen miedo de controlar a sus hijos. Los ven servir a Satanás pero se hacen los ciegos y lo aceptan como una cosa desagradable que deben soportar porque no se puede solucionar.4TPI 643.3

    A cada hijo e hija debe pedírsele cuenta si se ausenta de la casa de noche. Los padres deben saber en qué compañía se hallan sus hijos, y en casa de quién pasan sus veladas. Algunos hijos engañan a sus padres con mentiras para evitar que quede expuesta su mala conducta. Hay quienes buscan la amistad de compañeros corrompidos, y visitan secretamente en la ciudad tabernas y otros lugares de placer prohibidos. Hay alumnos que visitan los salones de billar y juegan a los naipes, lisonjeándose de que no hay peligro. Puesto que buscan solamente divertirse, se sienten perfectamente seguros. No son sólo los inferiores los que hacen esto. Algunos de los que han sido cuidadosamente criados y enseñados a mirar tales cosas con aborrecimiento, se están aventurando en el terreno prohibido.4TPI 644.1

    Los jóvenes deben ser dominados por principios firmes, a fin de aprovechar debidamente las facultades que Dios les ha dado. Pero los jóvenes siguen tanto y tan ciegamente los impulsos, sin referencia a los principios, que están constantemente en peligro. Siendo que no siempre pueden tener la dirección y protección de padres y tutores, necesitan ser enseñados a regirse y dominarse a sí mismos. Se les debe enseñar a pensar y actuar de acuerdo con principios de conciencia.4TPI 644.2

    Los que se dedican al estudio deben tener solaz. La mente no debe dedicarse constantemente a la reflexión detenida, porque se gastaría la delicada maquinaria mental. Tanto el cuerpo como la mente deben tener ejercicio. Pero hay una gran necesidad de temperancia en las diversiones, como en cualquier otra actividad. Su carácter debe ser considerado cuidadosa y cabalmente. Todo joven debe preguntarse: ¿Qué influencia tendrán estas diversiones sobre mi salud física, mental y moral? ¿Quedará mi mente tan infatuada que me olvide de Dios? ¿Dejaré de tener presente su gloria?4TPI 644.3

    Se deberían prohibir los juegos de naipes. Las amistades y tendencias son peligrosas. El príncipe de los poderes de las tinieblas preside la sala de juego y cualquier lugar donde se juegue con naipes. Los ángeles malos son huéspedes habituales de esos lugares. No hay nada en tales diversiones que sea beneficioso para el alma o el cuerpo. No hay nada que refuerce el intelecto, nada que aporte valiosas ideas para un uso futuro. La conversación versa sobre temas triviales y degradantes. En ellas se escuchan el chiste grosero, la charla baja y vil, que rebaja y destruye la verdadera dignidad de la humanidad. Esos juegos son los más carentes de sentido, los más inútiles, inaprovechables y peligrosos usos que puede tener la juventud. Los que participan del juego con naipes se excitan intensamente y pronto pierden toda apetencia por las ocupaciones elevadas y útiles. El ser experto en manejar los naipes, conduce a menudo al deseo de usar este conocimiento y tacto para obtener algún beneficio personal. Se juega una pequeña suma, y luego una mayor, hasta que se adquiere la sed del juego que conduce a la ruina segura. ¡A cuántos ha llevado esta diversión perniciosa a toda práctica pecaminosa, a la pobreza, a la cárcel, al homicidio y al cadalso! Y sin embargo, muchos padres no ven el terrible peligro que amenaza con devorar a nuestros jóvenes.4TPI 644.4

    Entre los más peligrosos lugares de placer se cuenta el teatro. En vez de ser una escuela de moralidad y virtud, como se pretende a menudo, es el semillero de la inmoralidad. Estas diversiones fortalecen y confirman los hábitos viciosos y las propensiones pecaminosas. Los cantos viles, los ademanes, las expresiones y actitudes lascivas depravan la imaginación y degradan la moral. Todo joven que asista habitualmente a espectáculos, se corromperá en sus principios. No hay en nuestra tierra influencia más poderosa para envenenar la imaginación, destruir las impresiones religiosas, y embotar el gusto por los placeres tranquilos y las sobrias realidades de la vida, que las diversiones teatrales. El amor por estas escenas aumenta con cada asistencia, como el deseo de bebidas embriagantes se fortalece con su consumo. La única conducta segura consiste en huir del teatro, del circo y otros lugares dudosos de diversión.4TPI 645.1

    Hay modos de recreación que son altamente beneficiosos para la mente y el cuerpo. Una mente ilustrada, discernidora, hallara abundantes medios de entretenerse y divertirse, en fuentes que no sean solamente inocentes, sino instructivas. La recreación al aire libre, la contemplación de las obras de Dios en la naturaleza, serán del más alto beneficio.4TPI 645.2

    El gran Dios, cuya gloria brilla desde el cielo y cuya mano divina sostiene millones de mundos, es nuestro Padre. Nos basta con amarlo, confiar en él, como si fuéramos niños en fe y confianza, y nos aceptará como hijos e hijas suyos, por lo que seremos llamados herederos de toda la gloria inexpresable del mundo eterno. Él guiará a todos las mansos en el juicio, a éstos enseñará su camino. Si andamos en obediencia a su voluntad, aprendiendo con gozo y diligencia las lecciones de su providencia, una y otra vez nos dirá: “Hijo, ven a casa, a las mansiones celestiales que tengo preparadas para ti”.4TPI 646.1

    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents