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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4

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    Responsabilidad ante Dios

    Somos responsables ante Dios del sabio aprovechamiento de todas las facultades mentales y físicas. ¿Quién puede medir esta responsabilidad? Deberemos rendir cuentas de la influencia que ejerzamos. Lo que para nosotros puede parecer un pequeño defecto de carácter se reproducirá en otros en grado mayor y así la influencia que ejerzamos para el mal puede aumentar y perpetuarse.4TPI 647.1

    Que nadie se atreva a hablar con ligereza de las advertencias que reciben aquellos cuya obligación es salvaguardar su bienestar moral y espiritual. Las palabras pueden parecer de poca importancia, que producen sólo una impresión momentánea en la mente de los oyentes. Pero no es todo. En muchos casos esas palabras tienen una respuesta en los corazones sin santificar de jóvenes que jamás se sometieron a advertencias o restricciones. La influencia de una palabra irreflexiva puede afectar el destino eterno de un alma. Cada persona ejerce una influencia sobre la vida de los demás. Podemos ser una luz que brilla e ilumina su sendero o una tormenta destructora. Podemos llevar a nuestras amistades hacia arriba, hacia la felicidad y la vida inmortal, o hacia abajo, al sufrimiento y la ruina eterna. Nadie perecerá solo con su iniquidad. Por pequeña que sea la esfera de influencia, ésta se ejerce para bien o para mal. Un hombre a punto de morir exclamó: “Reunid toda mi influencia y enterradla conmigo”. ¿Es esto posible? No; como la semilla del cardo se había esparcido por todas partes y había arraigado, por lo que daría una abundante cosecha.4TPI 647.2

    Pocos hay que formen malos hábitos deliberadamente. Con la repetición frecuente de las malas acciones los hábitos se forman de manera inconsciente y se vuelven tan fuertes que se requiere el esfuerzo más persistente para efectuar un cambio. Jamás deberíamos demorarnos en romper un hábito pecaminoso. A menos que conquistemos los malos hábitos, ellos nos conquistarán a nosotros y destruirán nuestra felicidad. Hay muchas pobres criaturas, miserables, descontentas y degradadas, una maldición para los que los rodean, que podrían haber sido hombres útiles y felices de haber aprovechado sus oportunidades. Muchos jóvenes malgastan las preciosas horas de la vida soñando despiertos y sin hacer nada. Esas personas carecen de fuerza de carácter y principios fuertes. Muchos se dejan llevar por las circunstancias. Siempre buscan la simpatía de los demás, dependiendo vanamente de los otros para ser felices. Las esperanzas de todos los que siguen esta conducta naufragarán, las de esta vida y las de la futura.4TPI 647.3

    Los jóvenes que establecen una amistad pueden convertirla en una bendición o una maldición. Pueden edificarse, bendecirse y fortalecerse mutuamente, mejorando su comportamiento, su disposición y su conocimiento o, al permitirse ser despreocupados e infieles, pueden ejercer una influencia desmoralizadora.4TPI 648.1

    Jesús ayudará a todos los que pongan su confianza en él. Los que están unidos a Cristo son gobernados por la felicidad. Siguen la senda por la cual los guía el Salvador, crucificando el yo por él junto con las aficiones y las pasiones. Esas personas han construído sus esperanzas en Cristo y las tormentas de la tierra no tienen poder para arrancarla de su seguro cimiento.4TPI 648.2

    A vosotros compete, muchachos y muchachas, que seáis personas de confianza, íntegras y realmente útiles. Debéis estar prontos y resueltos a tomar partido por la justicia en cualquier circunstancia. Nuestros malos hábitos no pueden entrar con nosotros en el cielo; a menos que los venzamos aquí, nos expulsarán de la morada de los justos. Los malos hábitos ponen la más vigorosa resistencia cuando se les planta batalla. Pero si, con tesón, se mantiene vivo el combate, podrán ser conquistados.4TPI 648.3

    Para formar hábitos correctos, debemos buscar la compañía de personas de moral sana e influencia religiosa. Constantemente deberíamos tener presente que debemos ser aptos para habitar los atrios celestiales. Hemos recibido las preciosas horas de gracia para que podamos eliminar todos los defectos del carácter. Deberíamos esforzarnos en hacerlo, no sólo para obtener la vida futura, sino para ser útiles aquí. Los muchachos y las muchachas deberían considerar que un buen carácter es como un capital de más valor que el oro, la plata o las acciones. No se verá afectado por las situaciones de pánico y las quiebras y dará ricos beneficios cuando las posesiones terrenales desaparezcan. Los jóvenes necesitan una visión más elevada y noble del valor de un carácter cristiano. El pecado ciega los ojos y profana el corazón. La integridad, la firmeza y la perseverancia son cualidades que todos deberían cultivar sinceramente. Porque revisten al que las posee de un poder que es irresistible, un poder que lo hace fuerte para obrar el bien, para resistir al mal y afrontar la adversidad. Aquí brilla la verdadera excelencia del carácter con su mayor resplandor.4TPI 648.4

    La fuerza de carácter consiste en dos cosas: la energía de la voluntad y del dominio propio. Muchos jóvenes consideran equivocadamente como fuerza de carácter la pasión arrolladora; pero la verdad es que el que se deja dominar por sus pasiones, es un hombre débil. La verdadera grandeza del hombre y su nobleza se miden por el poder de los sentimientos que subyuga, no por el de los sentimientos que lo vencen a él. El hombre más fuerte es aquel que, aunque sensible al ultraje, refrena sin embargo la pasión y perdona a sus enemigos. Los tales hombres son verdaderos héroes.4TPI 649.1

    Muchos tienen ideas tan restringidas de lo que pueden llegar a ser que siempre permanecerán atrofiados y estrechos, cuando si aprovechasen las facultades que Dios les ha dado, podrían desarrollar un carácter noble y ejercer una influencia que ganaría almas para Cristo. El conocimiento es poder; pero la capacidad intelectual, sin la bondad del corazón, es un poder para el mal.4TPI 649.2

    Dios nos ha dado nuestras facultades intelectuales y morales; pero en extenso grado cada persona es arquitecto de su propio carácter. Cada día va subiendo la estructura. La Palabra de Dios nos advierte que prestemos atención a cómo edificamos, para que nuestro edificio se funde, en la Roca eterna. Llegará el tiempo en que nuestra obra quedará revelada tal cual es. Ahora es el momento para que todos cultiven las facultades que Dios les ha dado, a fin de que puedan desarrollar un carácter que tenga utilidad aquí y sea apto para la vida superior.4TPI 649.3

    Cada acto de la existencia, por muy insignificante que sea, tiene su influencia en la formación del carácter. Un buen carácter es más precioso que las posesiones mundanales; y la obra de su formación es la más noble a la cual puedan dedicarse los hombres.4TPI 649.4

    Los caracteres formados por las circunstancias son variables y discordantes, una masa de sentimientos encontrados. Sus poseedores no tienen un blanco elevado o fin en la vida. No ejercen influencia ennoblecedora sobre el carácter de los demás. Viven sin propósito ni poder.4TPI 649.5

    La corta vida que se nos concede debe ser aprovechada sabiamente. Dios quiere que su iglesia sea viva, consagrada, y que trabaje. Nuestro pueblo, en conjunto, dista mucho de esto ahora. Dios pide almas fuertes, valientes, cristianas, activas y vivas, que sigan al verdadero Modelo, y que ejerzan una influencia definida por Dios y lo recto. El Señor nos ha confiado, como cometido sagrado, verdades importantísimas y solemnes, y debemos demostrar su influencia en nuestra vida y carácter.4TPI 650.1

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