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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2

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    Portadores de cargas en la iglesia

    Queridos Hnos. N,

    El 12 de junio de 1868 se me mostraron algunas cosas referentes a ustedes. Tienen una obra que hacer, pero no la perciben; no han sido portadores de cargas. Deberían manifestar más interés en la causa de Dios de lo que lo han hecho hasta ahora. Están enceguecidos por el amor al mundo que no se dan cuenta de cuán grande es la influencia que éste ejerce sobre ustedes. No perciben que tienen una responsabilidad especial, ni se dan cuenta de la importancia del tiempo en que estamos viviendo, ni de la obra que debemos llevar a cabo. Parece que están dormidos. La unidad es fortaleza. Se manifiesta gran debilidad en la iglesia porque hay tantos remisos que no llevan cargas. Ustedes no son colaboradores de Cristo. El espíritu del mundo está borrando de sus corazones las impresiones que debería hacer la verdad.2TPI 150.3

    Es importante que todos acudan ahora a participar de la obra, y que actúen como si fueran seres humanos vivos, que trabajan para la salvación de las almas que perecen. Si todos los miembros de la iglesia se pusieran de parte del Señor, veríamos tal reavivamiento de su obra como no lo hemos visto hasta ahora. Dios requiere esto de ustedes y de cada hermano. Son ustedes quienes deben decidir si es o no mejor obedecer el llamado del Señor. Se requiere obediencia; y a menos que obedezcan, van a estar peor que si se encontraran en terreno neutral. A menos que sean favorecidos por la bendición de Dios, tendrán su maldición. El desea que sean bien dispuestos y obedientes, y dice que en ese caso comerán del bien de la tierra. Una amarga maldición se pronuncia contra los que no se ponen de parte del Señor. “Maldecid a Meroz, dijo el ángel de Jehová; maldecid severamente a sus moradores, porque no vinieron al socorro de Jehová, al socorro de Jehová contra los fuertes”. Jueces 5:23. Satanás y sus ángeles están en el campo para oponerse a todo paso que den los hijos de Dios para avanzar; por lo tanto, se requiere la colaboración de todos.2TPI 150.4

    Hnos. N: La influencia de sus amigos incrédulos los afecta más de lo que ustedes se dan cuenta. No les proporcionan fortaleza, sino tinieblas e incredulidad. Tienen una obra que hacer individualmente en la viña del Señor. Han pensado y se han preocupado demasiado de ustedes mismos. Pongan primero sus corazones en orden, y después dedíquense a la tarea con fervor. Pregunten: “Señor, ¿qué quieres que hagamos?” Dios quiere que lo busquen sinceramente. Los intima a que escudriñen diligentemente el corazón, para descubrir qué les impide dar más fruto, y qué debe permanecer allí. La razón por la cual ustedes no poseen más del Espíritu de Dios consiste en que no llevan con alegría la cruz de Cristo. En mi última visión observé que estaban engañados con respecto al poder del amor a este mundo que hay en ustedes. Los cuidados de esta vida y el engaño de las riquezas ahogan la Palabra, y ustedes se vuelven infructuosos. Dios quiere, que llevemos mucho fruto. No da órdenes sin proporcionar el poder para cumplirlas. No hará la parte de la obra que nos corresponde a nosotros, ni nos pide tampoco que hagamos la suya. Es Dios quien obra en nosotros, pero nosotros mismos debemos procurar nuestra salvación con temor y temblor. “La fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma”. Santiago 2:17. La fe debe ser sostenida por las obras; los hacedores de la obra son justificados delante de Dios. Ustedes desagradan al Señor al hablar de su pobreza, en circunstancias que gozan de abundancia. Todo lo que poseen le pertenece, pero le ha parecido bien nombrarlos mayordomos por cierto tiempo. Los está sometiendo a prueba. ¿Cómo van a salir de ella? Pedirá que se le devuelva lo suyo con usura.2TPI 151.1

    Han puesto sus ojos en lo que han invertido en diferentes empresas, y les ha parecido que es una gran suma. Pero si hubieran hecho mucho más que eso, si hubieran expandido su corazón, y si sus manos hubieran dado mucho para la causa de Dios y de los necesitados, sólo habrían cumplido con su deber, pero habrían sido mucho más felices. El Señor los invita a traer su ofrenda al altar, no a acercarla solamente, sino a ponerla sobre el altar. El altar santifica la ofrenda cuando se la pone sobre él, no antes.2TPI 151.2

    Ustedes no se han separado del mundo como el Señor quisiera que lo hicieran, pero no ven ni entienden el peligro en que están. El amor al mundo los está desviando. Ambos necesitan beber más de la Fuente de la verdad. A menos que cambie su condición, de manera que honren a Dios con su influencia y sus bienes, la maldición divina descenderá sobre ustedes. Ustedes podrán acumular, pero él esparcirá. En lugar de que su salud mejore rápidamente, se asemejarán a una rama seca. El Señor llama a obreros, hombres que puedan preocuparse por la salvación de las almas, que quieran hacerlo y que estén dispuestos a sacrificar cualquier cosa para que se salven. Nadie puede hacer esta obra en lugar de ustedes; la ofrenda de los demás, por generosa que sea, no puede ocupar el lugar de la de ustedes. Lo que tienen que hacer es entregarse a Dios, y nadie lo puede hacer en lugar de ustedes. Sólo el poder del Espíritu, que obra por medio de una fe poderosa, puede capacitarlos para evitar con éxito las muchas trampas que Satanás ha tendido delante de sus pies. Las palabras y el ejemplo del Redentor serán luz y fortaleza para el corazón de ustedes. Si lo siguen y confían en él, no permitirá que perezcan. Ustedes temen demasiado desagradar a los que no aman ni sirven a Dios. ¿Por qué quieren conservar la amistad de los enemigos de Dios, o someterse a la influencia de sus opiniones? “¿No sabéis que, la amistad del mundo es enemistad contra Dios?” Santiago 4:4. Si en el corazón se manifestara la rectitud, habría una separación más definida del mundo.2TPI 152.1

    El Señor habría hecho una obra buena y grande en este vecindario la primavera pasada, si todos hubieran sentido la necesidad de colaborar con la obra y se hubieran puesto de parte del Señor. No hubo unidad en la acción. No todos sintieron la necesidad de colaborar con la obra para dedicarse a ella de todo corazón. No hubo una entrega total a Dios. Se me mostró que permanecían perturbados y perplejos, mientras una niebla oscura descendía sobre ustedes. Hacían preguntas, y no estaban en condiciones de recibir fortaleza ni de impartirla. Vivimos en un tiempo solemne y terrible. No tenemos tiempo para adorar ídolos, ni lugar para concertarse con Belial ni para amistarse con el mundo. Aquellos a quienes Dios acepta y santifica para sí mismo, han sido llamados a ser diligentes y fieles en su servicio, apartados y dedicados a él. Nadie es “piedra viva” en el edificio espiritual por manifestar una mera forma de piedad o porque su nombre está anotado en los registros de la iglesia. La renovación del conocimiento y la verdadera santidad, el estar crucificados al mundo y revivificados en Cristo, eso une el alma con Dios. Los seguidores de Cristo tienen por delante un objeto supremo, una gran tarea: la salvación de sus semejantes. Todo otro interés debería estar por debajo de éste; debería comprometer los esfuerzos más fervientes y el más profundo interés.2TPI 152.2

    Dios requiere en primer lugar el corazón, los afectos. Quiere que sus seguidores lo amen y lo sirvan con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas.2TPI 153.1

    Sus mandamientos y su gracia están adaptados a nuestras necesidades, y sin ellos no podemos ser salvos, no importa qué hagamos. Requiere una obediencia que él pueda aceptar. La ofrenda de bienes, o cualquier otro servicio, sin la participación del corazón, no será aceptado. La voluntad debe ser sometida a él. El Señor requiere de ustedes una mayor consagración, una mayor separación del espíritu y la influencia del mundo.2TPI 153.2

    “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. 1 Pedro 2:9. Cristo los ha llamado a ser sus seguidores, a imitar su vida de abnegación y sacrificio, a interesarse en la gran obra de la redención de la especie caída. Ustedes no tienen una noción exacta de la obra que Dios quiere que lleven a cabo. Cristo es su modelo. Lo que les falta es amor. Este puro y santo principio distingue el carácter y la conducta de los cristianos frente a los mundanos. El amor divino tiene una influencia poderosa y purificadora. Sólo se lo encuentra en los corazones renovados, y entonces fluye naturalmente hacia nuestros semejantes.2TPI 153.3

    “Amaos los unos a los otros -dice el Salvador-, como yo os he amado”. Juan 15:13. Cristo nos ha dado ejemplo de amor puro y desinteresado. Todavía no se han dado cuenta: ustedes de su deficiencia en este aspecto, y la gran necesidad que tienen de alcanzar este ideal celestial, sin el cual todos los buenos propósitos, y todo el celo, aunque fuera de tal naturaleza que los indujera a dar sus bienes para alimentar a los pobres, y sus cuerpos para ser quemados, nada sería. Necesitan esa caridad que todo lo sufre, que no se irrita, que todo lo soporta, que todo lo cree, que todo lo espera. Sin el espíritu de amor, nadie puede ser semejante a Cristo. Si este principio viviente reside en el alma, nadie puede ser semejante al mundo.2TPI 153.4

    La conducta de los cristianos es como la de su Señor. El enarboló el estandarte, y a nosotros nos corresponde decidir si nos vamos a reunir en torno de ese estandarte o no. Nuestro Señor y Salvador dejó a un lado su dominio, sus riquezas y su gloria, y vino a buscarnos, para poder salvarnos de la miseria y hacer de nosotros seres semejantes a él. Se humilló a sí mismo y tomó nuestra naturaleza para que pudiéramos aprender de él y, al imitar su vida de generosidad y abnegación, pudiéramos seguirlo paso a paso hasta el Cielo. No podemos ser iguales al Modelo, pero podemos parecernos a él, y de acuerdo con nuestra capacidad obrar de la misma manera. “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente. Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Mateo 22:37-39. Debería manifestarse tal amor en el corazón de ustedes como para que estuvieran listos para entregar todos los tesoros y honores de este mundo si de esa manera pudieran ejercer influencia sobre un alma para que se dedique al servicio de Cristo.2TPI 154.1

    Dios los intima para que con una mano, la mano de la fe, se aferren de su brazo poderoso, y con la otra mano, la del amor, alcancen a las almas que perecen. Cristo es el camino, la verdad y la vida. Síganlo. No anden según la carne, sino según el Espíritu. Anden como él anduvo. La voluntad de Dios es que ustedes sean santificados. La obra que tienen que llevar a cabo es hacer la voluntad del que sostiene su vida para su gloria. Si trabajan para sí mismos, nada aprovecharán. Trabajar para el bien de los demás, preocuparse menos de uno mismo y ser más fervorosos en la dedicación de todo a Dios, es algo que a él le resultará aceptable y que recompensará mediante las riquezas de su gracia.2TPI 154.2

    Dios no les ha señalado su parte sólo para que la contemplen y se dediquen a preocuparse de ustedes mismos. Se les pide que sirvan a los demás y los cuiden, y al hacerlo se manifestarán los malos rasgos de carácter que necesitan corrección, y se fortalecerán los puntos débiles que necesitan ser robustecidos. Esta es la parte de la obra que nosotros tenemos que hacer; no con impaciencia, a regañadientes, con mala voluntad, sino con alegría, para alcanzar la perfección cristiana. Eliminar de nuestro carácter todo lo que no es precisamente agradable, es imitar a Cristo. Tienen que ser muy celosos de la honra de Dios. Cuán circunspectos deberían ser precisamente en los aspectos de su conducta que no son lo que deberían ser. Si pudieran ver a los ángeles puros con los ojos fijos en ustedes mientras observan para ver de qué manera glorifica a su Maestro el cristiano; o si pudieran verificar con qué aires de triunfo se regocijan y se burlan los ángeles malos al señalar toda senda torcida, para citar después las Escrituras que han sido violadas de esa manera, y comparar la vida de ustedes con la Biblia que profesan seguir, pero de la cual se han apartado, se asombrarían y se alarmarían por causa de ustedes mismos. Se necesita el todo del hombre para constituir un cristiano valiente. ¡Oh, qué criaturas ciegas y miopes somos nosotros! ¡Cuán poco comprendemos las cosas sagradas y cuán débilmente entendemos las riquezas de su gracia!2TPI 155.1

    Hay algo con lo cual deseo impresionar las mentes de ustedes. Hay intermediarios especiales de Satanás íntimamente relacionados con ustedes, y su poder y su influencia ejercen un efecto manifiesto sobre ustedes, porque no se encuentran lo suficientemente cerca de Dios como para asegurarse la ayuda especial de los ángeles que exceden en fortaleza. La vinculación de ustedes con los enemigos de su Señor es demasiado estrecha, y no se dan cuenta del peligro en que están de que su fe naufrague. Si aunque sea en lo más mínimo animan ustedes a Satanás a que los tiente, se ubican sobre su campo de batalla, y el conflicto entonces será largo y difícil antes que obtengan la victoria y logren triunfar en el nombre de Jesús, quien ya lo venció.2TPI 155.2

    Satanás tiene grandes ventajas. Poseía el admirable poder intelectual de un ángel, del cual muy pocos tienen una idea justa. Satanás era consciente de su poder; de otra manera no se habría empeñado en un conflicto con el Dios todopoderoso, el Padre eterno y el Príncipe de paz. Satanás observa detenidamente los sucesos, y cuando encuentra alguien que tiene especialmente desarrollado el espíritu de oposición a la verdad de Dios, llega hasta revelarle acontecimientos que no se han cumplido, a fin de asegurarse más firmemente un lugar en su corazón. El que no vaciló en entrar en conflicto con Aquel que sostiene la creación con su mano, tiene malicia para perseguir y dañar. Actualmente mantiene entrampados a los mortales. Durante su experiencia de casi seis mil años, no ha perdido nada de su habilidad ni de su astucia. Durante todo este tiempo ha observado detenidamente todo lo que concierne a nuestra especie.2TPI 155.3

    Satanás emplea como sus médiums a personas que se han opuesto acerbamente a la verdad de Dios. Se les presenta asumiendo la forma y vestimenta de otra persona, tal vez un amigo del médium. Convence a éste usando palabras de ese amigo, y relatando circunstancias que están por ocurrir o que realmente han ocurrido, y de las cuales el médium no sabía nada. A veces antes de un fallecimiento o de un accidente, por medio de un sueño o de una caracterización, conversa con su agente y hasta le imparte conocimiento por medio de sus sugestiones. Pero ésta es sabiduría del infierno y no de lo alto. La sabiduría enseñada por Satanás se opone a la verdad, a menos que sea para servir a sus fines, y se viste aparentemente con la luz que rodea a los ángeles. A cierta clase de mentes les sancionará parte de lo que creen los seguidores de Cristo, mientras que les aconsejará rechazar otra parte considerada como error peligroso y fatal.2TPI 156.1

    Satanás es un obrero maestro. Emplea con buen éxito su sabiduría infernal. Está dispuesto a enseñar a aquellos que rechazan el consejo de Dios contra su propia alma y está capacitado para ello. Suele revestir de toda la bondad posible, y hacer tan atrayente como puede, la carnada que ha descubierto que le es útil para atraer almas a su red, a fin de asegurarlas en su camino infernal. Todos aquellos a quienes entrampe así aprenderán a un costo espantoso cuán insensato es vender el cielo y la inmortalidad por un engaño de consecuencias fatales.2TPI 156.2

    Nuestro adversario el diablo, no está desprovisto de sabiduría y fuerza. Anda en derredor como león rugiente, buscando a quien devorar. Obrará “con grande potencia, y señales, y milagros mentirosos, y con todo engaño de iniquidad en los que perecen; por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos”. 2 Tesalonicenses 2:9, 10. Debido a que rechazaron la verdad “les envía Dios operación de error, para que crean a la mentira; para que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, antes consintieron a la iniquidad”. Vers. 11, 12. Tenemos que contender con un enemigo poderoso y seductor, y nuestra única seguridad estriba en Aquel que va a venir y que consumirá a este gran engañador con el espíritu de su boca y lo destruirá con el resplandor de su venida.2TPI 156.3

    Les recomiendo esto en el temor de Dios, y les ruego que se levanten de entre los muertos y entonces Cristo les dará vida. 2TPI 157.1

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