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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8

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    Misterios del poder divino

    Los mayores intelectos humanos no pueden comprender los misterios de Jehová que se revelan en la naturaleza. La inspiración divina hace muchas preguntas que no puede contestar el erudito más profundo. Estas preguntas no fueron hechas para que las pudiésemos contestar, sino para llamar nuestra atención a los profundos misterios de Dios y enseñamos que nuestra sabiduría es limitada, que en lo que rodea nuestra vida diaria hay muchas cosas que superan la comprensión de las mentes finitas y que el juicio y el propósito de Dios son inescrutables. Su sabiduría es también insondable.8TPI 272.2

    Los escépticos se niegan a creer en Dios porque sus mentes finitas no pueden comprender el poder infinito por medio del cual él se revela a los hombres. Pero se le ha de reconocer más por lo que no revela de sí mismo que por lo que está abierto a nuestra comprensión limitada. Tanto en la revelación divina como en la naturaleza, Dios nos ha dejado misterios que exigen fe. Así debe ser. Podemos escudriñar siempre, averiguar de continuo, aprender constantemente, y, sin embargo, quedará por delante lo infinito. 8TPI 272.3

    *****

    “Quién midió las aguas con el hueco de su mano
    y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó
    el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?
    Quién enseñó al Espíritu de Jehová,
    o le aconsejó enseñándole?
    ¿A quién pidió consejo para ser avisado?
    ¿Quién le enseñó el camino del juicio,
    o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia?
    He aquí que las naciones le son como la gota de agua
    que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas
    le son estimadas; he aquí que hace desaparecer
    las islas como polvo.
    Ni el Líbano bastará para el fuego,
    ni todos sus animales para el sacrificio.
    Como nada son todas las naciones delante de él;
    y en su comparación serán estimadas
    en menos que nada, y que lo que no es.
    ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios,
    o qué imagen le compondréis?
    El artífice prepara la imagen de talla,
    el platero le extiende el oro
    y le funde cadenas de plata.
    El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille;
    se busca un maestro sabio,
    que le haga una imagen de talla que no se mueva.
    ¿No sabéis? ¿No habéis oído?
    ¿Nunca os lo han dicho desde el principio?
    ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó?
    Él está sentado sobre el círculo de la tierra,
    cuyos moradores son como langostas;
    él extiende los cielos como una funda para morar;
    él convierte en nada a los poderosos,
    y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana.
    Como si nunca hubieran sido plantados,
    como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra;
    tan pronto como sopla en ellos se secan,
    y el torbellino los lleva como hojarasca.
    ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis?,
    dice el Santo.
    Levantad en alto vuestros ojos,
    y mirad quién creó estas cosas;
    él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres;
    ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza,
    y el poder de su dominio.
    ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel:
    Mi camino está escondido de Jehová,
    y de mi Dios pasó mi juicio?
    ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová,
    el cual creó los confines de la tierra?
    No desfallece, ni se fatiga con cansancio,
    y su entendimiento no hay quien lo alcance.
    Él da esfuerzo al cansado,
    y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
    Los muchachos se fatigan y se cansan,
    los jóvenes flaquean y caen;
    pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas;
    levantarán alas como las águilas;
    correrán, y no se cansarán;
    caminarán, y no se fatigarán. Isaías 40:12-31.
    8TPI 272.4

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