Fanatismo después de 1844
Después de 1844 tuvimos que hacer frente a toda especie de fanatismos. Me fueron dados testimonios de censura contra algunas personas entregadas a las teorías espiritualistas predominantes.8TPI 307.4
Había personas que trabajaban activamente en esparcir falsas ideas acerca de Dios. Me fue mostrado que por sus enseñanzas erróneas quitaban su eficacia a la verdad. Me fue mostrado que inducían las almas al error, presentándoles teorías especulativas acerca de Dios.8TPI 307.5
Me trasladé hasta el lugar donde estaban y les mostré abiertamente cuál era la naturaleza de su obra. El Señor me dio fuerzas para exponerles con claridad el peligro que las amenazaba. Entre otras ideas, sostenían que los que una vez habían sido santificados no podían pecar jamás. Su enseñanza errónea hacía un gran daño, primeramente a ellos y luego a los demás. Estaban adquiriendo poder espiritual sobre los que no podían ver el error de estas teorías tan hermosamente ataviadas. La doctrina según la cual todos eran santos los había llevado a creer que los afectos de los santificados no podían extraviarlos. El resultado de esta tendencia era la satisfacción de los malos deseos de los corazones que aseveraban ser santificados, pero que en sus pensamientos y hechos distaban mucho de ser puros.8TPI 308.1
Las enseñanzas impías van seguidas por la práctica del pecado. Son el cebo del cual se vale el padre de la mentira para seducir y tiene por resultado la impenitencia en una impureza que se comete creyéndola justificada.8TPI 308.2
Este es sólo uno de los casos en que fui llamada a reprender a aquellos que sostenían la doctrina de un Dios impersonal inmanente en toda la naturaleza, así como otros errores parecidos.8TPI 308.3