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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8

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    Una fuente más pura

    Poseemos en abundancia lo que es real y verdadero, lo que es divino. Los que tienen sed de conocimiento no precisan ir a las fuentes contaminadas.8TPI 323.3

    Cristo presentó los principios de la verdad en el evangelio. En su enseñanza podemos beber de los manantiales puros que fluyen del trono de Dios.8TPI 323.4

    Cristo pudo haber impartido a los hombres un conocimiento que hubiera sobrepasado cualesquiera otras revelaciones y dejado a la zaga todos los demás descubrimientos. Pudo haber desenvuelto misterio tras misterio, y pudo haber concentrado en torno a estas maravillosas revelaciones el pensamiento activo y ferviente de generaciones sucesivas hasta el fin del tiempo. Pero no dejaría pasar ni un momento sin enseñar el conocimiento de la ciencia de la salvación. Su tiempo, sus facultades, su vida misma, eran preciosos y se usaban sólo como medios para obrar la salvación de las almas de los hombres. Había venido a buscar y a salvar lo que se había perdido, y nada lo distraería de su único objetivo. No permitió que nada lo ofuscara.8TPI 323.5

    Cristo impartió sólo el conocimiento que pudiera ser utilizado. Su enseñanza al pueblo estaba adaptada a su propia condición en la vida práctica. No satisfacía la curiosidad que los impelía a acercársele con preguntas imprudentes. Convertía estos interrogantes en ocasiones para extender llamamientos solemnes, fervientes y vitales. A los que estaban bien ansiosos de recoger fruto del árbol del conocimiento, les ofrecía el fruto del árbol de la vida. Encontraron cerrada toda avenida, excepto el camino estrecho que conduce a Dios. Toda fuente quedaba sellada, excepto la fuente de vida eterna.8TPI 324.1

    Nuestro Salvador no animaba a nadie a asistir a las escuelas rabínicas de su tiempo por la razón de que sus mentes se corromperían por la repetición constante del “Ellos dicen”, o, “Se ha dicho”. ¿Por qué, pues, debemos nosotros aceptar las palabras inestables de los hombres como sabiduría exaltada, cuando tenemos a nuestra disposición una sabiduría mayor y cierta?8TPI 324.2

    Lo que yo he visto de las cosas eternas, y lo que he visto de la debilidad humana, como Dios me las ha presentado, han impresionado profundamente mi mente y ejercido una gran influencia en mi vida y carácter. No veo nada por lo cual el hombre deba ser exaltado, alabado, o glorificado. No veo razón alguna por la que se deba confiar en las opiniones de hombres sabios y exaltarlas conforme al mundo. ¿Cómo van a tener opiniones correctas acerca de los planes y caminos de Dios los que carecen de la luz divina?8TPI 324.3

    Estoy dispuesta a ser instruida por Aquel que creó los cielos y la tierra, por Aquel que puso en su orden las estrellas del firmamento, y les asignó al sol y a la luna su función. No necesito consultar autores paganos. Prefiero ser enseñada por Dios.8TPI 324.4

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