Un himno de la tierra prometida
Alabad a Jehová, invocad su nombre;
Dad a conocer sus obras en los pueblos.
Cantadle, cantadle salmos;
Hablad de todas sus maravillas.
Gloriaos en su santo nombre;
Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová.
Buscad a Jehová y su poder;
Buscad siempre su rostro.
Acordaos de las maravillas que él ha hecho,
De sus prodigios y de los juicios de su boca,
Oh vosotros, descendencia de Abraham su siervo,
Hijos de Jacob, sus escogidos.
Él es Jehová nuestro Dios;
En toda la tierra están sus juicios.
Se acordó para siempre de su pacto;
De la palabra que mandó para mil generaciones,
La cual concertó con Abraham,
Y de su juramento a Isaac.
La estableció a Jacob por decreto,
A Israel por pacto sempiterno,
Diciendo: A ti te daré la tierra de Canaán
Como porción de vuestra heredad. Cuando ellos eran pocos en número,
Y forasteros en ella,
Y andaban de nación en nación,
De un reino a otro pueblo,
No consintió que nadie los agraviase,
Y por causa de ellos castigó a los reyes.
No toquéis, dijo, a mis ungidos,
Ni hagáis mal a mis profetas.
Trajo hambre sobre la tierra,
Y quebrantó todo sustento de pan.
Envió un varón delante de ellos;
A José, que fue vendido por siervo.
Afligieron sus pies con grillos;
En cárcel fue puesta su persona.
Hasta la hora que se cumplió su palabra,
El dicho de Jehová le probó.
Envió al rey, y le soltó;
El señor de los pueblos, y le dejó ir libre.
Lo puso por señor de su casa,
Y por gobernador de todas sus posesiones,
Para que reprimiera a sus grandes
como él quisiese,
Y a sus ancianos enseñara sabiduría.
Después entró Israel en Egipto,
Y Jacob moró en la tierra de Cam.
Y multiplicó su pueblo en gran manera,
Y lo hizo más fuerte que sus enemigos.
Cambió el corazón de ellos para
que aborreciesen a su pueblo,
Para que contra sus siervos pensasen mal.
Envió a su siervo Moisés,
Y a Aarón, al cual escogió. Puso en ellos las palabras de sus señales,
Y sus prodigios en la tierra de Cam.
Envió tinieblas que lo oscurecieron todo;
No fueron rebeldes a su palabra.
Volvió sus aguas en sangre,
y mató sus peces.
Su tierra produjo ranas
Hasta en las cámaras de sus reyes.
Habló, y vinieron enjambres de moscas,
Y piojos en todos sus términos.
Les dio granizo por lluvia,
Y llamas de fuego en su tierra.
Destrozó sus viñas y sus higueras,
Y quebró los árboles de su territorio.
Habló, y vinieron langostas,
Y pulgón sin número;
Y comieron toda la hierba de su país,
Y devoraron el fruto de su tierra.
Hirió de muerte a todos los primogénitos en su tierra,
Las primicias de toda su fuerza.
Los sacó con plata y oro;
Y no hubo en sus tribus enfermo.
Egipto se alegró de que salieran,
Porque su terror había caído sobre ellos.
Extendió una nube por cubierta,
Y fuego para alumbrar la noche.
Pidieron, e hizo venir codornices;
Y los sació de pan del cielo.
Abrió la peña, y fluyeron aguas;
Corrieron por los sequedales como un río.
Porque se acordó de su santa palabra
Dada a Abraham su siervo. Sacó a su pueblo con gozo;
Con júbilo a sus escogidos.
Les dio las tierras de las naciones,
Y las labores de los pueblos heredaron;
Para que guardasen sus estatutos,
Y cumpliesen sus leyes.
Aleluya. Salmos 105.8TPI 114.2
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