“Escritas para nuestra amonestación”
“Estas cosas... están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos”. 1 Corintios 10:11.8TPI 126.1
“Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy, para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice:8TPI 126.2
Si oyereis hoy su voz,
No endurezcáis vuestros corazones
como en la provocación.8TPI 126.3
¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés!”. Hebreos 3:12-16.8TPI 126.4
¿No podemos nosotros, que vivimos en el tiempo del fin, darnos cuenta de la importancia de las palabras del apóstol: “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo!”. vers. 12.8TPI 126.5
Sobre nosotros brilla la luz acumulada de los siglos pasados. El registro del olvido de Israel ha sido preservado para nuestra instrucción. En este siglo Dios se ha propuesto reunir un pueblo para sí de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas. Dentro del movimiento adventista, él ha obrado en favor de su heredad, así como obró por los israelitas al sacarlos de Egipto. En el gran chasco de 1844 la fe de su pueblo fue probada así como la de los hebreos al llegar al Mar Rojo. Si en los días tempranos los adventistas hubieran mantenido su fe en la Mano guiadora que los había acompañado en su experiencia pasada, habrían visto la salvación del Señor. Si todos los que habían trabajado solidariamente en la obra de 1844 hubiesen aceptado y proclamado el mensaje del tercer ángel bajo el poder del Espíritu Santo, el Señor habría hecho grandes cosas mediante sus esfuerzos. Una gran luz hubiera alumbrado el mundo. Hace años que los habitantes del mundo habrían sido amonestados, la obra final terminada, y Cristo venido para rescatar a su pueblo.8TPI 126.6