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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6

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    El resultado de la inacción

    Cuando los hombres empleen sus facultades como lo indica Dios, sus talentos aumentarán, su capacidad se ensanchará y obtendrán una visión celestial en su esfuerzo por tratar de salvar a los perdidos. Pero mientras los miembros de la iglesia sean negligentes e indiferentes hacia la responsabilidad que Dios les ha dado de impartir la verdad a la gente, ¿cómo pueden esperar recibir el tesoro del cielo? Cuando los que profesan ser cristianos no sienten preocupación por iluminar a los que están en tinieblas, cuando dejan de impartir gracia y conocimiento, pierden discernimiento y su aprecio del valor de los dones celestiales; y como resulado dejan de sentir la necesidad de compartirlos.6TPI 423.2

    Vemos grandes iglesias que se congregan en diferentes localidades. Sus miembros han obtenido un sólido conocimiento de la verdad, y muchos se contentan con oír la Palabra viviente sin tratar de compartir la luz. Se sienten escasamente responsables por el progreso de la obra y la salvación de la gente. Sienten mucho entusiasmo por las actividades mundanas, pero mantienen su religión separada dei sus quehaceres cotidianos. Dicen: “La religión es religión, y los negocios son negocios”, porque Creen que cada una tiene su propia esfera de acción. Por eso insisten en que “deben permanecer separadas”.6TPI 424.1

    A causa de las oportunidades descuidadas y del abuso de los privilegios, los miembros de esas iglesias no están creciendo “en la gracia y en conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”. 2 Pedro 3:18. Por lo tanto, son débiles en fe, deficientes en conocimiento y niños en experiencia. No están arraigados ni crecen en la verdad. Si permanecen en esta condición, los numerosos engaños de los postreros días los seducirán inevitablemente, porque carecerán de visión espiritual para discernir entre la verdad y el error.6TPI 424.2

    Dios ha dado a sus ministros el mensaje de verdad para que lo proclamen. Las iglesias deben recibirlo, y de toda manera posible comunicarlo, mientras asimilan los primeros rayos de la luz y luego los difunden. No haberlo hecho representa nuestro gran pecado. Llevamos años de atraso. Los ministros han estado buscando el tesoro escondido, abriendo el cofre y dejando resplandecer las joyas de la verdad; pero los miembros de la iglesia no han hecho la centésima parte de lo que Dios requiere de ellos. ¿Qué podemos esperar sino deterioro en la vida religiosa cuando la gente escucha sermón tras sermón sin practicar la instrucción recibida? Si no se ejercita la capacidad que Dios ha dado, se debilita y degenera. Más que esto, cuando las iglesias permanecen inactivas, Satanás cuida de que se mantengan ocupadas en lo que a él le conviene. Ocupa el campo, alista a los miembros en actividades que absorben sus energías, destruyen la espiritualidad, y los hacen caer como pesos muertos sobre la iglesia.6TPI 424.3

    Hay entre nosotros quienes, si tomasen tiempo para considerarlo, evaluarían su posición indolente como un descuido pecaminoso de los talentos que Dios les ha dado. Hermanos y hermanas, vuestro Redentor y todos los santos ángeles se entristecen por la dureza de vuestro corazón. Cristo dio su vida para salvar a la gente, y, sin embargo, vosotros que habéis conocido su amor hacéis muy poco esfuerzo para impartir las bendiciones de su gracia a aquellos por quienes él murió. Semejante indiferencia y negligencia del deber asombra a los ángeles. En el juicio tendréis que encontraros con las personas a quienes descuidasteis. En aquel gran día, os sentiréis convencidos y condenados. El Señor os induzca ahora a arrepentiros, y perdone él a su pueblo por haber descuidado la obra que él le encomendó hacer en su viña.6TPI 425.1

    “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”. Apocalipsis 2:5.6TPI 425.2

    ¡Oh, cuán pocos conocen el tiempo de su visitación! ¡Cuán pocos, aun entre los que aseveran creer la verdad presente, comprenden las señales de los tiempos, o lo que hemos de experimentar antes del fin! Somos hoy objeto de la tolerancia de Dios; ¿pero cuánto tiempo continuarán los ángeles de Dios reteniendo los vientos para que no soplen?6TPI 425.3

    No obstante la indecible misericordia de Dios hacia nosotros, ¡cuán pocos hay en nuestras iglesias que son verdaderamente humildes, consagrados y temerosos siervos de Dios! ¡Cuán pocos corazones están llenos de gratitud porque han sido honrados y llamados a hacer algo en la obra de Dios y a participar de los sufrimientos de Cristo!6TPI 425.4

    Hoy muchísimos de los que componen nuestras congregaciones están muertos en delitos y pecados. Van y vienen como la puerta sobre sus goznes. Durante años han escuchado con complacencia las verdades más solemnes y conmovedoras del alma, pero no las han puesto en práctica. Por lo tanto, son cada vez menos sensibles a la hermosura de la verdad. Los testimonios conmovedores de reproche y amonestación ya no despiertan arrepentimiento en ellos. Las melodías más dulces que provienen de Dios a través de los labios humanos—la justificación por la fe y la justicia de Cristo—no les arrancan una respuesta de amor y gratitud. Aunque el Mercader celestial despliega delante de ellos las más finas joyas de la fe y el amor, aunque los invita a comprar de él “oro afinado en fuego” y “vestiduras blancas” a fin de que sean vestidos, y “colirio” a fin de que vean, endurecen sus corazones contra él, y no cambian su tibieza por el amor y el celo. Aunque profesan tener piedad, niegan el poder de ella. Si continúan en este estado, Dios los rechazará. Se están incapacitando para ser miembros de su familia.6TPI 426.1

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